‘No puede ser posible, seguramente he escuchado mal.’ Me digo mentalmente.
Mi deseo por tener una familia en un futuro, parece que ha hecho que tenga alucinaciones auditivas y es por ello, que escuché algo que seguramente no ha mencionado, porque no es lógico que esté embarazada.— Sí, señora Barack. Tiene siete semanas de gestación, ¿no tenía conocimiento al respecto? — pregunta el doctor y yo niego.— ¿Cómo puede ser posible?— Axael, ¿has estado tomando la medicación para no embarazarte?— Sí, lo hice, solo vomité las de hace dos días cuando el vómito se hizo frecuente en mí, pero…— Ya estaba embarazada. — dice el señor Barack.Ni siquiera sé que decirle a Maximiliano, él está tan aturdido como yo, por lo que, agradezco mentalmente que su pMis palabras también le impactaron a él, después de todo, llamarlo por su apellido es retroceder mucho en nuestra relación donde incluso ya lo llamaba usando un diminutivo y peleaba por él.Pero todo avance ha quedado en el olvido gracias a su reacción, una que no me agrada pero acepto de la mejor manera posible para seguir con mi camino.— No me llames así, Axael, soy tu esposo.— Entonces actúa como tal, como el hombre que está recibiendo terapia para lidiar con su mente y no como el asesino que es jefe de la mafia.— Te casaste conmigo, así que, tendrás esas dos versiones de mí.— Entonces, no muestres tu segunda versión, porque ahora no puedo lidiar con tu salvajismo. — digo con dolor.Sin deseos de quedarme más tiempo, entro al baño con la máquina que muestra mis latidos y me quedo en la ducha mojándom
Duele todo en mí, me causa tanto dolor tener cuatro de mis deseos más grandes y tener que renunciar a todo ello porque a falta de buenas noticias, Maximiliano decidió actuar así. Pero, no puedo hacer algo para cambiarlo, solo lidiar lo mejor que pueda ante las malas noticias que no dejan de presentarse.— Señorita…— No, por favor. — pido mientras corro hacia las escaleras, deseando que nadie me persiga.Con mi mente en blanco, bajo cada escalón sintiéndome patética por creer que las cosas podrían funcionar cuando mi conteo regresivo parece acelerarse. Es por eso, que lloro como una tonta. Una que no tiene un hombro en el cual llorar ni un respaldo familiar que pueda protegerme de cualquier tontería que decida Maximiliano.— ¡Axael, espera un momento! — grita alguien desde arriba, pero yo no me intereso por mirar quien me llama.— Esta en el
Maximiliano no me deja sola y eso no es lo mejor para ninguno de los dos cuando parecemos dos erizos esperando el momento perfecto para herir con nuestras púas a cualquier que intente tocarnos.— ¿Seguiremos así a partir de ahora?— Quiero ir con mi hermana, llévame con mi hermana. — pido y Maximiliano suspira profundo.— Si es eso lo que deseas, está bien, pero, háblame, dime…— Organiza tu vida, Maximiliano. retoma tus asuntos en el trabajo y sigue en lo tuyo que yo seguiré en lo mío.— ¿Podrías decirme que es lo tuyo?— Sufrir hasta que la muerte venga por mí.Maximiliano sonríe carente de gracia y yo solo niego ante cualquier drama que él pueda darme en estos momentos.— Sé que no quieres hablarme con…— No, Maximiliano, no quiero esto.— Lo siento, pero debemo
Habíamos tocado fondo, sin duda alguna eso habíamos hecho, porque él al confesar que nos amamos, dejamos claro que él no piensa irse y yo no deseo que se marche. Tantas palabras hirientes o silencios incómodos para llegar a esto.— Somos unos idiotas en esto, ¿no es así? — pregunto y Maximiliano sonríe sinceramente por primera vez desde que estoy aquí.— Es verdad, somos unos tontos que se aman.— Maximiliano…— No quiero perderte. — dice Maximiliano con dolor.— Cuando te casaste conmigo sabías que eso sucedería.— Lo sé, pero, no pensé que dolerías tanto. — dice Maximiliano con dolor.Suspiro profundo y con cuidado, me siento en el suelo frente a él, pero, Maximiliano de inmediato me carga para colocarme sobre sus piernas y así enterrar su cabeza en mi pecho, donde llora desco
Es duro lo que estamos viviendo y lo que más me molesta es que esto apenas el comienzo. Yo no puedo evitarle este dolor si no es marchándome y siendo honesta, si no pude irme cuando su padre me lo pidió, tampoco podré hacerlo ahora que estoy esperando a su hijo.Por eso, lo único que me queda por hacer, es intentar comprenderlo y lidiar con él cada golpe de salud que recibo implorando que eso no le deje marcas grandes en su mente y corazón.— No rechaces a nuestro hijo, por favor. Desear su muerte es como desear la mía.— Por favor, no me digas eso.— Tú y yo… nos amamos, Maxi. Sin saber cuándo o como, logramos tener un sentimiento tan grande como es el amor y quiero que este bebé sienta ese amor ahora y no cuando este adulto y roto por los golpes que la vida nos da.Maximiliano suspira profundo, pero, no me da la respuesta que deseo escuchar, por eso, me ap
Debo reconocer que no me esperaba este tipo de conexión con algún doctor de aquí, pero, de cierto modo me alegra que ella no haya sido una de las mujeres asesinadas por Maximiliano cuando no le daban esperanzas de vida para mí.‘Si hubiese sido una de ellas estaríamos en terribles problemas.’ Me digo mentalmente.— ¡¿Cómo sabes que…?!— Deja a mi paciente fuera de esto. — dice Rachel.— No digas tonterías, Rachel, Maximiliano es hombre, no puede ser tu paciente. — dice el hombre y yo temo por la vida de mi bebé.De inmediato, aprieto el brazo de Maximiliano porque lo que menos deseo es que sus enemigos tengan conocimiento de mi embarazo, no quiero que por medio de mi bebé le hagan daño a Maximiliano y a mí.— Es uno de los pacientes del hospital, así que, claramente es paciente mío.— N
Maximiliano, parece notar mi miedo, porque toma mi mano y me sonríe genuinamente aunque en su mirada puedo ver que tiene tanto temor como yo por lo que vamos a ver ahora.— Parece que están asustados, es normal, es el primer bebé de ambos. — dice la doctora acercando un aparato largo a mi vientre.— Eso no le hace daño al cuerpo de mi esposa, ¿verdad?— No, no le hará daño, tranquilo. — dice la doctora sonriente.Apenas ha colocado ese aparato en mi vientre que esparce el gel, cuando el pequeño se muestra causando que mi corazón lata con mucha fuerza.— Tranquila, futura madre, debes calmar tu corazón o podríamos tener una emergencia. — dice la doctora.Aturdida, miro la máquina que me sigue cuando me muevo sin que haya un cable unido a esta. Es entonces cuando me doy cuenta que mis latidos están demasiado elevados.&
Las detonaciones continúan y por eso, Maximiliano se aleja de mí y quita los aparatos que con cables o de forma remota registran mis latidos del corazón, para después cargarme en sus brazos.— ¡¿Qué estás haciendo?!— No puedo quedarme aquí contigo, este lugar ya no es seguro, así que, lo mejor es que nos marchemos. — dice Maximiliano de inmediato.— Espera un momento, no sabemos si nos van a atacar.— Usaremos las escaleras, ya mi padre debe saber lo que sucede y seguramente ha enviado ayuda para nosotros. — dice Maximiliano entrando a las escaleras.Confundida, porque sube y no baja que es donde deberían estar los autos, miro hacia él quien está concentrado en su camino.— Me llamas pajarita, pero no sé cómo volar. — le recuerdo.— Tranquila, mi padre debe tener un plan, él es experto