Mateo agarró la mano de Nathalie con tanta fuerza, estaba asustado, tenía los ojitos aguados, y se encontraba así porque pensó que Andrew la estaba lastimando.
—no me dejarás igual y como lo ha hecho ella — le preguntó Mateo con tristeza y eso a Nathalie la hizo sentir mal tanto que se puso a su altura y le dijo — no lo haré siempre que pueda iré a visitarte— escuchar esa respuesta a Mateo no le agradó, frunció el ceño y se apartó bruscamente de su lado mostrando su disgusto.
—no me quieres justo como lo hizo ella —le gritó furioso.
—Claro que te quiero mucho tanto que mi amor por ti llega al cielo —intentó ella convencerlo, pero Mateo seguía enfadado, actitud que a Andrew le agradó mucho, ya que su hijo le estaba ahorrando la molestia de tener que convencer a Nathalie para que vuelva a la casa.
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—papá, me puedes prometer que cuando Nathalie venga a vivir con nosotros la trataremos bien— le preguntó Mateo a su padre mientras él lo arropaba para dormir.Respiró profundo para controlar la molestia que siente al saber que su hijo desea proteger a Nathalie, una desconocida que apenas lleva días de haberla visto y peor aún que le haya tomado tanto cariño como para pedirle que sea su madre.—Está bien, pero debes comprender que ella no es tu madre—le aclaró él tratando de que su hijo al igual que él sepa que Nathalie no será más que alguien pasajero en sus vidas.Mateo cerró los ojos ignorando las palabras de su padre— buenas noches, papá — le dijo sin abrir los ojos —ya te puedes ir estoy dormido —volvió a decirle y Andrew sonrió dándose cuenta de que su pequeño e
Nathalie estaba entrando en un ataque de pánico por la cercanía de Andrew, empezó a faltarle el aire o era producto de su imaginación, ese hombre siempre causaba unos efectos raros en ella.—volverás o no a la casa —le preguntó acariciando los labios de ella con los suyos a propósito, deleitándose con la manera en la que a Nathalie le cuesta respirar.¡Ya te tengo fiera salvaje! Pensó orgulloso de sí mismo por haber doblegado a Nathalie, pero eso era lo que él pensaba, también creyó que fue bueno poner distancia, ya que Nathalie vino a él por sí sola y de qué manera diciendo a boca llena que es su esposa, aunque le molesta hoy lo dejará pasar por alto.—y co
Esa mañana Mateo fue a despertar a su padre, se asombró tanto que abrió su boca en forma de O luego empezó a reírse y para no hacer ningún sonido con una mano cubrió sus labios, cuando vio a Nathalie con la cabeza sobre el pecho de Andrew. Se acercó silenciosamente y trató de acostarse junto a ellos, pero Nathalie despertó tras sentirlo a su lado y se puso nerviosa antes de alejarse de Andrew.—hola, pequeño travieso —con un tono de voz muy bajo saludó al niño con mucho cariño. Y es que si había algo bueno de estar en esa casa es únicamente Mateo.—cumpliste — le expresó él y el brillo en sus ojos es único y adorable.An
Al entrar en la habitación notó que Andrew no se encontraba dentro. Eso le alegró, está cansada y triste; lo que menos quiere es tener que lidiar con él y sus arranques de celos sin sentidos o de seducción. Con cualquiera de las dos Andrew de todas las maneras posibles es malo para ella.Con libertad entró a darse una ducha tras terminar se puso un pijama que cubre más su cuerpo que aquel que se puso la noche anterior y aunque sabe que lo hizo sufrir, hoy no tiene el ánimo para joderle la vida a su querido esposo.Antes de dormirse, agarró su móvil y lo bloqueó poniéndole una contraseña más segura para que Andrew no pueda tener acceso a sus mensajes.Media hora después Andrew
Nathalie llegó por su lado a la casa tratando de ignorar a Andrew que luchó con ella para que fueran juntos.Bastante cansada y con mucho sueño tomó una ducha rápida aprovechando que Andrew no había llegado y se metió a la cama acomodándose en la orilla.Minutos después él también hizo lo mismo, ya que se encontraba un poco más sobrio.Varias horas más tarde él fue el primero en despertar recordando todo lo que dijo e hizo estando bajo los efectos del alcohol.—demonios que estupideces he dicho— comentó mientras se mira en el espejo del baño y aunque ahora siente que todo lo que dijo fue producto de su ebriedad, igual lo sintió tan cierto en el momento que lo confesó.—vamos céntrate Andrew, solo obtendr&aacu
Nathalie miró al techo, movió los hombros en círculos para aliviar la tensión que se va acumulando. No le sirve de nada; está demasiado nerviosa. Se levantó, fue hasta el espejo, se miró. La procesión la lleva por dentro aunque por fuera parezca descansada y está radiante; su maquillaje es ligero y natural.—Andrea sus estilistas han hecho un trabajo increíble— le dijo emocionada observando que su pelo nunca había estado tan brillante, y los rizos largos marcados flotan libremente, apenas sujetos a un lado de la cabeza por una peineta de oro puro que Andrea ordenó ponerle y que para Nathalie es un adorno simple. Ya que a Andrew siempre le ha encantado que las mujeres lleven el pelo suelto.También le encanta que vistan de encaje. Conociendo todos los gustos de su hijo eso es un punto a su favor.
— ya verás como tu esposa será la mujer más deseaba en esa fiesta— le dijo Liliana a Andrew seguido lo vio bajar a la sala.— ja— sonrió secamente dejando escapar bufidos de molestia e irritación.Su madre lo miró con enfado, molesta por la actitud arrogante de su hijo y sin dejar de mostrarle su irritación le dijo— espero que el día en que reconozca tu error no sea demasiado tarde. Te veré lamerte las heridas y estaré aquí para decirte te lo advertí— Su madre sabe que está siendo muy radical, pero siente que Andrew perderá a una excelente mujer por culpa de sus prejuicios y creencias obsoletas.En el transcurso del camino Andrew y Nathalie se mantuvieron en pl
Andrew tomó a Nathalie de la mano guiándole a la habitación como si ella fuera una niña pequeña. Estando allí se olvidó de cerrar la puerta, pasando una mano por detrás de su nuca abordando sus labios sin una pizca de delicadeza dejando salir a flote ese deseo violento y oscuro que lo consume. Mauricio los estaba observando desde que entraron a la casa y al dejar la puerta abierta aprovecho para seguir deleitándose, ya que no podía poseerla al menos, la vera gemir para su primo. —Qué demonios crees que haces—le amonesta Andrea en voz baja tras encontrarlo parado en la puesta. — tía solo iba de paso y pues he notado el descuido de mi primo— le respondió usando el mismo tono bajo que usó Andrea antes de cerrar el mismo con sus propias manos la puerta. — así y yo me chupo el dedo ¿verdad? — tras decirle eso agarro a Mauricio por la oreja sacándolo de allí. —tía para, que me lastimas— le pedía tocando su mano, pudiendo zafarse, pero