CAPÍTULO 192: EN RIESGOEl camino hacia el hospital en la ambulancia se siente como una eternidad. El monitor que mantenía los signos vitales de Ricardo es como ver un programa de tortura especialmente diseñado para verme sufrir.Cuando llegamos al hospital todo se vuelve un caos. Los médicos se llevan a los dos hombres y a penas y nos preguntan cosas breves y puntuales. Se meten en la zona restringida para pacientes y visitantes y no volvemos a saber nada más.*No sé cuántas veces he mirado la hora en mi teléfono. El hospital es frío, silencioso y tiene ese olor a desinfectante que me pone los nervios de punta. Miro a mi alrededor y veo a Jake dormido en los brazos de Becca, mientras Lucía se mantiene en silencio a mi lado, con una mano en mi hombro. Mis amigos están aquí, pero no puedo prestarles atención del todo,Ricardo está adentro, luchando por su vida, y yo me siento impotente.—¿Ya le avisaron a Valverde? —pregunto por enésima vez, sintiendo que mi voz suena distante, como s
CAPÍTULO 193: RECONSTRUYENDO LAS PIEZASHa pasado una semana eterna desde la tragedia más horrible de mi vida. Y eso es decir mucho. He pasado por tantas cosas, tantas situaciones desgarradoras que creía que ya nada podría superar lo que ya había vivido. Pero esto… esto es diferente, esto es lo peor.La angustia es constante; me consume. Cada día que pasa sin saber si Ricardo se va a recuperar, si volverá a ser el hombre fuerte y valiente que conozco, es un tormento. Las noches son interminables, y el insomnio se ha convertido en mi compañero. No puedo dejar de imaginar qué pasaría si nunca vuelve a despertar, si su sonrisa y su voz se desvanecen para siempre.Pero en medio de estos momentos tan dolorosos Jake es mi luz. Tenerlo de nuevo conmigo me da algo de paz, un gran alivio. A veces, cuando me acuesto a su lado, escucho su respiración suave y regular, y me recuerdo que, al menos, él está bien. Edward no lo lastimó. Mi pequeño no tiene ni idea del horror que hemos vivido. En su ino
CAPÍTULO 194: BIENVENIDA—¡Pásame la cinta! —me grita Becca.Le alcanzo el rollo de cinta adhesiva mientras no tengo más opción que esperar aquí abajo. Apenas tengo ocho semanas de embarazo, pero ya no quieren dejarme hacer nada, como si fuera una frágil figura de porcelana.—Aquí tienes —le digo.—Gracias.Ella hace un quejido para intentar alcanzar el techo, pero al final logra pegar el cartel en lo más alto. Se sacude las manos y desciende por la escalera con cuidado. Luego retrocede para admirar su obra: un hermoso y enorme cartel de bienvenida para Ricardo.Ahora mismo Cristhian debe estar viniendo con él en el auto. Ya pasó otra semana desde que despertó en el hospital y le estamos preparando esta sorpresa de bienvenida en el rancho. Todos están aquí, incluso Carlos, quien aun lleva un vendaje y un cabestrillo sosteniendo su brazo. Nunca me voy a cansar de agradecer lo que hizo por él, de cómo lo ayudó a pesar del rencor del pasado y todas las cosas que habían acabado mal entre
CAPÍTULO 195: LA ÚLTIMA VEZ QUE TE VEO—¿Qué pasó, Isabella? ¿Quién era? —pregunta Ricardo con una voz tensa y llena de preocupación.Cierro los ojos por un segundo, tratando de calmar mi mente antes de responder.—Edward —digo sin mirarlo directamente—. Se atrevió a pedirme que vaya a verlo.El nombre se escucha y es como si todo el aire cambiase de pronto. Veo cómo Ricardo aprieta los puños, sus músculos se tensan de pura rabia. Sé exactamente cómo se siente. Esa furia que hierve dentro de él, pero que trata de mantener bajo control, igual que yo.Antes de que pueda continuar, Becca, Lucía y Cristhian se acercan. La curiosidad se refleja en sus rostros.—¿Qué pasó? Esa llamada te alteró —comenta Becca, mirándome con ojos atentos.—Edward la llamó —responde Ricardo antes que yo—. Pero no le demos importancia. No podemos permitir que nos sigan atormentando.Asiento, aunque dentro de mí el malestar crece. Aún escucho la voz de Edward en mi cabeza como un eco que se niega a desaparecer.
CAPÍTULO 196: UNA PROMESA PARA SIEMPRERicardoPensé que este día nunca llegaría, pero finalmente aquí estamos. Es 20 de octubre. El día en que haré oficialmente a Isabella mi esposa, mi mujer, mi compañera para toda la vida.Debo reconocer que estoy un poco nervioso. No es la primera vez que me caso, ni siquiera es la primera vez que me caso con ella, pero esta vez es diferente. No hay venganzas ni contratos de por medio. No hay distancia entre nosotros y esta vez lo hago porque estoy completa e irrevocablemente enamorado de ella.Tocan a mi puerta, lo que me hace poner en alerta.—Ricardo, ¿ya estás listo? —pregunta con una sonrisa relajada en el rostro.—Sí, eso creo —respondo con un suspiro. Me doy cuenta de que, a pesar de todo lo que hemos pasado, los nervios siguen ahí. Ni siquiera cuando enfrenté a los matones de Débora me sentí tan nervioso como ahora. Esto es diferente, esto es para siempre.Cristhian se acerca a mí con una sonrisa burlona y señala mi corbata.—Déjame acomod
CAPÍTULO 197: EL INICIO DE TODA LA VIDA JUNTOSTres meses después…El sol está alto en el cielo, bañando el jardín con una cálida luz dorada. Hoy es un día especial, uno que marcará un nuevo capítulo en nuestras vidas. Han pasado tres meses desde que me casé con Ricardo, y ahora, con cinco meses de embarazo, estamos por revelar el sexo de nuestro bebé. Becca, mi mejor amiga y la madrina de este pequeño ser que crece dentro de mí ha organizado toda esta fiesta con su característico entusiasmo. Ella siempre ha sido la chispa en mi vida, y hoy no es la excepción.Estoy junto a Becca, colocando los últimos regalos en una enorme caja decorada con cintas y flores mientras ella sigue hablando emocionada sobre lo bien que va su vida. La miro con cariño, admirando lo fuerte que ha sido, cómo ha luchado por su felicidad y la de su hijo.—No puedo creer que por fin lo hayas logrado —le digo mientras acomodo un peluche dentro de la caja—. Toda la custodia de Josh, y además, estás mejor que nunca c
Bueno mis amores, como lo prometí, les traigo los capítulos extra. Espero que los disfruten y puedan leerlos hasta el final.
Seis Meses después…Es Navidad. El aire frío del exterior del rancho se cuela por las ventanas mientras el aroma a pino del enorme árbol de Navidad llena la sala. Es 25 de diciembre, y la casa está envuelta en una calma mágica que solo se siente en esta época del año. Ricardo está sentado a mi lado en el sofá, con Irina, nuestra pequeña, acurrucada en sus brazos. Hoy ella cumple seis meses, una hermosa coincidencia con la Navidad. Su boquita pequeña emite algunos sonidos adorables mientras juguetea con una de sus nuevas mantas de colores, completamente ajena al ajetreo de la mañana navideña.Jake, nuestro hijo mayor, está lleno de emoción. Con seis añitos, este es su momento favorito del año. Sus ojitos brillan con la luz del árbol mientras abre cajas de regalo, sacando juguetes, ropa y libros, todo con la energía que solo un niño puede tener en Navidad.—¡Mira mamá, una pista de carros! —grita levantando una caja más grande que él.Ricardo y yo intercambiamos una mirada divertida mie