Todo estaba marchando de forma tranquila y de acuerdo a los planes, aunque ni Alina ni Guillermo se miraban confiados, ya que sabían la situacion real de la familia y así como habían aliados… aun había muchos enemigos que no dudarían en aprovechar la oportunidad para desaparecerlos.

Pero eso no les privaba de vivir sus días como un matrimonio algo normal, ya que a veces Alina buscaba saltarse un poco de sus deberes como líder para unirse al juego con sus niños.

Ese día estaban dando un paseo agradable por el jardín para ver cómo estaba quedando, porque ahora tenían caminos de cemento para que Daniel pudiera correr sin temor a que las rueditas de su andadera se atoraran con la tierra o el césped.

- Wa en verdad que ha valido la inversión, este lugar se ve hermoso – dijo Alina admirando el jardín, el cual aún no estaba terminado, pero ya se notaba con más vida.

- Gaoo gaoo.

- ¿Que vistes rayitas? – preguntó Guillermo al ver que el tigre se paraba en dos patas apoyándose en el tronco de