Trataba de ignorarlo, pero podía sentir la mirada fija de su padre y su esposa, a pesar de que estaban a unos metros de distancia, sentía como si la habitación fuese diminuta.Intentaba entretenerse mientras escuchaba la pequeña charla y oración del sacerdote, pero le era imposible.La habitación parecía más silenciosa que nunca, y las miradas de su padre la hacían sentir como si estuviera bajo un microscopio.Y ahora también sentía otra mirada fría y penetrante en su dirección. Cuando levantó la vista, vio a la esposa de su padre, quien la mira con una expresión de desprecio. Quien al parecer había notado la presencia de la joven desde el principio y no había intentado ocultar su molestia.Trató de mantener la compostura, pero su corazón latía con fuerza y sus manos sudaban en el regazo. Esperaba que el funeral terminara pronto para poder regresar a casa.Pero sabía que era imposible, pues aun faltaba mucho protocolo.El sacerdote continuó con su oración, hablando sobre la vida del
Una vez en el podio, se aclaró la garganta nerviosamente. La habitación estaba en silencio, esperando a que comenzara a hablar. Tomó una profunda bocanada de aire, pero cuando intentó empezar a hablar, las palabras parecían atoradas en su garganta.Tomó el micrófono con ambas manos, tratando de aparentar seguridad.Comenzó a hablar, pero de repente se escuchó un sonido de acople muy molesto que hizo que la audiencia se sobresaltara.Mylene se sintió aún más nerviosa.Escuchó una pequeña risa proveniente de su padre y su esposa en la primera fila, lo que la hizo sentir aún más insegura. Mientras tanto, la audiencia parecía impaciente y algunos se removían en sus asientos, lo que solo aumentaba la presión y el nerviosismo de Mylene.Fijó la mirada en Leo, el cual con la mirada la instó a seguir. Sabía que estaba allí para apoyarla. Trató de enfocar la mirada en algún punto entre la multitud, pero le costó trabajo enfocarse en algo mientras su mente estaba llena de inseguridades y dudas.
Mylene siguió a la mujer, tratando de no perderla de vista mientras avanzaban por la casa. La rubia caminaba con una actitud un poco apresurada, como si estuviera molesta o impaciente por algo.Estaba empezando a sentirse un poco incómoda con la situación, pero no quería parecer descortés.Pronto, se dieron cuenta de que estaban alejándose cada vez más del jardín donde se llevaba a cabo el funeral. Mylene se preocupó un poco por esto, ya que no estaba segura de a dónde se dirigían.Además, los pasillos por los que pasaban eran oscuros y estaban decorados con cuadros antiguos y muebles antiguos. A ella le parecía como si estuvieran en un laberinto, y cada vez le costaba más reconocer el camino de regreso.Finalmente, la mujer detuvo su marcha en una habitación que parecía una biblioteca. Había estantes llenos de libros de todo tipo y una gran mesa de madera en el centro. La mujer se sentó en una de las sillas.Sin una pizca de sonrisa en su rostro, mientras Mylene se quedaba de pie, in
Mylene seguía sentada en el sofá, tratando de asimilar todo lo que la esposa de su padre le había dicho.Sus palabras la habían dejado confundida y preocupada, preguntándose si había estado equivocada todo este tiempo al pensar que el amor y la felicidad eran lo más importante en la vida.Recordó su infancia en el campo, cuando pasaba sus días jugando en la naturaleza y ayudando a su madre en la granja.Siempre había sido feliz con las cosas simples de la vida, pero ahora, en su nueva vida en la ciudad, se estaba sintiendo abrumada por todas las expectativas y presiones.Miró alrededor de la sala, llena de lujosas decoraciones y muebles elegantes. La vida que ahora llevaba era completamente diferente a lo que estaba acostumbrada, pero no estaba segura de que esto fuera lo que realmente quería.Aunque había aprendido a apreciar la belleza y la comodidad de su nueva vida, seguía anhelando la sencillez y la tranquilidad del campo.Decidió que no le diría a Leo sobre la conversación con l
Mylene y Leo se dirigieron hacia la entrada del edificio, con las multitudes de personas apresurándose detrás de ellos.Era difícil moverse a través de la multitud, y Mylene se aferró a la mano de Leo con fuerza, temiendo perderse. Pero Leo no parecía preocupado, y le dio una pequeña sonrisa tranquilizadora.Finalmente llegaron a la entrada, donde una pequeña multitud de personas se había reunido para presenciar la ceremonia de inauguración de la placa conmemorativa en honor al abuelo de Mylene.Leo la guio a través de la multitud, asegurándose de que no se quedara atrás, y finalmente llegaron a la primera fila.El rubio la abrazó suavemente, mientras la placa era revelada, y Mylene se sintió reconfortada por su presencia. Había sido un gran apoyo para ella durante todo el proceso, y ahora estaba ahí con ella para honrar a su abuelo.Observó con orgullo el escrito, que estaba adornada con el nombre y la fotografía de su abuelo. Se acercó para mirar un poco mejor aquella imagen, logran
Mylene abrió los ojos con sorpresa y miró de nuevo al hombre con detenimiento, notando ahora ciertas similitudes entre su apariencia y la de Leo.Su cabello rubio y la forma de su rostro, eran características que compartían, pero nunca había pensado en la posibilidad de que fueran familiares.-¿Usted es su padre? -preguntó Mylene, todavía sin poder creerlo del todo.Alonzo asintió con una sonrisa y se presentó formalmente ante ella. Mylene no podía evitar sentir una sensación extraña en su pecho, como si estuviera en medio de una película de drama familiar.-Mucho gusto, Mylene. -dijo Alonzo, con una sonrisa amable.Mylene se sintió un poco avergonzada por la situación y no sabía muy bien cómo responder. Por un lado, estaba feliz de haber conocido al padre de su novio, pero por otro, se sentía un poco intimidada ante la presencia de alguien tan importante en la vida de Leo.-Mucho gusto, Alonzo. Es un placer conocerlo. -respondió Mylene, tratando de mantener la compostura.-Puedes lla
La tensión entre ella y su padre se hacía cada vez más evidente, y las palabras duras que le había dirigido hacían que se sintiera aún peor.Mylene intentó mantener la compostura y seguir comiendo, pero la comida no tenía sabor y sentía un nudo en el estómago que no desaparecía.Nadie parecía darse cuenta de lo que estaba sucediendo en esa mesa. Los invitados a su alrededor estaban tan ocupados en sus conversaciones que no se daban cuenta de la incomodidad que se respiraba.Solo cuando algún ejecutivo importante se acercaba a la mesa principal, su padre suavizaba su mirada y hasta hablaba un poco con ella. Pero tan pronto como la persona se alejaba, su padre dejaba de prestarle atención y hacía como si no existiera.Se sentía utilizada, como si su padre solo la usara como un accesorio para impresionar a los invitados importantes. Era como si no fuera una persona real con sentimientos y pensamientos, sino más bien una herramienta para aumentar su estatus.La esposa de su padre ni siqui
Mylene se quedo de piedra al oír las palabras de la rubia, sintió como su boca se secaba y como su estomago se revolvía levemente.Trató de disimular su incomodidad y siguió abrazando a Irene, aunque no podía evitar sentirse un poco tensa. Se preguntó si Leo había escuchado lo que había dicho Irene y si también se sentiría incómodo al respecto.En ese momento, Irene se separó del abrazo y corrió hacia los brazos de su madre, quien estaba parada a pocos metros de distancia.Todavía en shock por la situación. Leo, que estaba parado cerca de ella, notó su expresión.-¿Estás bien, Mylene? -preguntó el rubio, con preocupación.-Sí, sí estoy bien. -respondió Mylene, con una voz débil.Pero Leo sabía que no era cierto. Él conocía a Mylene lo suficientemente bien como para saber que algo le estaba molestando. Se acercó un poco más a ella y le puso una mano en el hombro.Mylene no podía evitar pensar en la rubia y en lo que había dicho sobre Leo. Finalmente, decidió preguntarle directamente.-