Todos veían que al abuelo le había caído muy bien la esposa de Vincenzo, él que era un hombre muy poco impresionable, se veía encantado con Kaia y no habían dejado de hablar durante la comida.— Abuelo, me da tanto gusto que estés aquí.— Eres una niña muy hermosa, y no me refiero solo al aspecto físico, agradezco que estés al lado de mi nieto. No le temas por su carácter tan frío y desconfiado, él no era así. Era un chico muy sociable y hablaba con todo el mundo, y ese accidente lo dejó marcado para siempre.Las palabras del abuelo despertaron la curiosidad de Kaia, ahora quería saber qué había pasado en la vida de su esposo. Quería saber lo de ese accidente. Pero no quería parecer muy curiosa al preguntarle directamente al abuelo. Esperaba que algún día Vincenzo se lo contara.— Me imagino que sí, abuelo. Hay sucesos en nuestras vidas que lo dejan marcado, pero no nos deben atormentar para siempre, tenemos que saber dejarlos a un lado.— Creo que no te ha contado lo que le sucedió.
Después de haber terminado la comida, las emociones ya habían bajado un poco, por lo que los hombres se fueron a tomar una copa al despacho y las mujeres se quedaron en la sala a tomar una taza de té.Aitana no veía la hora en poderse ir a hacer esa llamada, le urgía, aunque ya no sintiera la misma emoción por la venganza, los tenía que informar. Le picaban las ansias, de tomar su teléfono y llamarlos. — Entonces es preferible que sigas tomando los suplementos, no los puedes dejar.Kaia se había sentido un poco mal con los suplementos que al comienzo le hacían mucho bien, la doctora se los tuvo que suspender y mandar a preparar otra fórmula.— No, mamá, es que mi estómago ya no los tolera, la doctora me los ha cambiado.— Recuerdo cuando a Aitana se los suspendieron también, pero mi suegro le trajo algo que él mismo preparó.— Así es suegra, mi estómago no los soportaba y el abuelo, fue el que buscó una fórmula y fue lo que me ayudó.Después de un rato de estar conversando y de ella
La llamada que Vincenzo había recibido de Alonzo, le estaba dando vueltas en la cabeza, su prima Dasha estaba tratando de confabular con Raissa, para que él cayera en una trampa. Esas mujeres no sabían con quién se estaban metiendo y a él no le importaba si era su prima, le iba a dar una lesión al igual que a Raissa.— Me imagino que piensan quedarse hoy en la mansión, todavía tenemos que servir la cena.Se habían divertido tanto, que las horas pasaron sin que se dieran cuenta, ya los padres de Kaia se retiraron de la mansión, pues tenían otro compromiso.— Desde luego que sí, madre, nos quedaremos a cenar y a dormir aquí también.Vincenzo había visto lo bien que se llevaba su esposa con el abuelo, y por lo menos tendrían un día o dos más para que conversaran un poco más. Le había hecho la propuesta para que se quedaran ese fin de semana en la mansión y ella aceptó muy gustosa.Pasaron el fin de semana en familia, y luego el lunes muy temprano en la mañana el mayordomo pasó por el abu
Ya todos se habían enterado de las buenas noticias, los dos primos estaban siendo felicitados porque muy pronto iban a ser padres. Hasta en las noticias había salido que se iban a sumar dos integrantes más a la familia Leonardi. Por esta vez parecía que Hermes estaba de acuerdo con algo, porque también le estaban dando protagonismo.— Hermano, es como si te hubieras ganado la lotería, te noto muy feliz.— Y lo estoy, por fin me están tomando en cuenta como es debido. El abuelo organizó lo de las revistas, pero lo que en realidad quiero es que me ayude a estar en un mejor puesto, no sé, a que sea vicepresidente del conglomerado.— Pero nunca ha habido un vicepresidente, en el conglomerado, Hermes, vas a meter al abuelo en dificultades.— Pues ya es tiempo de que alguien esté en ese lugar y yo me lo merezco. Deseo estar en los más grandes proyectos, ya no solo en la parte de lo que me ha tocado siempre.Dasha no quiso discutir con su hermano, el conglomerado siempre había sido manejado
Vincenzo la llevó a dar un recorrido por los demás lugares de la mansión, ya que había hecho algunos cambios y esperaba que a ella le gustaran, y no se había equivocado, estaba fascinada con una gran habitación que había convertido en una sala de cine.Luego la llevó a las otras tres habitaciones que iban a ser para los invitados, cada una era más bonita que la otra y por supuesto que Kaia ya estaba deseando poder habitar su casa. Bajaron y llegaron a la cocina, que ya estaba provista de todos los artículos necesarios.— ¿Nos podemos quedar el día de hoy?— Por supuesto, yo no me puedo quedar con las ganas de volver a estar contigo en nuestra cama nupcial.— Estaba pensando lo mismo, tenemos días que no hacemos el amor.Él se había contenido por muchos días, estaba temeroso de dañar a su esposa y a su bebé, aunque ella le aseguraba que no iba a haber ningún problema.— Quiero pasar el resto de nuestras vidas aquí haciendo momentos felices para nosotros y nuestros hijos.Él la miraba c
Pasaron un espectacular fin de semana en su nueva casa, habían estrenado la sala de cine, la cocina, la parte de la alberca privada y por supuesto la cama de su habitación. Se estaban volviendo adictos el uno al otro. Era como si estuvieran en una luna de miel eterna, parecía que no tenían suficiente.— Creo que si nos hubiéramos ido de luna de miel, a alguna parte, no se hubiera parecido en nada a esto.Kaia estaba consciente que ellos no habían comenzado su relación con el pie derecho, no se soportaban desde el primer momento que se vieron en el altar. Pero ahora eran inseparables, ella no podía vivir sin su esposo.— Coincido contigo, ni siquiera hubiéramos dormido en la misma cama, hubiera sido un desperdicio, ahora si deberíamos irnos de luna de miel.Ahora que ella pasara sin ningún otro inconveniente el primer trimestre del embarazo, deberían darse un tiempo para aprovechar e irse de luna de miel, nada se los podía impedir. Las empresas que formaban parte del conglomerado estab
Quien iba a pensar que una mujer tan callada tuviera una mente tan diabólica. Llegando a su casa, Chantal, se deshizo del contenido del envase que le había dado el abuelo. Lavó muy bien el recipiente, lo puso a desinfectar y vació el contenido del suplemento que le habían recetado en la clínica donde llevaba su embarazo.Sin embargo, tal como ella lo veía, nadie se iba a dar cuenta de nada, pero cada suplemento tenía sus ingredientes específicos, no eran para nada iguales los de la clínica que los que había preparado el abuelo. Esa era la gran diferencia y los que se llevaría Vincenzo para Kaia eran la prueba.— Veo que estás tomando el suplemento que te dio el abuelo, espero que te estén sentando bien.Hermes miraba todos los días a su esposa y la veía cada vez más sana. Ya no se levantaba todas las mañanas corriendo al cuarto de baño. Esperaba que fuera a causa de esos suplementos que le había dado el abuelo Alessandro.— Así es, mi amor, si te das cuenta ya no tengo muchos malestar
Los días iban pasando y Kaia empezó a tomar el suplemento que le había llevado Vincenzo, ella desde que estaba embarazada probaba primero un poco de lo que tomaba, no era más que una manía que había desarrollado, su instinto siempre era el de proteger al bebé.— ¿No te gustó el sabor del suplemento? No tienes que tomar una decisión ahora mismo si no te gusta.A Kaia le había parecido un sabor agradable, no era su favorito, pero se lo podía tomar. Aunque haya hecho un gesto desagradable, era mucho mejor el sabor que el anterior. Se podría decir que era pasable, que su paladar lo podía tolerar sin dificultad.— Está bien, solo que voy a empezar a tomarlo de a poco, por lo menos que me dure la mayor parte del día.Se quería adaptar a las nuevas sustancias que contenía el preparado, le gustaría que tuviera un sabor a alguna de las frutas que se le pudiera añadir, así pensaría que se estaba tomando un jugo o una malteada. — Si no te gusta o sientes que te hace daño, no es una obligación q