Cuando salieron del cuarto de baño, Kaia traía otro aspecto, sus ojos estaban brillantes y se venía tocando el estómago. Aunque ya había sacado todo lo que tenía en el estómago, sentía todavía una opresión.— Eso es muy natural, tendrás días en los que no quieras comer nada y otros en los que te vas a querer comer el mundo. Pero las náuseas a lo mejor no desaparecen del todo.— En estos momentos no deseo comer nada, solo me quiero acostar.— Claro que sí, mi amor, tu habitación está tal cual como la dejaste.— Gracias mamá. Tengo muchas cosas que preguntarte, por eso hemos venido también hoy.— Dime que es lo que se te antoja comer, pediré que te lo traigan.Kaia le dijo a Vincenzo lo que en esos momentos pensaba que le podía caer bien y así fue, retomaron la comida, alejando por completo lo que le había causado ese feo malestar.— ¿Mamá, es muy doloroso dar a luz?— Hija, cada mujer tiene síntomas, malestares y hasta un parto diferente, no te voy a mentir, cuando tú naciste me dolió,
Con el nuevo plan en mente, al día siguiente Regina se dispuso a ir a visitar a Vincenzo, directamente al conglomerado, a ella todo el mundo la conocía, por lo que no fue necesario anunciarla, ella no era un cliente para agendar una cita. Ella era la salvadora del presidente del conglomerado.— Señorita, Regina, es un gusto tenerla de nuevo aquí.Las alarmas de Alonzo se encendieron, después de haberse enterado del atentado contra la señora Kaia, tenía especial cuidado en quienes se acercaban a ella. Y esta mujer era muy problemática. Nadie le había avisado de su presencia, y eso equivalía a que muchos temían por sus empleos, si llegaban a incomodar a una visitante como ella.— Hola, Alonzo, he venido a ver a Vincenzo, tengo muchas cosas que hablar con él.— Él en estos momentos no se encuentra, señorita Regina.Veía la actitud de esa mujer, siempre llegando a los lugares como queriendo ordenar todo.— No importa Alonzo, lo voy a esperar en su oficina.— Un momento, por favor.La únic
Regina no entendía por qué la trataba de esa forma, no estaba acostumbrada a ese trato, ella no tenía que anunciarse, así había sido siempre. Le había salvado la vida, tenía que estarle agradecido.— ¿Por qué me tengo que anunciar? ¿Acaso ya se te olvidó quién soy?Ella se valía de eso, que por haberle salvado la vida, pensaba que él le tenía que estar agradeciendo siempre que la veía. Él no había sido ningún desagradecido, pero eso había pasado mucho tiempo atrás.— Sé quién eres, Regina, pero no siempre se va a hacer tu voluntad, esta es mi oficina y quien quiera entrar a ella tiene que ser anunciado, veo que has entrado sin mi autorización. Así que te pido que te salgas y cuando esté desocupado, mi asistente te puede avisar.A Alonzo le daba mucha pena no haber podido evitar todo eso, esa mujer apenas le había dado tiempo de asimilar su presencia, cuando ya estaba irrumpiendo en la oficina de presidencia.— Con todo gusto la acompaño, señorita Regina.Ella se iba a resistir, no era
Vincenzo no quería saber nada más de Regina por el día de hoy, así que Alonzo la acompañó a salir de la oficina y ella ni siquiera se despidió, iba muy pensativa en cómo habían resultado las cosas. Pero había logrado su objetivo y ya conoció a la esposa de Vincenzo. Esa mujer era lo opuesto a todo lo que le habían contado.Aunque ella había hecho todo lo que se propuso, tendría que sugerir un cambio en el plan de Dasha, pensando en eso miró de frente y salió del conglomerado y se decidió a buscar un taxi. Alonzo pensó que ella era una mujer muy obstinada y que de seguro iba a volver a querer causar problemas.— Espero que no te haya hecho sentir mal, no sabía que ella se encontraba en Roma, de lo contrario hubiera estado más atento. — Le dijo Vincenzo a Kaia. Ya estaba teniendo suficiente de las personas que se querían acercar a su esposa, ella no les había hecho nada para que llegaran directamente a molestarla. Tuvo una corazonada y su curiosidad estaba aguijoneándolo.— La verdad
Hermes salía con su esposa de a clínica de fertilización, ya sabían que la del problema era Chantal, así que habían iniciado con un nuevo tratamiento. Y las últimas pruebas que le habían hecho eran favorecedoras. Las sospechas que habían tenido, solo quedaron en eso, en sospechas.— Estoy muy feliz mi amor, dentro de poco ya estaré embarazada.Después de una falsa sospecha, ahora si estaban seguros que, tanto esfuerzo iba a dar resultados, ella ahora pensaba que sería tomada en cuanta, ya que llevaría en el vientre al próximo heredero de la familia Leonardi.— Yo también estoy feliz, así ya estaré un paso delante de Vincenzo.Casi podía brincar de la felicidad, ahora sería el más poderoso de su familia, había esperado demasiado para verse triunfador. Ese bebé era un as bajo la manga.— El abuelo Alessandro tendría que haberte puesto a ti en la presidencia o a mi suegro.— Ahora que le digamos al abuelo del bebé, lo voy a empezar a presionar, no es justo que Vincenzo sea el presidente
Cuando Chantal se había despertado esa mañana, había amanecido con muchas náuseas y mareo, espero unos momentos para estabilizarse, estaba feliz, pues eso era un indicio de que estaba embarazada, se hizo una prueba de embarazo, ya que había ido a una farmacia por varias para poder comprobarlo, y cuando obtuvo el resultado, llamó a su esposo.— Hermes, amor, tenemos que ir a la clínica, me acabo de hacer una prueba de embarazo y ha salido positiva. Esta es una gran noticia, quiero que regreses lo antes posible a casa.Debían estar plenamente seguros, desde luego que en la clínica les tenían que dar el diagnóstico en una notificación, lo que le llevarían al abuelo Alessandro. Esa noticia tenía a Hermes por las nubes, iba a ser padre mucho antes que Vincenzo. Ese era su as bajo la manga, ese era su boleto al triunfo.— Muy bien, en un momento estaré en casa, tranquilízate y prepárate, por favor.Hermes había llegado al conglomerado como lo iba haciendo esos días, mucho más que puntual, t
El abuelo estaba muy contento de saber que muy pronto iba a volver a tener entre sus brazos a uno más de sus descendientes. Por fin la familia empezaba de nuevo a crecer. Se sintió muy feliz por esa gran noticia, ese niño o niña sería uno de los herederos de la familia Leonardi.— Felicidades a los dos, qué gran noticia, siempre es emotivo recibir a un miembro más a la familia.Keelan estaba emocionado por su hermano, sabía lo buen padre que iba a ser, él que había cuidado de Kell desde que nació, como si fuera su propio hijo, ahora tenía la dicha de poder criar a su hijo. — Felicidades, tíos, me alegra mucho por ustedes. Tendré una hermanita.Desde luego que Aitana se iba a sentir mal. Pero no era culpa de su hijo si se expresaba de esa manera, él también veía a su tío Vincenzo como si fuera su padre. Ella no podía tapar el sol con un dedo, si también lo vivió así.— Felicidades. — Dijo una sorprendida Aitana.¿Cómo que está embarazada? Se preguntaba Aitana, primero su asombro por
Todos veían que al abuelo le había caído muy bien la esposa de Vincenzo, él que era un hombre muy poco impresionable, se veía encantado con Kaia y no habían dejado de hablar durante la comida.— Abuelo, me da tanto gusto que estés aquí.— Eres una niña muy hermosa, y no me refiero solo al aspecto físico, agradezco que estés al lado de mi nieto. No le temas por su carácter tan frío y desconfiado, él no era así. Era un chico muy sociable y hablaba con todo el mundo, y ese accidente lo dejó marcado para siempre.Las palabras del abuelo despertaron la curiosidad de Kaia, ahora quería saber qué había pasado en la vida de su esposo. Quería saber lo de ese accidente. Pero no quería parecer muy curiosa al preguntarle directamente al abuelo. Esperaba que algún día Vincenzo se lo contara.— Me imagino que sí, abuelo. Hay sucesos en nuestras vidas que lo dejan marcado, pero no nos deben atormentar para siempre, tenemos que saber dejarlos a un lado.— Creo que no te ha contado lo que le sucedió.