Química, ¿tu cuerpo y el mío?Zendaya volvió al lado de sus padres, trataba de contener una sonrisa de felicidad, en realidad lucía como el gato que se comió el plato de crema, para disimular giró la cabeza en busca de su hermana.―¿Dónde está Zara? ―preguntó.―Anda con la sobrina de los anfitriones, Hope, que vive en la casa de al lado, fueron a buscar un libro.―¿Ya te pidió matrimonio el dentista? ―preguntó su padre con sarcasmo.―No, esperaré hasta mañana y se lo pediré yo ―dijo ella retadora.―¡Zendaya Al-Murabak ni se te ocurra hacer eso! ―ordenó su padre―. ¿No tienes vergüenza? ―susurró abochornado.―Sí tengo, pero me queda una semana de plazo para encontrar marido, y prefiero perder la vergüenza a casarme con Hasan. ―No sabes nada de él ―gruñó su padre.―Tú tampoco sabías nada de mamá cuando se casaron y de Hasan preferiría saber menos cosas ―dijo irónica―. Papá, sé que es divertido, le gustan los animales, me dejaría trabajar y cumple con tu requisito de ser de buena famili
Inspeccionando la guarida.Zendaya se bajó del coche, tomó a Río, lo puso en el piso y lo sujetó con una correa, cada día le parecía que pesaba más. Se giró y tomó el kennel[1] de una furiosa Jade, la gata odiaba esa cosa, pero era la única manera de que no se escapara. Caminó hasta la entrada de la casa de Salím y tocó el timbre. Los ladridos comenzaron desde el piso de arriba, parecía que una jauría avanzaba por toda la casa. Sonrió ante el escándalo, miró a Río para ver su reacción y comprobó que permanecía imperturbable ante el bullicio de los tres chiflados.La puerta se abrió, Salím salió y la cerró a sus espaldas con rapidez sobresaltándola.―Hola, perdona, pero si abro mucho la puerta se me escapan los perros.Zendaya sonrió al verlo tan agitado. Sus ojos lo recorrieron inspeccionándolo, estaba guapísimo con sus jeans negros, una camisa y chaqueta del mismo color. Sin pensarlo mucho se puso de puntillas y rozó sus labios con los de él a modo de saludo.―¿Los gatos no se te esc
Educando a papá.«Es definitivo, los daré en adopción», pensó Salím avergonzado, mientras luchaba con Curly para arrebatarle de la boca lo que quedaba de la cartera de Zendaya. Los perros pensaban que era un juego, con un fuerte tirón lo logró. Ella, que bajó en carrera detrás de él, gimió al ver su bolso mordido en la mano de él. Se lo quitó y se acercó a los perros. Salím se acercó, temeroso de que los golpeara.―¡Curly, Larry y Moe! ¿Quién hizo esto? ―preguntó a los perros meneando la cartera en sus caras y con una voz tan autoritaria que hasta él se enderezó.Curly se tapó la cara, Larry miró hacia otro lado avergonzado y Moe puso cara de no romper un plato.―Las cosas no se comen y se bajan todos del sofá. ¡Ahora! ―ordenó con voz alta.Los perros corrieron hasta la escalera que tenían a un lado del sofá, y que les permitía subir a él, y se bajaron de inmediato. Huyeron hasta el comedor, desde debajo de la mesa miraban a Zendaya con cara de sufrimiento. Salím respiró aliviado.―La
Eso se llama tomar el toro por los cuernos.Salím inspeccionaba el pequeño apartamento de Zendaya, tenía una sala, un comedor, una cocina pequeña y un balcón que haría las delicias en las noches de verano. Ella entró por una de las tres puertas que se veían en un estrecho pasillo. Río se fue tras ella, Jade se subió a su rincón favorito encima de la nevera y lo observó. Cuando Zendaya la metió en el Kennel la gata bufó molesta y él se acercó a consolarla, casi le muerde el dedo. En ese momento le parecía que su mirada era malévola, por lo que se cuidó de no entrar a la cocina. Abbott y Costelo le habían mordido en varias ocasiones, por lo que aprendió a respetar su espacio cuando estaban molestos.El apartamento era bastante impersonal, así que asumió que lo rentó amueblado, una hilera de cajas apiladas frente a una pared hablaba de mudanza. Salím se preguntó si no las desembaló al llegar allí o si, por el contrario, las había preparado para irse con su padre en enero. Ninguna de las
Una negociación complicada.Sentado frente a Zayed Al-Murabak estaba un nervioso Salím flanqueado por sus primos mayores Rashad de un lado y del otro Samir, el jefe de familia, el jeque Khaliq, estaba instalado en el lugar de honor. Antes del almuerzo habló con ellos para pedirle que lo acompañaran a hablar con su posible futuro suegro.―¿Estás seguro de esto? ―preguntó Rashad.―Zendaya me gusta mucho desde que la conocí en la universidad y, a pesar de que la he tratado poco, creo que somos bastante compatibles. Sé que el tiempo no juega a mi favor por el ultimátum que le dio su padre, pero trataré de hacer un compromiso largo; en caso de que las cosas entre ella y yo no funcionen siempre podré romperlo antes de la boda ―dijo Salím.―Ustedes han vivido mucho tiempo aquí, les recuerdo que la mayoría de las bodas en nuestro país son concertadas. La pareja no se ama, solo pueden decir si se gustan o no, y un compromiso firmado en Arabia Saudí es tan vinculante como una boda, si lo rompe
De planes locos y comprometedores.―Como jefe de familia, tengo la potestad de firmar los acuerdos matrimoniales de todos los miembros de mi familia, por lo que haremos un contrato matrimonial Zara y Kazeem. En él, usted especificará que dejará a su hija al cuidado de nuestra familia hasta la boda, será un contrato secreto con solo dos copias, una estará en mi poder y la otra será guardada por su esposa. Si usted muere, cosa que no creo que suceda, habrá un compromiso firme que le dará libertad e independencia a Zara, pero si vive, el contrato será destruido ―propuso Khaliq.―Me gusta su propuesta. Confío en su palabra, jeque, sé que usted y los hombres de su familia son personas honorables. Que así sea.―Llamaré a mi abogado para que redacte los contratos de compromiso matrimonial lo antes posible. Ofrezco para Zara la misma cantidad de dote y condiciones iguales a las que negociamos para Zendaya.―Gracias, jeque, es muy generoso, son condiciones muy favorables ―respondió Zayed.―Pod
Me pediste que no te mintiera, ¿y entonces?La celebración de Año Nuevo llegó muy rápido, Khaliq y Zayed viajaron a Arabia Saudí a firmar los contratos de compromiso y, en el caso de Zayed, para informar a Hasan de que no se casaría con Zendaya. Aunque no hubo un contrato firmado por lo que no era un compromiso formal, sí hablaron muchas veces sobre una boda entre su hija y él, era una promesa que estuvo presente desde que eran unos niños.Hasan respiró aliviado, quería casarse con su novia de la universidad. La joven, aunque no pertenecía a una familia tan adinerada como ellos, era muy inteligente y se había ganado una beca para estudiar diseño industrial en París, donde se conocieron. Zayed le dio su bendición y, como jefe de la familia, lo acompañó para hablar con el padre de Farah y negociar el compromiso, por lo que los dos días que pautaron para el viaje se trasformaron en cuatro. Para Zayed fue un gran alivio dejar todos sus asuntos arreglados.Zendaya y su familia fueron invit
Todo pasa, menos el amor.En la sala de espera del hospital Zoraida, Zendaya y Zara, esperaban ansiosas el resultado de la operación de Zayed. Salím aprovechó que sus consultas se reanudarían unos días después para acompañar a su prometida en el hospital. El médico entró en la sala de espera, la leve sonrisa que asomaba a sus labios les indicó que traía buenas noticias.―La operación del señor Al-Murabak fue un éxito ―dijo el galeno―en este momento está en sala de recuperación, despertará en un par de horas y si todo sigue igual será pasado a una habitación donde podrán acompañarlo.―¡Oh, doctor, muchas gracias! ―dijo Zoraida ―No sabe lo feliz que estamos con la noticia. ¿Cuándo podremos llevarlo a casa? ―preguntó esperanzada.―Si todo marcha bien en tres días podré darle el alta.Cuando al fin pudieron entrar a verlo, lo encontraron con muy cara, lo que las terminó de convencer que se recuperaría.Al volver a casa Rio esperaba a Zayed con las zapatillas en la boca, su padre al verlo