A través del computador le mostré a Isabel el evento. Nos recibió con un caldo de res que funcionó sensacional en mi estómago. Leo y Liborio llevaron a Graciela a jugar afuera con unas gallinas y Ensuan estuvo pegado del teléfono muy ocupado. Para mi tranquilidad Isabel no extrañó para nada no haber ido y como nos contó la habían pasado ella y Graciela de manera increíble.
Más tarde leí correos, acomodé la nevera para arreglar lo de la semana y después de jugar, asear y alimentar a la beba tomé asiento por fin, estaba agotada del viaje, las pocas horas de sueño y las respuestas que tuve que dar por correo a los pedidos de cereales de Madeira, cosa que Fernando poco a poco me fue achacando. Mi hermano había querido abarcar demasiado con los pedidos y ahora estaba en problemas.
Bostecé un par de veces, Ensuan seguía seguramente viendo todo po r los alrededores, cuando me disponía a estirarme y no esperarlo para irme a la cama sonó mi teléfono.
-¿Antonio? –Lo tomé de inmediato, allá era de madrugada.
-¿Yvonne? –Su voz.
-¿Qué pasa Antonio? ¿por qué llamas a estas horas?
-No te alarmes Yvonne, a tu padre le dio un infarto hace tres horas.
-¿Cómo? –En ese momento Ensuan pisó la entrada de la casa-¿esta...
-Está bien ya, pudo haber sido peor, se ha caído en el baño y golpeó su pierna y la cabeza, ahora mismo estamos todos en la clínica.
-¿Y él...y él?
-Dormido, esta sedado, suerte que me encontraba ahí y lo sacamos a tiempo.
-Dime la verdad Antonio-Casi no podía mantener el teléfono en mi oreja, todo se nubló frente a mí-¿va a morir?
-No, no, el doctor ha dado recomendaciones pero está estable-Solté el aire y las lágrimas también, ahora sí Ensuan estaba cerca de mi con interrogación en sus ojos-lo que si Yvonne es que...
-¿Qué? –Casi grité.
-Deberías considerar venir a verlo, últimamente no se había sentido bien.
-Sí, si claro Antonio, arreglaré todo, ¿por qué nadie me dijo que él estaba delicado?
-Eso háblalo luego, sólo quería ponerte al tanto.
-Gracias, gracias Antonio, llámame de nuevo por favor o yo te llamaré, insiste si no encuentras señal por favor.
-Claro que sí Yvonne, yo te mantendré al tanto.
Aún después que él colgó yo permanecí con el aparato en el oído, sentí un enorme miedo de que la noticia resultase fatal.
-¿Yvonne que pasó? –Ensuan me espabiló.
-Es papá-Ahora si dejé el teléfono y lo miré a él-le ha dado un infarto, se ha caído en el baño y golpeó su cabeza y su pierna-me lancé en sus brazos y él me protegió-casi muere.
-Lo...siento mucho Yvonne, ¿qué más te han dicho?
-Nada, sólo eso, que está sedado...¡Ensuan, tengo miedo!
-No, no, debes calmarte, estar pendiente, tu padre es un hombre fuerte, aún es joven.
-No se ha sentido bien últimamente-Me aparté un poco de él y di pasos en el espacio del comedor-la perdida de los bebés de María seguramente, mi ausencia...
-Tú ya hace más de dos años que no estas allá Yvonne.
-Sí, pero él ha insistido mucho para que vaya.
-¿El o tu cuñado? Porque fue él quien te llamó ahora mismo ¿no?
-Sí, porque los demás no deben tener cabeza para hacerlo-Lo miré manteniendo mi compostura, a Ensuan le molestaba cada llamada de mi cuñado-y papá me necesita Ensuan-fui hasta él y le tomé las manos, su ceño fruncido me alertó-yo necesito verlo, estar con él ahora, en estos momentos en que está delicada, que pudo morir.
-Yvonne no es como hablar de ir a la ciudad como lo hicimos hace unos días.
-Lo sé, pero por favor tengo que hacerlo, quiero llevarle a su nieta-Sentía mi corazón arrugado, oprimido, la boca seca, estaba temblando y le suplicaba.
-Espera que te llame y veas como está y...
-¡No! –Lo manotee- no puedo esperar que muera para que vea a su hija y a su nieta, él merece que yo haga ese viaje.
-¿Qué propones entonces? ¿que deje todo esto de cabeza y vaya a Madeira?
-¡Sí! –Le grité, estaba en enrojecido pero yo no quería ni podía detenerme, desde hacía tiempo deseaba ir a verlos y ahora era el momento. –si no vas conmigo iré sola-lo reté.
-Yvonne no seas negligente, sabes cuales son mis responsabilidades aquí en Betel.
-No nos iremos por siempre. –Traté de calmarme, lo amaba como loca pero él tenía que ceder-sólo tengo que ver a mi padre, creo que merezco la oportunidad de ver a mi familia.
-¿Y qué vas hacer con tu madre?
-¡No me importa mi madre! –Triste detalle-quiero estar con mi padre y voy a ir.
-Si claro, me lo informas no lo consultas, te escuché cuando se lo decías a tu cuñado-En ese tiempo mi esposo había aprendido algo de portugués. Guardé silencio, como fuera lo haría, él golpeó algo y salió de la casa.
Al mismo tiempo que él salía yo me fui a ver a Graciela, estaba rendida, era una niña muy dulce, su carita angelical brillaba frente la tenue luz de la lamparita, sus cabellitos mitad lisos y mitad rizados parecían pelusitas y su boquita abierta era una florecita colorada. Estaba para comérsela, pedía las cosas, entendía los estados de ánimos de los demás y cuando lloraba, que ocurría muy pocas veces, con cualquier cosa volvía a reír, sobre todo si su padre le hacía morisquetas, como decía Isabel.
Sin duda este era el mejor momento para que ellos la mimaran y la conocieran, iba a ser difícil porque mamá en todo este tiempo ni siquiera tomaba una llamada mía y porque María de Lourdes vería en mi hija lo que ella no tenía pero estaba segura que ese océano que se reflejaba en los bellos ojos de mi hija iba a ser suficiente para conquistarlas.
Sorpresivamente Ensuan se paró en la puerta del cuarto, hice un respingo mudo y salí cerrando la puerta, él me esperaba ahí con una expresión dudosa.
-Sentémonos. – Me invitó con un gesto a los muebles y yo fui, dijera lo que dijera yo iría con mi hija a ver a mi padre-¿cómo has planeado hacer este viaje?
Froté mis manos, él estaba sentado al frente, con las piernas abiertas e inclinado hacia adelante, su mirada fija en mí.
-¿Te refieres a antes de hoy?
-Sí-Aunque me mantenía quieta me sentía como niña regañada y yo era una mujer, su mujer-no había planeado esto antes Ensuan-Sonrió irónico-es cierto-reafirmé-te comportas como una egoísta, yo he sido feliz aquí, esta es mi familia pero Graciela tiene otra familia de donde yo vengo y ellos quieren conocerla, lidiarla-la dureza de sus ojos cambió-sabes lo emocionado que se pone mi hermano por una pantalla cuando la ve, imagínate tenerla allá, en otra oportunidad vendrán ellos pero hoy a mi padre le ha dado un infarto.
-Y tu atento cuñado te ha llamado de nuevo para informarte-Rodé los ojos, eso era lo menos que me importaba en esos momentos-ha insistido tanto que quiere verte, que eres tan eficiente, que eres tan arriesgada, tan todo lo que él no vio cuando estabas allá.
-Creo que exageras Ensuan, Antonio es el esposo de mi hermana, mi hermana es el amor de su vida, mi hermana es una belleza, su esposa la que él eligió.
-Todo eso lo sé Yvonne-Mordió cada palabra.
-Ensuan te he dicho que mi padre puede morir esta noche y a ti te importa lo que mi cuñado diga sobre mí, por favor ¿podrías dejar de ser tan egoísta por esta vez?
Respiró profundo, no estaba complacido pero consideró la situación por la que yo pasaba, sus ojos brillaban o centellaban.
-De aceptar ir...¿qué encontraremos allá Yvonne?
-Ya yo he aceptado que tengo que ir-Me miró aún molesto-y necesito que me apoyes, que vayas conmigo y olvides todo lo que te ha molestado de allá-respiró una vez más profundamente, así como un toro listo para la corrida-¿lo harías?
-Tú ya lo decidiste por los dos ¿no? –Su mirada no me acobardó.
-Quiero creer que sí-Se levantó y fue hasta el cuarto sin decir más, para mí sería una larga noche.
A pesar de que me preocupaba lo que estaba pasando en casa entendí que desde aquí yo no podía hacer nada, sólo esperar una llamada. Cuando entré al cuarto Ensuan ya se había dispuesto para dormir, me miró y extendió la mano, la tomé a prisa y fui hasta él para acurrucarme, él era lo único que me hacía falta y en menos de tres suspiros dormí, tan profundamente que me despertó el televisor afuera y la voz cantarina de Graciela siguiendo su programa favorito. Olía a café, a huevos y a pan tostado.
-¡Mami! –Como siempre ella tan expresiva vino rápido hacia mí y me llevó frente al televisor, yo la seguí con tropiezos por estar medio dormida y Ensuan salió del cuarto de sus juegos.
-Buenos días-Me saludó sin ninguna expresión en especial-¿descansaste? –traía una pelotas brillantes y se las entregó a Graciela-¿estás? –le preguntó.
-¡Sí papi! –La rubia las tomó y lanzó hacia arriba.
-S-sí, no creí que pudiera dormir tanto, debo llamar a casa.
-Yvonne ésta es tu casa-me detuvo en seco. No respondí y fui por mi celular, en efecto tenía un par de mensajes, ambos de Fernando. Los escuché frente a ellos, por supuesto Graciela en sus juegos moviéndose en la dirección en que se movían los de la televisión o por lo menos lo intentaba.
-Yvonne seguimos en la clínica con papá, él está estable y aun dormido, la idea de que vengas me agrada pero te pido que lo hagas con calma y el consentimiento de tu esposo.
Ese era el primero, Ensuan secaba un par de tazas para nuestro desayuno y las colocó en la mesa. Busqué el siguiente.
-El doctor ha dicho que esta fuera de peligro por ahora, avísame lo que decidas, pagaremos por todo.
Ya Fernando en su segundo mensaje daba por hecho que iríamos a Madeira aunque no lo decía, se entendía que era lo que yo debía hacer, además que no había excusa alguna para no hacerlo y por el contrario una de gran peso ahora que papá estaba en un coma inducido.
-¿Y bien? –Me preguntó Ensuan colocando ahora los huevos con tocino y el pan tostado en el plato.
-El doctor le ha dicho que papá está fuera de peligro-Aparté algunas cositas que pudieran hacer caer a Graciela, quien aún se movía y utilizaba un dinosaurio de hule como micrófono-Fernando me pide que tome con calma la ida a Madeira-esta vez no llamé casa a lo que ya no era mi casa, si no la de mis padres...o mi infancia.
-Me imagino que tu padre ha estado bajo mucha presión.
-Papá está acostumbrado a los problemas de la empresa, de hecho es Fernando quien exagera todo siempre, esto me tiene asombrada nadie nunca me aviso nada. –Tomé asiento a su lado-¿ya Graciela comió?
-Y bastante. –Ensuan mordió profundo su pedazo de pan-¿esperaras?
-¿No irás conmigo? –Lo miré muy asustada.
-No te dejaría sola aunque lo suplicaras-Fue un gran alivio escucharlo, a pesar de que en su tono frio sólo había comprensión-¿me das tiempo para arreglar algunas cosas? –no sé qué pensaría durante la noche pero me alegraba de este cambio y de repente este desayuno era el mejor de todos.
-Por supuesto, sólo le pido a Dios que papá no repita un ataque.
-Yo también. Ahora come y si tienes ánimos vamos con Graciela al río. –No dijo más y siguió con su desayuno, si quería que me dijera esto pero no tan fríamente, no podía pedir más me imaginaba.
Para el domingo en la noche todo con papá seguía igual y con mi marido también, lo veía reír a carcajadas pero de todo lo que Graciela hacía, yo no quise insistirle ni preguntarle ese cambio en su comportamiento, tenía sus razones, quise respetarle para no complicar las cosas. Para el lunes temprano después que se marchó fue Antonio quien me dijo que papá ya estaba en una habitación, pregunté pro María de Lourdes y me dijo que lo acompañaba, ella ni un mensaje.
Ensuan salió de casa muy temprano y yo quedé con las manos en la frente apoyados mis codos en la mesa.
Isabel llegó a eso de las ocho y le conté todo, parecía no estar enterada de nada por la expresión que tenía. A ella tampoco iba a gustarle la idea de mi viaje, quedaría sola, sobre todo sin Graciela, cuando llegué hace dos años casi no mostré interés por regresar, inclusive no hubiera querido hacerlo nunca pero ya no me sentía como ese día, ahora era feliz y podía gritarlo a los cuatro vientos, ahora alguien me amaba, así que aquello era pasado.
-No tienes por qué preocuparte Isabel, no será por mucho tiempo y demás está decirte que me harás mucha falta en casa, pero si me entiendes ¿verdad?
Nos hallábamos sentadas una frente a la otra en el sofá y yo le tenía las manos tomadas.
-S-si cariño-Sus ojos casi negros se opacaron-es tu padre quien te necesita.
-Así es y ya de antes querían conocer a Graciela así que...serán como mucho un par de meses.
-¿Dos meses? –Se alarmó.
-Tal vez menos pero es un viaje costosos y lejano no se conformaran con menos para estar con Graciela y si papá está mal yo quiero estar con él.
-Debes cuidarla mucho allá Yvonne. –apretó mis manos y sé que quería llorar-no es por ser negativa pero desde que estas aquí tu madre nunca te ha hecho una llamada, tengo entendido que ni para Graciela, llegarás a su casa ¿no?
-Sí, y temo que eso sea incómodo para Ensuan pero siempre podemos rentar algo, lo importante es estar con papá ya yo estoy acostumbrada a como ella es.
Esta vez no estaba sola para enfrentarla, Ensuan no permitiría que ella me hiriera.
No iba a negarlo. Tenía miedo. Ir allá, con su familia me llenaba de temores y no sabía qué tipo de temores.Después de ese sábado cada vez que sonaba su condenado teléfono temía que tuviésemos que salir con o sin maletas a Europa. Para mí se aprovechaban de la situación, si es que esta existía.El cuñado que no conocía horarios, la llamaba a placer y el hermano le hacía ofertas provocativas que en este país nadie desaprovecharía, y ya Yvonne conocía un poco de ésta economía y lo beneficioso que sería aceptar sus ofertas.Sin embargo, cumplí con mi deber como su esposo, llamé a Jasper y le pedí se encargara de los pasaje
Desperté de golpe. Graciela seguía rendida en su asiento, era un ángel. Ensuan también, su brazo derecho no sé cómo llegó y se apoyó en mi hombro derecho, estaba de lado y algo incómodo pero debió pensar que estaba en la cama.A pesar de que me moví no despertó y eso me dio oportunidad de mirarlo, tenía una semana siendo muy extraño, accesible pero distante, hace rato cuando me dijo lo que le molestaba casi quedo muda, no era mentira pero admitirlo dolía. Recordé mi niñez, mamá llevándonos a los tres a clases, mamá asistiendo a nuestros actos, luego Fernando trabajando con papá y llevándonos a María y a mí a diversas actividades, más que todo a mí. Solía llegar conmigo, nunca condujo, papá siemp
Le quedaba bien el nombre de casa grande a la antigua residencia de mi esposa. Ella aún la llamaba "casa" y con razón. Mi cuñado con gran habilidad en el volante giró y penetramos por un camino de naranjales altos bien podados, en cuyos pies las piedras unicolores le daban elegancia, hacían una especie de cerca natural.-Son las naranjas más dulces de la región-Acotó con humildad pero lleno de orgullo, acomodé a Graciela para que viera por la ventana como el sol de esa tarde hacía un verde precioso en las hojas, al final del camino había una encrucijada con redoma y de frente la casa. El camino era de piedra fija, gris y redonda, la redoma tenía variedad de flores, la casa era alta, con un ático, pintada de rosa claro. Mi cuñado, el cual pintaba muy bien con sus grandes ojos azules y cabello
Por supuesto que todo aquello me sorprendió, sobre todo ver a papá con tan buen aspecto en esa silla. No sabía que pensar pero peor ¿qué estaba pensando Ensuan? ¿Qué le mentí, que fue una falsa alarma, o que Antonio había exagerado todo? Este disfrutaba tanto nuestra llegada que no podía cerrar la boca sin provocar una amplia sonrisa, como yo, sabía que Antonio lo notaba pero era natural que la llegada de la pequeña Graciela causara en mi cuñado ese efecto así como en mi padre y mi hermano, cosa que no podía decir de mamá y tampoco de María que sufría mucho quizás todavía.Caisella, Lorena y Michaella me acapararon con sus pícaras miradas y comentarios, me abrazaron y besaron repetidas veces, extrañaba nuestras charlas sobre temas trivi
Vanda fue muy amable en ayudarme con Graciela y guiarme al comedor donde desayunaría. En cuanto Yvonne salió supe que no la tendría de vuelta rápido, así que apuré el paso para tener todo listo. Aproveché de hablar con mamá y preguntarle cómo estaba todo, era algo tarde allá pero igual respondió, en esta casa la señal era buenísima. No sólo a mí se me iban los ojos, a Graciela también, todo olía muy bien, a pesar de lo sencillo era todo muy de lujo, los pisos brillaban, los techos eran altos, la luz entraba a placer junto con la brisa refrescante. Los cuadros eran paisajes, las cerámicas Capo Di Monti o Jadró, imágenes religiosas, jarras, campesinas, ceniceros, alfombras entre marrones y doradas y repito...un olor peculiar que Yvonne había empacado con ella tras irse a buscarme. La cama hab&iac
-¿No tienes calor papá?-Negó con la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja. El sol ya se imponía en lo alto del cielo azul, despejado,sin ninguna nube para obstaculizar su avasallante calor. A pesar de todo esto Graciela jugaba incansable con todo lo que ellos en tan pocas horas habían comprado para ella. Después de la escena con una María de Lourdes reclamando mi ausencia y ahora mi presencia, me fui directo al comedor y con papá llevábamos dos horas hablando de las cosas que hacía está coqueta niña, también le hablé de Isabel, lo hice con el mayor de los cariños y la admiración, la extrañaba, a todo Betel lo extrañaba y podía apostar que a papá le encantaría estar allá. Claro que esta casa, estas tierras no se comparaban en tamaño u opulencia con Betel, pero alá hab&iacu
-¿Limongi?-Sí, es el apellido de papá, ¿no sabías?Me sentí avergonzado, cuando me casé con su hermana sólo me importaba su nombre, su edad, como hacer para llevarla a casa, me conformé con Yvonne Teixeira, nunca busqué su pasaporte, ni el acta de matrimonio, ni el árbol genealógico, no actué como ella que siempre le interesó el mío, pues entonces nombre de mi esposa...-Aquí es al contrario, llevan el apellido de la madre primero ¿o pueden escoger?-No, llevamos el apellido de las madres, después de todo venimos de ellas. –Respondió con gran soltura sosteniendo una puerta de vidrio con el nombre
No podía ocultar que estaba nerviosa. Decidí regresar a casa de inmediato. Graciela, mi pequeña Graciela no era una amenaza para nadie en la Madeira de la casa grande, entre los Teixeira y mucho menos para que se mantuviera el matrimonio de mi hermana, su continuidad matrimonial o la herencia sanguínea que estos pudieran desear dejar. Mi hija era sólo eso: la niña feliz de Betel, la amiga de Catalina, Irene y Georgina, la que Leo y Liborio cuidaban y consentían. ¡Era la hija de Ensuan! Y la nieta de una celosa abuela.-No tienes por qué preocuparte de esa manera, no quise alterarte, sólo dejar claro que mi vida no ha sido fácil junto a tu hermana-¿Y qué culpa podemos tener nosotros?-¿Uste