Verónica caminaba delante de los dos hombres con el cuerpo en tensión, sin dar siquiera una mirada hacia atrás. Los tres salían del hospital en completo silencio. A pesar de que se escuchaba ruido por dondequiera que pasaban, el silencio que ellos llevaban era casi ensordecedor. Ella se preguntaba que iba a suceder cuando salieran del centro hospitalario, ¿William seguiría en su postura irascible?, esperaba que no, deseaba que le diera los datos funerarios de su madre para darle una digna sepultura y luego alejarse de todo lo que la ligara a él.—Mi abuela nos espera en su casa, ¿quieres pasar por la nuestra para un cambio de ropa o vamos directo hacia allá? —William le hizo la pregunta nada más salir al exterior.—Hablaré con ella a través de una llamada telefónica. —respondió ella—. Y no, no iré a tu casa.—¿Te irás con él? —le increpó Will, mientras señalaba a Christian con un dedo acusatorio—. No sé qué te ha dicho para que confíes tanto en él, pero recuerda que tu esposo soy yo.
Verónica caminaba delante de los dos hombres con el cuerpo en tensión, sin dar siquiera una mirada hacia atrás. Los tres salían del hospital en completo silencio. A pesar de que se escuchaba ruido por dondequiera que pasaban, el silencio que ellos llevaban era casi ensordecedor. Ella se preguntaba que iba a suceder cuando salieran del centro hospitalario, ¿William seguiría en su postura irascible?, esperaba que no, deseaba que le diera los datos funerarios de su madre para darle una digna sepultura y luego alejarse de todo lo que la ligara a él.—Mi abuela nos espera en su casa, ¿quieres pasar por la nuestra para un cambio de ropa o vamos directo hacia allá? —William le hizo la pregunta nada más salir al exterior.—Hablaré con ella a través de una llamada telefónica. —respondió ella—. Y no, no iré a tu casa.—¿Te irás con él? —le increpó Will, mientras señalaba a Christian con un dedo acusatorio—. No sé qué te ha dicho para que confíes tanto en él, pero recuerda que tu esposo soy yo.
Sin dar créditos a lo que sus ojos veían, miró a William y murmurando, le preguntó que hacía aquella mujer allí. Él se encogió de hombros, tampoco entendía. Solo se le podía ocurrir que fue como hicieron otros empleados.Hope lo tomó por un brazo y lo acercó más cerca de ella —¿Qué hace Maggie aquí? Detenla y pídele que se vaya, no es momento, ni lugar para que haga otra de sus rabietas.Él miró a Nicki con una mirada llena de disculpas y se acercó a su vieja amiga.—Maggie, te pido amablemente que te retires. De todas formas, llegaste tarde, ya no tienes nada que hacer aquí-—Llegué a tiempo. Quiero que dejes de hacer el ridículo con esa cazafortunas. —le dijo ella entre dientes.—Verónica es mi esposa, no voy a permitir que le faltes el respeto. —William se estaba cansando de la actitud de Magnolia—. Vete, por favor. Te van a echar si no lo haces por tu propia voluntad.—¿Tu esposa?, ¿la llamas esposa? —exclamo Maggie moviendo una mano frente a su rostro—. Esa mujerzuela lleva vivie
—Bueno, ahora que estamos solas, que ya pasaron varios días del funeral de nuestra querida Mildred, se sincera conmigo, ¿qué hay entre Price y tú? —Pamella se acomodó en el sofá junto a ella—. Los comentarios sobre ustedes no han dejado de recorrer los pasillos de la empresa.—¿Solo en la empresa? —preguntó con sarcasmo Verónica—. Ya dejaron de quererme los Tanner.—No, ellos te adoran —respondió Pamella rodando los ojos—, culpan de todo a William.Había pasado casi una semana desde el funeral de su madre y ella continuaba viviendo en la casa de Christian. Cada vez que intentaba irse, él la convencía de quedarse. Ella no ponía mucha resistencia y terminaba aceptando seguir compartiendo la casa con él.Para muchos podía ser sospechoso, pero nada había sucedido entre los dos. Él respetaba su duelo y decisión de no querer nada por el momento.—Él es muy atractivo. No te juzgaré si tuviese un affaire con él. Estos días han sido muy estresante para ti —Pamella la conocía y sabía que no era
Verónica levantó la mirada para ver el edificio en el que había vivido poco tiempo, pero en el cual tenía recuerdos felices y los peores de su vida. Tomó una respiración profunda y puso la mano en la manija de la puerta del auto para abrirla.—¿Estás segura de que quieres entrar ahí, sola? —le preguntó Christian deteniéndola por un brazo.—Estoy segura —respondió ella, aunque por dentro no estaba segura de nada—. A William no le gustará verte allí, cuando sepa el motivo de la reunión.—Esperaré por ti aquí, si por cualquier motivo necesitas mi ayuda, no dudes en llamarme.Ella asintió confirmando que haría lo que le había pedido y luego salió del auto.Las manos le temblaban mientras subía en el ascensor. Se secó las palmas sudadas en la ropa y apretó con fuerza el bolso que le colgaba del hombro derecho.—Tú puedes hacer esto, Nicki. Solo entrarás allí, le dirás lo que quieres, él firma los papeles y te vas. —se dio ánimos en voz baja—. Por supuesto, antes de irte recoges tus pertene
William notó una punzada en el corazón cuando vio a Verónica despedirse de su abuela. Las dos mujeres se abrazaban llorando como si nunca más se fueran a encontrar. Parecía un adiós definitivo. Se quedó congelado frente a ellas sin mover un músculo, como si esa acción ralentizara el tiempo evitando que su esposa se marchara.Cuando ella se alejó de los brazos de Hope se acercó a él. Le dio una sonrisa llena de tristeza y luego se puso en puntas de pie para darle un beso en la mejilla.Nicki se alejó unos pasos de él, levantó la mirada y clavó los ojos en él —Espero que encuentres ese gran amor que esperabas cuando nos conocimos. Pero ten cuidado, tu amiga Maggie no es buena y no será la esposa que tanto idealizaste.—Ese gran amor, como le llamas, lo encontré en ti. Estuve confundido cuando desperté después del accidente, pero incluso sin mis recuerdos te reconocía. Te voy a esperar, Nicki, unos meses, un año o los que necesites para sanar tus heridas. Cuando regreses estaré aquí, en
Magnolia no se había movido de la oficina donde trabajaba. Por chismes que corrían por los pasillos de la empresa supo que Verónica había pedido la renuncia. Se había despedido de los empleados que estaban bajo su mando. Ese detalle la hizo reír, era una victoria a todo el trabajo que había hecho. Al fin, tendría a Will para ella sola. En cuanto llegó el fin del horario laboral y la secretaría se fue, se preparó para comenzar sus acciones de conquista.Encontrarlo en las condiciones que estaba no la detuvo de intentar seducirlo de igual forma. Lo movió hasta que le hizo abrir los ojos.—Maggie, no tengo deseos de ver a nadie, por favor, déjame solo —le dijo él, con la voz característica de alguien que se había pasado con la bebida.—No me voy a ir. Vine aquí para darte el consuelo que necesitas. Ya supe que esa aprovechada te quiere abandonar.—No hables así de Nicki, no te lo permito. —protestó señalándola con un dedo.—Ella no merece que la defiendas, es una oportunista.—Ella mer
Mientras se dirigía a la empresa, William iba pensando en el desastre que era su vida. Había perdido a su esposa, a su hijo no nacido y la mujer que creyó era una buena amiga, daba señales de no ser como todos creían.Un suspiro nostálgico se le escapó sin que pudiera evitarlo, extrañaba a Verónica mucho más de lo que había imaginado. Cada conversación que tuvieron después que despertó del coma llegaban en ráfagas para atormentarlo. Se recriminaba por dudar de ella cuando le dijo que se amaban. Lamentaba haber dudado la paternidad de su hijo cuando supo de su embarazo.«Quizás la ira que Nicki siente hacia mí no es irracional. Tal vez si soy culpable por la pérdida de nuestro hijo». Caviló, mientras se dejaba caer por completo en el asiento trasero del auto. En el momento que su cabeza se apoyó en el reposacabezas, William cerró los ojos para que las lágrimas que amenazaron con salir de sus ojos no rodarán por sus mejillas.La última conversación que tuvieron llenó sus recuerdos. Esta