—¿Eh? No-no, por supuesto que no...—declaro Emily con cierto nerviosismo, aunque sabía que era una vil mentira, cuando los últimos días se había estado sintiendo confundida por John y su trato hacia ella. La realidad era que, no entendía como es que su hermana había elegido al viejo rabo verde de su padre por encima de él, que era todo lo contrario, un caballero y sobre todo un buen hombre que había trabajado duro para tener sus propios bienes y no como su padre que deseaba colgarse de él y su fortuna.Gina soltó una pequeña carcajada porque la chica frente a ella, podía parecerse a esa bruja de Mila, pero era todo lo contrario a ella.—Está bien, te creo, es solo que mi hermano sufrió mucho en su matrimonio con Mila y ahora que la vida lo libro de ella, no quisiera que volviera a tropezar con la misma piedra. ¿Si me entiendes no es verdad?Emily se quedó en silencio porque las palabras de Gina calaron muy fuerte en ella porque era un claro aviso de que ella no la quería cerca de John
—¿Para qué me necesitas?—cuestiono John tomando asiento en una de las sillas vacías mientras su padre lo le dirigía una obvia mirada de desdén.—¿Te molesta que me tome un par de minutos de tu apretada agenda, John?—cuestiono su padre con aire de autoridad, recordando que su hijo siendo más joven había sido muy obediente y por supuesto, sumiso cuando lo hacía enfadar, así que se quiso ver de esa forma, un padre molesto con su hijo, pero lo que él no sabía es que John había cambiado y no solo con la edad, sino por la obvia traición que le había hecho a meterse con su esposa, quien ahora estaba muerta.—No, claro que no, de hecho hay un par de cosas que me gustaría discutir contigo en privado y ahora que estamos solos. ¿Por qué no aprovechar?—expreso John con una sonrisa perversa porque ahora era él quien estaría en su lugar.—Entonces dime—lo animo y John cruzo las piernas, se acomodó sobre el respaldo de la silla y sonrió.—En primer lugar, me gustaría que dejaras a Mila en paz. ¿Quier
—¡Cálmate, por el amor de dios!—dijo su padre tomando las manos de sus hijo con fuerza y así arrancándolas del cuello de su camisa. Solo entonces John entro en razón y se vio a sí misma a punto de cometer una estupidez innecesaria— no digas estupideces.—Bien—manifestó John desviando la mirada hacia un punto fijo en la habitación y ahí encontrar un poco de calma mientras trataba de controlar sus respiración y la ira que corría por sus venas— son estupideces papa, pero si vas a difamar a mi esposa, más vale que tengas pruebas en mano o de lo contrario no me tocaré el corazón para echarte de aquí. ¿Entendiste?—Debes estar bromeando ¿Verdad?—manifestó su padre desconcertado porque hasta ese momento ni él ni Mila se habían descuidado para que John tuviera al menos una ligera sospecha de su amorío, pero había pronunciado ciertas palabras que daban a entender que en realidad lo sabía.—Jamás bromeo, papa—expreso John, recalcando aquella palabra con la que siempre, desde que tenía uso de raz
—¿Y bien?—cuestiono John tratando de componerse, pero ¿Como hacerlo después de escuchar aquella declaración? Mila sin duda había sido una desgracia para su vida sentimental, pero estaba hablando de homicidio y no uno cualquiera, sino que se trataba de su madre. Aún podía recordar el día en que había recibido sus cenizas para depositarlas en su mausoleo, uno en el que descansaban algunos miembros de su familia como su abuelo, su abuela, su querida tía Olga y por supuesto ella y desgraciadamente también Mila.—John—dijo Gina agachando ligeramente la mirada sabiendo que le había ocultado esa información— perdóname por no decir nada, pero no tenía pruebas de nada...—¿Pruebas?— dijo John molesto e indignado—¿De qué diablos hablas, Gina? ¡Somos hermanos! ¿Por qué diablos iba a necesitar pruebas para creerte? —¡Porque estamos hablando de inculpar a Mila, por eso!— grito su hermana con lágrimas en los ojos, las cuales trato de limpiar debido a la presencia de Emily, quien miraba asombrada l
Intento mirarme en el pequeño espejo de mi maquillaje mientras el taxi avanza lo más rápido que puede debido al tránsito. Tal vez no fue lo correcto, no debí regresar, pero lo hice por mi hermano, después de todo tenía muchas cosas que explicarle, pero después de cuatro años no esperaba que le tomara importancia a mis palabras.Escape de casa por varias razones, me marché a Roma y comencé una nueva vida alejada de todo lo que mi madre quería para mí, pero tarde o temprano tenía que volver y enfrentarme a los problemas del pasado. Podría estar disfrutando ahora mismo de un delicioso vino bajo el sol de Roma. Con ese peculiar aroma que proviene de sus calles, donde se mezcla el olor de la sabrosa comida con el olor a humedad de sus callejones y, sin embargo, aquí estoy. Intentando maquillarme mientras el viento que entra por la ventana del taxi estropea mi simple peinado, el cual solo lo sostiene un moño rosa. Debí reservar un vuelo más temprano, pero no me di el tiempo para hacerlo y
—No necesitaban de mí para hacer la fiesta, no veo la importancia de mi presencia en este lugar— repliqué aún enfadada.—Pero aun así regresaste, aunque un simple mayordomo te lo pidió— dijo egocéntrica— debiste tener razones para volver.—Eso no es de tu interés.—Deberías hablar con tu hermano y felicitarlo por su compromiso—dijo para evadir el tema— No olvides que también perteneces a la familia Grosvernor.—Ahora mismo está ocupado, pero hablaré con él cuando pueda—Frunce los labios, respirando hondo para tranquilizarme y evitar armar un escándalo con la mujer que decía ser mi madre.—Bueno creo que ya no está ocupado así que, salúdalo— Dijo mientras miraba hacia la dirección donde se suponía estaba mi hermano, ella se marchó. Escuche unos pasos que se dirigían hacia mí por detrás y al girarme, mi hermano llegaba con una copa en sus manos.— ¿A-Abigaíl?—Dijo confundido, con una suave voz, pero muy varonil e imponente— ¿Qué haces aquí?—Re-Regrese por ti—Aseguro al reunir el sufici
Quizás era un juego, un juego muy estúpido, pero cuáles fueran las intenciones que tenía para hacer esto, no dejaría que se aprovechara de mí. Como pude, solté mi mano y le di una bofetada. Joseph me soltó enseguida.—¿¡Estás loco!?— grité furiosa.—¡Vaya!...— tocándose la mejilla enrojecida —¿Acaso no puedes besar a cualquier hombre como tu madre?— ¿De qué hablas? ¡Somos hermanos!... ¡No puedes besarme!—¿Hermanos...?—esbozo la palabra como si doliera pronunciar cada letra de ella—¿En verdad me consideras tu hermano?Me sorprendió tanto su pregunta, ¿Acaso él no me considera su hermana?—No sé lo que pretendes—grite—¡Pero no estoy dispuesta a soportar tus sucios juegos!Me apresuré a llegar a la puerta para quitar el seguro que Joseph había puesto.—A-Abi... ¡Espera!— escuché la voz de Joseph detrás de mí. Pero sería muy estúpido de mi parte escucharlo después de lo ocurrido. Al quitar el seguro salí deprisa, casi corriendo hasta llegar nuevamente al jardín donde se encontraba la fi
Ese extraño comportamiento de Joseph me tiene un tanto confundida, quizás tenga un déficit de atención o bipolaridad. No soy psicóloga como para sacar mis propias conclusiones, pero sin duda ha cambiado demasiado como para asustarme.Salgo de la oficina de mi padre con dirección al vestíbulo para averiguar si mis maletas arribaron, pero por el pasillo escucho algunas risas. Logro distinguir la voz de Joseph y una voz femenina.—Lo siento—murmura la voz femenina.-—No lo sientas pequeña, sabes que me encanta—menciona Joseph en un tono seductor. ¿¡Con quién está!? ¿¡Y qué están haciendo!?—No deberías hacer esto aquí, alguien podría vernos—vuelve a murmurar la mujer.—No te preocupes, si nos ven los empleados no dirán nada—Insinúa Joseph. ¿¡Qué rayos hacen!?Un extraño sentimiento invadió mi cuerpo, al escuchar las risas e insinuaciones, mi alocada imaginación solo piensa en una cosa, sexo. No puedo contener el disgusto y menos si lo están haciendo en el vestíbulo, ¿Acaso no existen los