—¡Cálmate, por el amor de dios!—dijo su padre tomando las manos de sus hijo con fuerza y así arrancándolas del cuello de su camisa. Solo entonces John entro en razón y se vio a sí misma a punto de cometer una estupidez innecesaria— no digas estupideces.—Bien—manifestó John desviando la mirada hacia un punto fijo en la habitación y ahí encontrar un poco de calma mientras trataba de controlar sus respiración y la ira que corría por sus venas— son estupideces papa, pero si vas a difamar a mi esposa, más vale que tengas pruebas en mano o de lo contrario no me tocaré el corazón para echarte de aquí. ¿Entendiste?—Debes estar bromeando ¿Verdad?—manifestó su padre desconcertado porque hasta ese momento ni él ni Mila se habían descuidado para que John tuviera al menos una ligera sospecha de su amorío, pero había pronunciado ciertas palabras que daban a entender que en realidad lo sabía.—Jamás bromeo, papa—expreso John, recalcando aquella palabra con la que siempre, desde que tenía uso de raz
—¿Y bien?—cuestiono John tratando de componerse, pero ¿Como hacerlo después de escuchar aquella declaración? Mila sin duda había sido una desgracia para su vida sentimental, pero estaba hablando de homicidio y no uno cualquiera, sino que se trataba de su madre. Aún podía recordar el día en que había recibido sus cenizas para depositarlas en su mausoleo, uno en el que descansaban algunos miembros de su familia como su abuelo, su abuela, su querida tía Olga y por supuesto ella y desgraciadamente también Mila.—John—dijo Gina agachando ligeramente la mirada sabiendo que le había ocultado esa información— perdóname por no decir nada, pero no tenía pruebas de nada...—¿Pruebas?— dijo John molesto e indignado—¿De qué diablos hablas, Gina? ¡Somos hermanos! ¿Por qué diablos iba a necesitar pruebas para creerte? —¡Porque estamos hablando de inculpar a Mila, por eso!— grito su hermana con lágrimas en los ojos, las cuales trato de limpiar debido a la presencia de Emily, quien miraba asombrada l
Intento mirarme en el pequeño espejo de mi maquillaje mientras el taxi avanza lo más rápido que puede debido al tránsito. Tal vez no fue lo correcto, no debí regresar, pero lo hice por mi hermano, después de todo tenía muchas cosas que explicarle, pero después de cuatro años no esperaba que le tomara importancia a mis palabras.Escape de casa por varias razones, me marché a Roma y comencé una nueva vida alejada de todo lo que mi madre quería para mí, pero tarde o temprano tenía que volver y enfrentarme a los problemas del pasado. Podría estar disfrutando ahora mismo de un delicioso vino bajo el sol de Roma. Con ese peculiar aroma que proviene de sus calles, donde se mezcla el olor de la sabrosa comida con el olor a humedad de sus callejones y, sin embargo, aquí estoy. Intentando maquillarme mientras el viento que entra por la ventana del taxi estropea mi simple peinado, el cual solo lo sostiene un moño rosa. Debí reservar un vuelo más temprano, pero no me di el tiempo para hacerlo y
—No necesitaban de mí para hacer la fiesta, no veo la importancia de mi presencia en este lugar— repliqué aún enfadada.—Pero aun así regresaste, aunque un simple mayordomo te lo pidió— dijo egocéntrica— debiste tener razones para volver.—Eso no es de tu interés.—Deberías hablar con tu hermano y felicitarlo por su compromiso—dijo para evadir el tema— No olvides que también perteneces a la familia Grosvernor.—Ahora mismo está ocupado, pero hablaré con él cuando pueda—Frunce los labios, respirando hondo para tranquilizarme y evitar armar un escándalo con la mujer que decía ser mi madre.—Bueno creo que ya no está ocupado así que, salúdalo— Dijo mientras miraba hacia la dirección donde se suponía estaba mi hermano, ella se marchó. Escuche unos pasos que se dirigían hacia mí por detrás y al girarme, mi hermano llegaba con una copa en sus manos.— ¿A-Abigaíl?—Dijo confundido, con una suave voz, pero muy varonil e imponente— ¿Qué haces aquí?—Re-Regrese por ti—Aseguro al reunir el sufici
Quizás era un juego, un juego muy estúpido, pero cuáles fueran las intenciones que tenía para hacer esto, no dejaría que se aprovechara de mí. Como pude, solté mi mano y le di una bofetada. Joseph me soltó enseguida.—¿¡Estás loco!?— grité furiosa.—¡Vaya!...— tocándose la mejilla enrojecida —¿Acaso no puedes besar a cualquier hombre como tu madre?— ¿De qué hablas? ¡Somos hermanos!... ¡No puedes besarme!—¿Hermanos...?—esbozo la palabra como si doliera pronunciar cada letra de ella—¿En verdad me consideras tu hermano?Me sorprendió tanto su pregunta, ¿Acaso él no me considera su hermana?—No sé lo que pretendes—grite—¡Pero no estoy dispuesta a soportar tus sucios juegos!Me apresuré a llegar a la puerta para quitar el seguro que Joseph había puesto.—A-Abi... ¡Espera!— escuché la voz de Joseph detrás de mí. Pero sería muy estúpido de mi parte escucharlo después de lo ocurrido. Al quitar el seguro salí deprisa, casi corriendo hasta llegar nuevamente al jardín donde se encontraba la fi
Ese extraño comportamiento de Joseph me tiene un tanto confundida, quizás tenga un déficit de atención o bipolaridad. No soy psicóloga como para sacar mis propias conclusiones, pero sin duda ha cambiado demasiado como para asustarme.Salgo de la oficina de mi padre con dirección al vestíbulo para averiguar si mis maletas arribaron, pero por el pasillo escucho algunas risas. Logro distinguir la voz de Joseph y una voz femenina.—Lo siento—murmura la voz femenina.-—No lo sientas pequeña, sabes que me encanta—menciona Joseph en un tono seductor. ¿¡Con quién está!? ¿¡Y qué están haciendo!?—No deberías hacer esto aquí, alguien podría vernos—vuelve a murmurar la mujer.—No te preocupes, si nos ven los empleados no dirán nada—Insinúa Joseph. ¿¡Qué rayos hacen!?Un extraño sentimiento invadió mi cuerpo, al escuchar las risas e insinuaciones, mi alocada imaginación solo piensa en una cosa, sexo. No puedo contener el disgusto y menos si lo están haciendo en el vestíbulo, ¿Acaso no existen los
Me levanto de mi lugar y tomo mi teléfono móvil, probablemente Ángelo este muy preocupado por mí. Al encenderlo vuelvo a marcar pero sin éxito.Lo único que me queda por hacer es dejarle un correo de voz y explicarle todo. Bueno, tal vez no todo pero Ángelo comprenderá, siempre lo hace.Cuando llegue a Roma él fue el único apoyo que tuve, por un tiempo trabaje con él en su restaurante como camarera. Aunque al principio su carácter era frio y severo, a veces me hacia sufrir debido a mi poca experiencia con ese tipo de servicio, con el paso del tiempo cambio. Nos volvimos inseparables, aunque no fui muy bien recibida por su familia. Su madre que es dueña de una cadena de hoteles de lujo me mira con desprecio pensando que yo podría arrebatarle a su hijo. Pero una relación entre Ángelo y yo, como lo piensa su madre es difícil de ocurrir. El no me mira de esa manera y para mí el fue como un hermano.“Disculpa por no recordar llamarte, ahora estoy en casa de mis padres tuve… un extraño acci
Mientras aún estaba en los fuertes brazos de Joseph, una voz le obligo a soltarme de inmediato.— ¡Joseph!—Dice Alessandra aliviada de encontrarlo. El frunce el ceño cuando escucha su voz. Aun me mira fijamente esperando algo de mí.—Creí que te marcharías después de lo que paso—Alessandra se acerca y lo toma del brazo. Repentinamente él, retira su mano con brusquedad.— ¿Te importa?— replica con desdén a su prometida— ¿Qué te he dicho de interrumpirme mientras estoy ocupado?Me quedo sin habla al ver la manera en cómo trata a su prometida. Me sorprende y me asusta al mismo tiempo. Pero incapaz de moverme, me quedo parada frente a Joseph.— ¡Discúlpame!—dice encogiendo los hombros— Te esperare abajo.Estoy totalmente confundida.Me sostiene la mirada unos segundos más. Muevo mis ojos hacia abajo, no puedo seguir con esto. Se aproxima un paso a mí y toma mi barbilla con su mano derecha, hasta alzar mi rostro. Se acerca lentamente, siento el calor de su rostro en el mío.—No soy tu herm