Dorothy no pudo dormir esa noche, pensando en las fotografías que había logrado sacar de la oficina de la señora Lennox. Tenía mucho tiempo que no hacía algo similar, la última vez que había robado algo de su oficina había sido aquella vez en que Mila se había enfadado con su "Amor secreto" si es que aún se le podía decir así. Había arrojado algunos collares que él le había regalado y algunos habían quedado despedazados. Dorothy los había llevado a reparar, pero no todos habían regresado a su estuche original, sino que los había vendido para sacar un poco de provecho de la situación, por supuesto, pensando lo que le diría a Mila una vez que ella se enterara de que había collares faltantes, pero eso nunca sucedió o al menos por el momento Mila no se había puesto a revisar cuantos y cuáles collares tenía. Mila tenía sus collares favoritos y eran los únicos que utilizaba cada vez que su amante y ella se encontraban, pero eso la hizo levantarse en seco. El padre del señor Lennox estaba
—No me voy a mover de este sitio hasta que alguien me diga que diablos esta sucediendo— la cocina se quedó en absoluto silencio, así que Amelia suspiro complacida por esa necedad suya de querer hacer su regalada gana, así que no tuvo ningún problema en revelárselo —La señora no quiere que la relacionen con alguien que esta bajo investigación policiaca por el "Accidente" de la nana. Al final, el ama de llaves había decidido que la discusión se llevará a cabo en su oficina. Amelia iba a recibir una infracción por revelar algo tan delicado en un lugar tan público como lo era la cocina, pero aún no quitaba el hecho de que Dorothy no se había comportado debidamente. Estaba quieta, sobre una silla frente al escritorio del ama de llaves, pero a pesar de la gravedad de lo que una investigación policiaca podía representar para ella, lo único que le preocupaba y la alteraba, era el hecho de que había sido la misma señora Lennox quien le había hecho la solicitud. Era inaudito. —Lo lamento muc
—Buenos días, señora Lennox. ¿Esta teniendo una excelente mañana el día de hoy?— expresó Amelia dejando el carrito a un lado para poder abrir las cortinas que cubrían el ventanal. Emily no respondió enseguida, su mente trataba de procesar el cambio. ¿Qué había pasado con Dorothy? —¿Tú me atenderás esta mañana?— logro decir después de unos segundos y Amelia asintió con la cabeza—ya que solicito que nadie más cubriera el puesto, se decidió que para poder seguir atendiéndola con el mejor servicio, algunos empleados rolaran turnos para que pueda conocerlos y quizás alguno de ellos le agrade para ser su asistente. —Entiendo— dijo Emily tratando de pensar sobre el asunto, el tener a varias personas ahí definitivamente no le convenía, no solo por la salud de Jacob, sino porque en algún momento debia dejar de ser Mila y volver a ser ella misma, así que no podía seguir fingiendo todo el tiempo, aunque ciertamente había hecho cambios significativos que Mila, ni en un millón de años habría
Emily debía admitir que lo quisiera o no, la madre de Mila sabia vestirse muy bien y lograba que cada traje o vestido que portaba, se le viera tan sensual y llamativo en su cuerpo. —¡Dios, Mila!—la sermoneo Alessandra mientras se aproximaba a las escaleras por donde ellos bajaban. Cuando el empleado puso la carriola sobre el piso con cuidado, Alessandra lo miro al bebé con curiosidad, ya que aquella primera vez, simplemente no había podido hacerlo adecuadamente debido a John— son tan tiernos mientras son pequeños. Emily no respondió, pero sí sonrió un poco y acomodo la cobija del pequeño bebe de Mila. —No esperaba verte tan pronto—le apremio Emily, no se había aparecido esos últimos días, aun sabiendo que su hija acababa de salir de una operación de emergencia. Emily se preguntó qué habría pasado si John nunca la hubiera conocido, si ellos dos no se hubieran visto en primera instancia. Ella por supuesto seguiría con su vida, pero John, seguramente estaría camino a la cárcel y e
El padre de John se encontró con Alessandra en el camino, pero debido a la rabia qué sé notaba en el brillo de sus ojos y en sus murmullos cargados de maldiciones, no se atrevió siquiera a saludarla.Venía del balcón principal donde él y Mila solían comer y hablar de un futuro prometedor juntos, de hecho parecía que había estado con ella, así que no dudo en aproximarse para saber qué estaba ocurriendo, pero antes siquiera de poder dar la vuelta al pasillo, se dio cuenta de que su hijo se dirigía precisamente a ese lugar, así que se detuvo en seco.Parecía últimamente que ambos se llevaban bien, bastante bien de lo común, él suponía que era debido al rencor que Mila sentía por él, por haberla abandonado, así que mientras no aclarara las cosas con ella, no podía acercarse, al menos no si su hijo estaba rondando por ahí. Incluso llego a pensar que tal vez su presencia se debia a que ya sospechaba sobre su relación y de ser verdad, tal vez debia abstenerse de buscar a Mila, al menos por e
La fiesta que John había planeado era excepcional, nada de lo que Emily hubiese visto antes, era como estar en un antro a las tres de la mañana, entre luces de neón y pulseras de todo tipo de colores, solo que no había condones flotando en el aire, eso era de muy mal gusto para una fiesta de ese estilo, pero a pesar del buen ambiente que se vivía, Emily no lo estaba disfrutando.Ella estaba un poco angustiada por Jacob, veía a cada rato su teléfono esperando algún mensaje de ayuda de Amelia, pero al parecer ella no tenía ningún tipo de problema, ya que no había recibido nada, ni siquiera una llamada.John, por otro lado, había decido saludar a viejos amigos, conversar como hacía mucho tiempo no lo hacía, pero desde su lugar vigilaba muy bien a su padre, quien había decidido embriagarse desde el primer instante, al principio se había mantenido al margen con sus propios amigos, los pocos que tenía en el país, pero después de cenar, había tomado copa tras copa, decepcionado por supuesto,
—Mila no merece tus lágrimas—expresó John tratando de animarla, pero en la mente de Emily transitaba la idea de que habría pasado si nunca la hubieran separado de su lado, si nunca hubiera caído en las manos de Alessandra, para Emily ella era la verdadera culpable de que su hermana hubiera cometido tantas equivocaciones.—Tú no entiendes—logro decirle entre lagrimeos sutiles y tiernos sollozos. Ella no lloraba por la Mila que todo el mundo había conocido, sino por la persona que pudo llegar a ser, pero no se lo permitieron—nos separaron, la secuestraron y ahora... ella está... muerta, pero lo peor es que ninguno de nuestro padres lo saben.John enderezó un poco la espalda hacia atrás después de escuchar a Emily, aquel era un asunto que desconocía, es decir, que habían secuestrado a Mila. ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cuándo?No había pensado en esa posibilidad hasta en ese momento. Era claro que Mila y Emily eran idénticas, dos gotas de agua que no podían distinguirse físicamente, pero sí interio
—Emily—pronuncio su nombre en un susurro con cierto toque seductor. Olvidando el hecho de que se parecía a su esposa, Emily había logrado despertar en él, un sentimiento que pensó nunca volvería a sentir. Deseo.Ella, sin pensarlo dos veces, se acercó a los labios de John y le dio un beso sutil, uno que John no dudo en responder, ambos gozaron del tacto que sus labios ofrecían, pero entonces él lo meditó un momento. —Emily...—volvió a repetir mientras sostenía su muñeca entre su mano, ya que esta se había colocado sobre su pecho. La deseaba, es decir, estaba sintiendo algo más que solo cariño por ella, pero más que eso, también necesitaba de otro tipo de afecto, pero algo en su interior le dijo que lo que estaba pasando no debia ocurrir, no solo porque Emily compartía la misma sangre que Mila, sino porque no quería cometer el mismo error dos veces— detente por favor, no hagas nada de lo que posiblemente podrías arrepentirte mañana.Emily estaba mareada, pero no exactamente ebria como