—Por supuesto que no— vocifero Alessandra con un poco de tos, debido a que había hablado mientras intentaba meter humo a sus pulmones, para encontrar un poco de paz en esa acción— pero hablar con ella no servirá de nada, lo mejor sería demostrarle que podemos atacar cuando nosotros queramos y ella no podrá hacer nada a menos que nuestro acuerdo siga en pie. —Me gusta lo que dices— sonrió George complacido con lo que escuchaba, sabia que Alessandra no era precisamente una mujer ordinaria y mucho menos cobarde o débil. Ella era el tipo de mujer que le gustaban, astuta, inteligente y audaz, de esa forma él no necesitaba mover un solo dedo para seguir disfrutando de la buena vida— dime más, mi cielo. Alessandra sonrío extasiada por la forma en que George había pronunciado esas palabras, su forma de hablar cuando estaban a solas era tan seductora para ella que no dudo ni un segundo en subirse a sus piernas, cosa que no tomo desprevenido a George. —Estaba pensando en envenenarlo— dijo
Una vez tomada la decisión, salió de la habitación, cuidando qué nadie la viera salir, mirando a su izquierda y a su derecha. El pasillo estaba oscuro, por lo que avanzó confiada en que su plan funcionaria y así fue, pudo llegar a salvo a la oficina de Mila sin qué nadie la viera entrar para tomar el lápiz qué necesitaba. Su plan era tomar un lápiz, el cual había visto en alguna parte entre todo el desorden, se sentó sobre la silla detrás del escritorio y busco sin mucha prisa, creyendo qué mientras no encendiera más que la pequeña luz del escritorio, nadie se enteraria qué ella estaba ahí, pero lo que ella no sabia es que Mila no era la única persona que tenía una copia de la llave de su oficina. John Lennox Padre tenía una copia de aquella habitación y justo mientras Emily buscaba un lápiz, él se hizo presente, no porque la hubiese visto llegar, sino porque ese lugar siempre había sido su lugar de encuentro. Mientras Emily buscaba con cuidado de no hacer el menor ruido, no se p
—Quiso propasarse conmigo, pero le di su merecido— admitió Emily con una sonrisa nerviosa, es decir, esperaba que John se molestara por ello, pero no parecía estar ni sorprendido ni alterado por ello. —Me alegra saberlo— dijo mientras se quitaba la chaqueta de su traje y acortaba la distancia que había entre los dos para colocarla sobre sus hombros y brindarle un poco de calor— hace frío, será mejor que regreses a la cama. Hubo un extraño e incómodo silencio mientras ambos volvían a la recámara principal, Emily se cuestionó a sí misma las palabras de John, incluso le parecio que tal vez él ya sabia lo de Mila y su padre y por ello estaba renuente a estar con el pequeño Jacob y tal vez por ello prefería que ella tampoco se acercara al niño, tal vez para no recordarle la traición de Mila y su padre. Al llegar a esa conclusión, Emily suspiro y miro a John por el rabillo del ojo, caminaba delante de ella a tan solo un paso, pero tal y como lo había visto antes, él estaba bastante tranq
—Buenos días, señora. ¿Durmió bien?—cuestiono Dorothy esta vez sin el carrito de servicio, pero con los tres conjuntos a elegir para ese día. Emily estiró los brazos e instintivamente miro hacia el ventanal, el sol brillaba por su ausencia y en vez de eso se escuchaban truenos qué provenían de la nubes cargadas de agua y estática. —Qué hermoso clima ¿No?—musito Emily quejándose del mal tiempo, cosa que le pareció muy apropiado decir ahora que conocía un poco más a Mila. —Un grandioso día si pretende no salir—respondió Dorothy levantando el primer conjunto, esta vez se trataba de un pantalón azul y una blusa de manga larga de color negra semitransparente, además de un suéter del mismo color qué hacía juego, pero Emily no lo sintió del todo cómodo para ponérselo en un día de lluvia como ese. Negó con la cabeza rechazando la opción mientras se levantaba de la cama para tomar la bata fina de Mila y taparse un poco la espalda. —Necesito algo más abrigador, la casa es demasiado frí
Cuando se alejaron uno del otro, Emily sonrió extasiada al ver la expresión enfadada del padre de John, era como ver a un adolescente enfadado por ver a su ex en manos de otro hombre. Era lo que se merecía, no solo por romper el corazón de Mila, sino también por lo que le había hecho a ella la noche anterior. Como si un estúpido beso fuese a solucionarlo todo y Mila fuese a cambiar de opinión ¿Quién diablos se creía? John se sentó a su lado, mientras qué su padre se sentó frente a la mujer que él pensaba que era Mila. En su mente, John Lennox pensaba que Mila estaba muy enfadada con él y por esa razón permitía qué su hijo la besara, para castigarlo y darle un poco de su propia medicina porque ella estaba enamorada de él hasta el punto de abandonar a su propio hijo por él. En su mente enferma, él esperaba que fuese la misma Mila quien fuese detrás de él, tras lo que le había hecho la noche anterior. —Buenos días, querida Mila—la saludo aquel hombre despreciable mientras colocaba una
El padre de John era abogado igual que él, pero a diferencia de su hijo, él no supo en qué invertir lo que llegaba a ganar en el bufete para abogados en el que había trabajado por años hasta su jubilación, pero sí había invertido en las remodelaciones de la modesta mansión que era propiedad de su ahora fallecida esposa, propiedad que había pasado a sus manos una vez que esta había fallecido. De alguna forma siempre se había salido con la suya, incluso con la esposa de su hijo y ahora quería un poco de lo que su muchacho se había ganado con un poco de suerte, según su opinión. —Creo tener los socios necesarios en Escocia, papá. Ellos sabrán encargarse de los negocios sin que yo tenga que intervenir— expresó, esta vez un poco más molesto. —No entiendo tu negativa— esta vez protesto su padre soltando a propósito la pequeña cuchara con la que había estado jugando encima de su postre— solo quiero ayudarte, tener algo en común juntos como cuando aún vivías en casa con nosotros, cuando ér
—Lo encontré en el pasillo y me vi obligado a invitarlo, aunque no pensé que querría quedarse todo este tiempo— justifico John algo que Emily no paso por alto al comprender que él realmente quería desayunar a solas con ella. —Es un hombre realmente persistente—dijo Emily con las mejillas enrojecidas—¿Qué son esos negocios de los que hablaba? John esbozó una sonrisa inconscientemente recordando como es que había terminado siendo accionista mayoritario de una empresa pesquera en la que nadie quiso invertir excepto él. —Invertí en un negocio poco rentable cuando era universitario, dos amigos y yo lo hicimos creyendo que tal vez podíamos duplicar nuestras ganancias, para el final de nuestra carrera— dijo con cierta melancolía recordando el ayer. —¿Y qué paso? ¿Las recuperaste? —Sí, pero no en el tiempo que estimamos. La empresa era muy pequeña en comparación con las grandes corporaciones con las que competía. Tuve que conseguir un empleo de medio tiempo porque el dinero que inver
John soltó una carcajada, nadie le había dicho nada parecido, quizás porque no solía contar sus historias a quien fuera, podía ser que Emily tuviera razón, pero lo quisiera o no, la mayoría de las posesiones que tenía, habían sido adquiridas gracias a sus negocios. —¿Por qué te dedicaste a lo legal en vez de seguir haciendo ese "Hobby" que tan bien se te da?—insistió Emily, aunque ya le había dado una razón poderosa, sus padres. Entendía que había padres muy estrictos y que por ello muchas personas en el mundo eran infelices porque se les imponía una carrera que no era precisamente lo suyo y eso supuso de John que en realidad lo suyo eran el mundo empresarial, por muy pequeños que fuesen sus negocios. —Porque soy muy bueno en lo que hago— dijo John esta vez un poco más serio— puede que no lo parezca con todo lo que te he contado, pero desde pequeño admire el trabajo de mi padre, aunque él no siempre defendía a personas buenas. —¿Y tú lo haces?— cuestiono Emily —En realidad soy i