—Me parece que los videos que tomaba de sí misma te servirán para conocer más de ella—le indico John, lo cierto es que no sabia como podrían mantener esa mentira a flote. Mila tenía asuntos privados de los cuales él no sabía y de hecho no había querido involucrarse desde el mismo instante en que descubrió qué ella lo había embaucado. Temía qué Mila lo inculpará de sus acciones y él terminará en la cárcel por su causa, así que en cierto modo, el qué ella hubiese muerto, en realidad era como una bendición. —De acuerdo—acepto Emily tomando el teléfono, sin embargo, no pudo desbloquearlo en ese momento ya qué, el señor Lennox la condujo hacia la puerta, puesto que se suponía qué él llevaba a Mila a descansar. Ambos salieron de la oficina y Emily cerro la puerta para después guardar la llave en su propio cuello. Sabiendo que Mila tenía bastantes secretos, no podía perder esa llave mientras ella fingiera ser Mila Lennox. John condujo a Emily hasta su habitación, la qué alguna vez había co
Ella le habría regresado la bofetada, no solo porque Alessandra no era su madre y no había forma de que llegase a respetar a alguien como ella, sino porque una voz en su cabeza le susurro qué debía abstenerse de hacer una estupidez semejante. Si lo que John decía era cierto, probablemente ella se daría cuenta. —¡Yo te di todo lo que tienes y también te lo puedo quitar!—le recordó sin darse cuenta de que ella no era su hija y esas palabras dejaron a Emily en silencio. ¿Qué significaba eso? Alessandra finalmente la soltó y camino un par de metros hacia atrás para calmarse. —Se suponía qué John debía estar en prisión ¿Por qué él sigue aquí?—cuestiono Alessandra exasperada. Emily no supo qué decir al respecto, no entendía a que se refería. —Lo lamento—musito tocándose la mejilla, con cierta timidez y miedo. —¿Lo lamentas? —cuestiono Alessandra con cierto tono de sarcasmo— ¿Qué estúpida excusa es esa? ¿Por qué diablos no llamaste a la policía cuando tuviste la oportunidad? —¿P
—¡No hice nada de lo que ellos pretendían acusarme! —reclamó John al percatarse de su sorpresa y quizás sus dudas. —Explicame en que diablos me he metido porque no entiendo nada—solícito Emily esta vez con voz sería y algo preocupada, puesto que lo poco que había vivido desde su llegada le indicaba qué debía marcharse antes de meterse en un problema grave. —Para no hacerte el cuento largo—dijo John levantándose de su sitio para encaminarse hacia su propio guardarropa, dándole la espalda a Emily, no por mala educación, sino por vergüenza—Mila y su madre confabularon en mi contra para quitarme todo mi dinero, poner mis propiedades a su nombre y acusarme de fraude y lavado de dinero para deshacerse de mí. Emily se quedó en silencio mientras reflexiona a sobre las acciones de Mila. No solo era soberbia y pretenciosa, sino que también era una criminal. Cada segundo en ese lugar le hacía pensar que tal vez se había equivocado y quizás Mila solo era una extraña y quizás terrible coincidenc
Todo por supuesto, de marcas exclusivas para un cuidado profundo, pero al mismo tiempo una limpieza delicada con su piel. Mila lo tenía todo, mascarillas, humectantes y todo tipo de cosas, algunas claramente innecesarias. Emily qué era una enfermera, alguna vez había asistido, únicamente porque el personal estaba escaso aquella vez, a la dermatóloga qué atendía en su hospital y le había escuchado decir que muchos de los productos de limpieza qué existían, eran meramente una forma de seguir sacando dinero de las consumidoras. Y aunque su piel nunca se sintió tan fresca y renovada, Emily decidió no sobre estimular su piel con tanto productos cuando solo bastaba un poco de jabón y agua, además de un humectante. Cuando termino, se animó a entrar al guardarropa de Mila y lo que vio no le sorprendió en lo absoluto. El lugar estaba repleto de ropa, hermosos vestidos de gala y para cócteles, blusas y también abrigos de buena calidad y estilo, zapatillas de todos los colores y tamaños, as
—S-sí—respondió Emily con la voz rasposa y es que después de ver el banquete frente a ella, se dio cuenta de muchas cosas, de hecho, descubrió algo que realmente la sorprendió. Mila había cambiado su dieta o al menos eso era lo que Dorothy le había informado sin querer, por supuesto, ella no tenía idea de cuál había sido su dieta anterior, pero siendo enfermera y teniendo un poco en cuenta lo que ella sabia sobre cuidados de la mujer en etapa de puerperio. Mila había considerado diferentes tipos de alimentos, por supuesto, en porciones diminutas, pero en gran abundancia, por lo cual estaba plenamente equilibrada. Por supuesto para una persona ajena al área de la salud, habría pensado que Mila únicamente se había preocupado en preparar todo para bajar de peso en cuanto su hijo naciera, pero para Emily en realidad era una forma de cariño hacia el pequeño, puesto que en realidad las mujeres en estado de lactancia necesitan consumir alimentos en alta cantidad de vitaminas, minerales, f
—El conjunto beige, por favor. —¿Y los zapatos? —cuestiono Dorothy, pero ya que Emily no tenía ni idea del cual usar o mejor dicho, cuáles tenía Mila en su armario, decidió darle esa tarea a Dorothy, algo que no solía suceder casi nunca. Dorothy volvió al armario, mientras Emily terminaba de consumir sus alimentos, pero en cierto momento, recibió un mensaje en el teléfono de Mila. “Supe que regresaste a la residencia. ¿Cómo te encuentras?” El número había sido agendado únicamente por dos iniciales “J. L.” como si Mila hubiese deseado esconder su nombre. Por un momento Emily creyó qué sé trataba del propio John Lennox ya qué no conocía a nadie más con ese apellido y era muy improbable qué existiera alguien más con esas mismas iniciales, al menos dentro del círculo social de Mila. Sin embargo, de ser el señor Lennox, no tendría por qué mandarle un mensaje con ese tipo de preguntas, sabiendo que ella no era Mila, pero antes de llegar a una conclusión recibió un nuevo mensaje:
—Perdón—insistió en pedir disculpas, como si aquello hubiese sido otro accidente más, pero Emily intuyo que tal vez pretendía pedirle algo— soy tan torpe. —Eso parece—respondió Emily con una sonrisa fingida, así que en vez de seguir hacia adelante cruzo sus manos por encima de su abdomen esperando que de una buena vez se animara a hablar con ella—¿Y bien? ¿Quieres decirme algo o me vas a dejar pasar? Charlie mantuvo la misma sonrisa avergonzada en sus labios, se rascó la frente y luego miro a Emily con decisión. —Me parece que ha habido un error, querida hermana—expreso Charlie esta vez en un tono más serio— no he recibido mi cuota del mes. Emily de pronto tuvo mil y un pensamientos de lo que eso significaba, pero el primero y el más probable, es que era verdad que la familia de Mila abusaba de su poder como la mujer de un hombre tan adinerado como lo era John Lennox. Seguramente, Mila le habría dado el dinero sin pensarlo dos veces. Charlie debia tener información valiosa de
—Ya no debería pensar en eso, en este momento—se dijo a sí misma en voz alta, puesto que ya habría tiempo para averiguar sobre ello o al menos eso era lo que Emily intuía, que habría tiempo. Frente a ella se encontraba aquella computadora portátil, la cual debia tener información importante, quizás su reportes médicos. Muchos hospitales privados enviaban los reportes médicos por correo electrónico a cada paciente, para que en caso de emergencia esa información se pudiera transferir al hospital donde el paciente había acudido. Emily intuyo que alguno de esos informes podría confirmarle que ella sufría de alguna enfermedad congénita del corazón y que había sido muy imprudente al viajar conociendo su condición. Podía ser una información irrelevante para su búsqueda, ella ya tenía material genético y ya había enviado las muestras para que ambas fueran comparadas, eso era lo único que le interesaba, pero por lo poco que había descubierto de Mila, parecía que ella quería vivir y cabía la