—¡No hice nada de lo que ellos pretendían acusarme! —reclamó John al percatarse de su sorpresa y quizás sus dudas. —Explicame en que diablos me he metido porque no entiendo nada—solícito Emily esta vez con voz sería y algo preocupada, puesto que lo poco que había vivido desde su llegada le indicaba qué debía marcharse antes de meterse en un problema grave. —Para no hacerte el cuento largo—dijo John levantándose de su sitio para encaminarse hacia su propio guardarropa, dándole la espalda a Emily, no por mala educación, sino por vergüenza—Mila y su madre confabularon en mi contra para quitarme todo mi dinero, poner mis propiedades a su nombre y acusarme de fraude y lavado de dinero para deshacerse de mí. Emily se quedó en silencio mientras reflexiona a sobre las acciones de Mila. No solo era soberbia y pretenciosa, sino que también era una criminal. Cada segundo en ese lugar le hacía pensar que tal vez se había equivocado y quizás Mila solo era una extraña y quizás terrible coincidenc
Todo por supuesto, de marcas exclusivas para un cuidado profundo, pero al mismo tiempo una limpieza delicada con su piel. Mila lo tenía todo, mascarillas, humectantes y todo tipo de cosas, algunas claramente innecesarias. Emily qué era una enfermera, alguna vez había asistido, únicamente porque el personal estaba escaso aquella vez, a la dermatóloga qué atendía en su hospital y le había escuchado decir que muchos de los productos de limpieza qué existían, eran meramente una forma de seguir sacando dinero de las consumidoras. Y aunque su piel nunca se sintió tan fresca y renovada, Emily decidió no sobre estimular su piel con tanto productos cuando solo bastaba un poco de jabón y agua, además de un humectante. Cuando termino, se animó a entrar al guardarropa de Mila y lo que vio no le sorprendió en lo absoluto. El lugar estaba repleto de ropa, hermosos vestidos de gala y para cócteles, blusas y también abrigos de buena calidad y estilo, zapatillas de todos los colores y tamaños, as
—S-sí—respondió Emily con la voz rasposa y es que después de ver el banquete frente a ella, se dio cuenta de muchas cosas, de hecho, descubrió algo que realmente la sorprendió. Mila había cambiado su dieta o al menos eso era lo que Dorothy le había informado sin querer, por supuesto, ella no tenía idea de cuál había sido su dieta anterior, pero siendo enfermera y teniendo un poco en cuenta lo que ella sabia sobre cuidados de la mujer en etapa de puerperio. Mila había considerado diferentes tipos de alimentos, por supuesto, en porciones diminutas, pero en gran abundancia, por lo cual estaba plenamente equilibrada. Por supuesto para una persona ajena al área de la salud, habría pensado que Mila únicamente se había preocupado en preparar todo para bajar de peso en cuanto su hijo naciera, pero para Emily en realidad era una forma de cariño hacia el pequeño, puesto que en realidad las mujeres en estado de lactancia necesitan consumir alimentos en alta cantidad de vitaminas, minerales, f
—El conjunto beige, por favor. —¿Y los zapatos? —cuestiono Dorothy, pero ya que Emily no tenía ni idea del cual usar o mejor dicho, cuáles tenía Mila en su armario, decidió darle esa tarea a Dorothy, algo que no solía suceder casi nunca. Dorothy volvió al armario, mientras Emily terminaba de consumir sus alimentos, pero en cierto momento, recibió un mensaje en el teléfono de Mila. “Supe que regresaste a la residencia. ¿Cómo te encuentras?” El número había sido agendado únicamente por dos iniciales “J. L.” como si Mila hubiese deseado esconder su nombre. Por un momento Emily creyó qué sé trataba del propio John Lennox ya qué no conocía a nadie más con ese apellido y era muy improbable qué existiera alguien más con esas mismas iniciales, al menos dentro del círculo social de Mila. Sin embargo, de ser el señor Lennox, no tendría por qué mandarle un mensaje con ese tipo de preguntas, sabiendo que ella no era Mila, pero antes de llegar a una conclusión recibió un nuevo mensaje:
—Perdón—insistió en pedir disculpas, como si aquello hubiese sido otro accidente más, pero Emily intuyo que tal vez pretendía pedirle algo— soy tan torpe. —Eso parece—respondió Emily con una sonrisa fingida, así que en vez de seguir hacia adelante cruzo sus manos por encima de su abdomen esperando que de una buena vez se animara a hablar con ella—¿Y bien? ¿Quieres decirme algo o me vas a dejar pasar? Charlie mantuvo la misma sonrisa avergonzada en sus labios, se rascó la frente y luego miro a Emily con decisión. —Me parece que ha habido un error, querida hermana—expreso Charlie esta vez en un tono más serio— no he recibido mi cuota del mes. Emily de pronto tuvo mil y un pensamientos de lo que eso significaba, pero el primero y el más probable, es que era verdad que la familia de Mila abusaba de su poder como la mujer de un hombre tan adinerado como lo era John Lennox. Seguramente, Mila le habría dado el dinero sin pensarlo dos veces. Charlie debia tener información valiosa de
—Ya no debería pensar en eso, en este momento—se dijo a sí misma en voz alta, puesto que ya habría tiempo para averiguar sobre ello o al menos eso era lo que Emily intuía, que habría tiempo. Frente a ella se encontraba aquella computadora portátil, la cual debia tener información importante, quizás su reportes médicos. Muchos hospitales privados enviaban los reportes médicos por correo electrónico a cada paciente, para que en caso de emergencia esa información se pudiera transferir al hospital donde el paciente había acudido. Emily intuyo que alguno de esos informes podría confirmarle que ella sufría de alguna enfermedad congénita del corazón y que había sido muy imprudente al viajar conociendo su condición. Podía ser una información irrelevante para su búsqueda, ella ya tenía material genético y ya había enviado las muestras para que ambas fueran comparadas, eso era lo único que le interesaba, pero por lo poco que había descubierto de Mila, parecía que ella quería vivir y cabía la
Emily se vio obligada a guardar las fotografías en su lugar y cerrar sesión para mantener todos los secretos de Mila a salvo. Luego acudió al encuentro de Dorothy y al abrir la puerta, la asistente de Mila, la miro con cierto desconcierto. Se notaba a simple vista qué había llorado, tenía los ojos rojos y la nariz del mismo color, pero Emily ignoro su reacción para poder cerrar de nuevo la puerta con la única llave qué existía de esa oficina. —¿Desea comer algo antes de iniciar con el paseo? —cuestiono Dorothy mostrándose servicial, pero Emily ni siquiera tenía apetito con toda esa bomba de información que había obtenido gracias a ese par de fotografías. Lo que necesitaba era precisamente salir y respirar aire. —No—respondió en seco y sin mucho ánimo, tal y como se había comportado Mila las últimas semanas, así que en esa ocasión Dorothy intuyo qué tal vez lo único que su señora necesitaba para ser la misma de antes era el pasar tiempo en casa y volver a sentirse ella misma. —D
No esperaba volver a verla en toda su vida, pero de pronto y sin previo aviso, justo el día de su muerte. Mila había vuelto a la vida gracias a su supuesta hermana perdida. John todavía no lograba procesarlo, pero de alguna forma había perdido a Mila sin perderla del todo, porque la mujer que se hacía pasar por ella era idéntica y al mismo tiempo completamente distinta. Su teléfono móvil lo hizo despertar del trance autoinfligido qué la figura de Emily le había provocado, esperaba una llamada muy importante, la llamada de su abogado, quien le ayudaría a solucionar su situación antes de que las demandas comenzarán a llegar a la puerta, así que se alejó de la ventana justo cuando Emily levanto la mirada y divisó su figura a la distancia. Emily contempló la ventana aun después de que John desapareciera de su visión. Se preguntó si alguna vez Mila habría estado enamorada de él, después de todo no parecía ser un mal hombre. Era atractivo, adinerado y bastante inteligente, era muy de