—S-sí—respondió Emily con la voz rasposa y es que después de ver el banquete frente a ella, se dio cuenta de muchas cosas, de hecho, descubrió algo que realmente la sorprendió. Mila había cambiado su dieta o al menos eso era lo que Dorothy le había informado sin querer, por supuesto, ella no tenía idea de cuál había sido su dieta anterior, pero siendo enfermera y teniendo un poco en cuenta lo que ella sabia sobre cuidados de la mujer en etapa de puerperio. Mila había considerado diferentes tipos de alimentos, por supuesto, en porciones diminutas, pero en gran abundancia, por lo cual estaba plenamente equilibrada. Por supuesto para una persona ajena al área de la salud, habría pensado que Mila únicamente se había preocupado en preparar todo para bajar de peso en cuanto su hijo naciera, pero para Emily en realidad era una forma de cariño hacia el pequeño, puesto que en realidad las mujeres en estado de lactancia necesitan consumir alimentos en alta cantidad de vitaminas, minerales, f
—El conjunto beige, por favor. —¿Y los zapatos? —cuestiono Dorothy, pero ya que Emily no tenía ni idea del cual usar o mejor dicho, cuáles tenía Mila en su armario, decidió darle esa tarea a Dorothy, algo que no solía suceder casi nunca. Dorothy volvió al armario, mientras Emily terminaba de consumir sus alimentos, pero en cierto momento, recibió un mensaje en el teléfono de Mila. “Supe que regresaste a la residencia. ¿Cómo te encuentras?” El número había sido agendado únicamente por dos iniciales “J. L.” como si Mila hubiese deseado esconder su nombre. Por un momento Emily creyó qué sé trataba del propio John Lennox ya qué no conocía a nadie más con ese apellido y era muy improbable qué existiera alguien más con esas mismas iniciales, al menos dentro del círculo social de Mila. Sin embargo, de ser el señor Lennox, no tendría por qué mandarle un mensaje con ese tipo de preguntas, sabiendo que ella no era Mila, pero antes de llegar a una conclusión recibió un nuevo mensaje:
—Perdón—insistió en pedir disculpas, como si aquello hubiese sido otro accidente más, pero Emily intuyo que tal vez pretendía pedirle algo— soy tan torpe. —Eso parece—respondió Emily con una sonrisa fingida, así que en vez de seguir hacia adelante cruzo sus manos por encima de su abdomen esperando que de una buena vez se animara a hablar con ella—¿Y bien? ¿Quieres decirme algo o me vas a dejar pasar? Charlie mantuvo la misma sonrisa avergonzada en sus labios, se rascó la frente y luego miro a Emily con decisión. —Me parece que ha habido un error, querida hermana—expreso Charlie esta vez en un tono más serio— no he recibido mi cuota del mes. Emily de pronto tuvo mil y un pensamientos de lo que eso significaba, pero el primero y el más probable, es que era verdad que la familia de Mila abusaba de su poder como la mujer de un hombre tan adinerado como lo era John Lennox. Seguramente, Mila le habría dado el dinero sin pensarlo dos veces. Charlie debia tener información valiosa de
—Ya no debería pensar en eso, en este momento—se dijo a sí misma en voz alta, puesto que ya habría tiempo para averiguar sobre ello o al menos eso era lo que Emily intuía, que habría tiempo. Frente a ella se encontraba aquella computadora portátil, la cual debia tener información importante, quizás su reportes médicos. Muchos hospitales privados enviaban los reportes médicos por correo electrónico a cada paciente, para que en caso de emergencia esa información se pudiera transferir al hospital donde el paciente había acudido. Emily intuyo que alguno de esos informes podría confirmarle que ella sufría de alguna enfermedad congénita del corazón y que había sido muy imprudente al viajar conociendo su condición. Podía ser una información irrelevante para su búsqueda, ella ya tenía material genético y ya había enviado las muestras para que ambas fueran comparadas, eso era lo único que le interesaba, pero por lo poco que había descubierto de Mila, parecía que ella quería vivir y cabía la
Emily se vio obligada a guardar las fotografías en su lugar y cerrar sesión para mantener todos los secretos de Mila a salvo. Luego acudió al encuentro de Dorothy y al abrir la puerta, la asistente de Mila, la miro con cierto desconcierto. Se notaba a simple vista qué había llorado, tenía los ojos rojos y la nariz del mismo color, pero Emily ignoro su reacción para poder cerrar de nuevo la puerta con la única llave qué existía de esa oficina. —¿Desea comer algo antes de iniciar con el paseo? —cuestiono Dorothy mostrándose servicial, pero Emily ni siquiera tenía apetito con toda esa bomba de información que había obtenido gracias a ese par de fotografías. Lo que necesitaba era precisamente salir y respirar aire. —No—respondió en seco y sin mucho ánimo, tal y como se había comportado Mila las últimas semanas, así que en esa ocasión Dorothy intuyo qué tal vez lo único que su señora necesitaba para ser la misma de antes era el pasar tiempo en casa y volver a sentirse ella misma. —D
No esperaba volver a verla en toda su vida, pero de pronto y sin previo aviso, justo el día de su muerte. Mila había vuelto a la vida gracias a su supuesta hermana perdida. John todavía no lograba procesarlo, pero de alguna forma había perdido a Mila sin perderla del todo, porque la mujer que se hacía pasar por ella era idéntica y al mismo tiempo completamente distinta. Su teléfono móvil lo hizo despertar del trance autoinfligido qué la figura de Emily le había provocado, esperaba una llamada muy importante, la llamada de su abogado, quien le ayudaría a solucionar su situación antes de que las demandas comenzarán a llegar a la puerta, así que se alejó de la ventana justo cuando Emily levanto la mirada y divisó su figura a la distancia. Emily contempló la ventana aun después de que John desapareciera de su visión. Se preguntó si alguna vez Mila habría estado enamorada de él, después de todo no parecía ser un mal hombre. Era atractivo, adinerado y bastante inteligente, era muy de
—P-por supuesto—respondió Dorothy algo nerviosa por el descubrimiento que había hecho, aunque no se animó a preguntar el motivo por el que Mila había decidido hacer eso, después de todo no era la primera vez que Mila hacía ese tipo de cosas para seguir manteniendo sus secretos a salvo. Como aquella vez en que Mila había viajado a Escocia con su suegro para visitar a la madre que John quien en ese entonces se encontraba enferma. Por alguna razón, Mila había tenido que aplicar dos capas de base de maquillaje con una cobertura alta para ocultar algo en su piel, quizás un rasguño o un moretón, eso había sido algo que Mila se había guardado para sí misma, cosa que le disgusto a Dorothy porque mayormente solía compartir casi todo con ella. Ambas caminaron por el pasillo intentando seguir el mismo camino para volver al segundo piso. Emily planeaba seguir investigando en la computadora de Mila y quizás en los demás cajones suponiendo que Mila era tan descuidada como para dejarlos en su sit
Su mente lo había estado traicionando los últimos meses, de ahí la molestia qué sentía respecto al comportamiento de su padre. Ya qué él, no lo visitaba a él, sino a Mila. No era extraño verlos caminar juntos por los pasillos de la casa, tomando el té o reír juntos en el comedor, pero toda aquella alegría siempre terminaba cuando John hacía acto de presencia. —No quise molestarte—se excusó su padre con una sonrisa relajada mientras caminaba rumbo a la cuna donde el pequeño Jacob dormía. Lo observó tratando de buscar algo que su retorcida mente tanto anhelaba, quería despertarlo y cargarlo para hacer una inspección más profunda, pero ni Mila ni John se lo iban a permitir. —Quería ver al pequeño John—dijo intuyendo qué el nombre del niño era ese, ya que en su familia, desde que tenía memoria, todos los primogénito eran nombrados con el nombre de John. —Su nombre no es John—le rectifico a su padre ocasionando qué él se girará en su dirección con expresión confundida. —¿De qué