Las luces del hospital eran las mismas cada día, brillantes y frías, un recordatorio constante de la lucha que Amy y yo habíamos enfrentado desde el momento en que llegamos aquí.Durante las primeras semanas de su vida, Amy había sido monitoreada cuidadosamente, sus pequeños pulmones trabajando para recuperar la fuerza que necesitaban. Cada vez que los médicos se acercaban a mí con actualizaciones sobre su estado, mi corazón se detenía. A veces eran buenas noticias: su fiebre estaba bajando, su oxígeno se estabilizaba. Pero otras veces, los reportes eran más cautelosos, llenos de términos médicos que no entendía por completo pero que hacían que la preocupación creciera en mi interior.En la unidad de cuidados intensivos neonatales, Amy parecía tan pequeña bajo las luces tenues y rodeada de cables y máquinas. El cristal que nos separaba era una barrera impenetrable, un recordatorio de lo frágil que era su estado. Los días transcurrían lentamente, llenos de horas de espera, oraciones si
Tomar decisiones drásticas nunca es fácil, especialmente cuando esas decisiones van en contra de los sueños que has perseguido durante toda tu vida. Para mí, renunciar a la universidad no fue simplemente un cambio; fue una ruptura con lo que había imaginado para mi futuro. Era como si estuviera dejando atrás no solo mis estudios, sino también una parte de mí misma, de la mujer que había trabajado incansablemente para llegar hasta allí.La idea comenzó como un pensamiento pasajero, algo que intentaba ignorar mientras me encontraba cuidando de Amy en las noches y lidiando con el peso de los gastos acumulados. Pero con el tiempo, ese pensamiento se convirtió en una realidad ineludible.La universidad, con sus horas de clases, sus proyectos y su exigencia constante, ya no era compatible con la vida que tenía ahora. Mis prioridades habían cambiado. La beca, que una vez había sido mi salvavidas, ahora era insuficiente para sostenernos, especialmente con las deudas del hospital y los gastos
El día comenzó como cualquier otro, lleno de esperanzas destruidas y el peso de la incertidumbre.Había pasado semanas buscando empleo, enviando solicitudes y asistiendo a entrevistas que siempre terminaban de la misma manera, con un “Gracias por venir” “Nosotros la llamaremos” y poco más, pero, a pesar de los rechazos, sabía que tenía que seguir intentando. Cada día que pasaba sin trabajo era un día más de preocupación por los gastos acumulados y el futuro de Amy.Dejé a Amy en los brazos seguros de la señora Sophia antes de salir del estudio. Como siempre, su voz cálida fue el aliento que necesitaba antes de enfrentar otro día de incertidumbre.—Hoy será el día, querida. Alguien verá lo especial que eres. Lo sé. —Me dijo con una sonrisa mientras tenía a Amy en brazos.Sonreí débilmente en respuesta, ajustando mi bolso sobre el hombro y prometiéndome que hoy sería diferente. Me despedí de mi hija con dos besos y me dispuse a empezar un nuevo día.La entrevista se llevó a cabo en un
Habían pasado dos semanas desde que fui secuestrada y cada día, era una nueva experiencia para mí. Ahora, durante las noches, el CEO no solo no me tocaba, sino que era cariñoso y compresivo. No había rastro de ese desdén y frialdad hacia mí que lo habían caracterizado desde un inicio. Ahora pasaba su tiempo libre conmigo y con Amy, cosa que agradecía, quizás, porque ahora ya no lo veía como un enemigo del que debía escapar, poco a poco, se había ganado mi confianza. A tal grado que comencé a pensar en seguir a su lado,como su esposa...—Mami, mira. —Me llamó Amy, desde el área de juguetes, a mí, que estaba sentada en un pequeño asiento a la espera de mi familia.El CEO, como siempre estaba a su lado, mirándola orgulloso, mientras sostenía nuestras compras, bolsas y bolsas de juguetes, ropa y zapatos para Amy. Incluso uno de los guardaespaldas tenía más bolsas que podía poner en peligro nuestra seguridad, y por ello, el CEO cargaba las demás.Yo, por mi parte, no había encontrado nada
POV OliverEl agua resbaló entre sus dedos antes de que pudiera reaccionar. La botella golpeó el suelo con un sonido hueco, pero lo único que veía era el cuerpo de Agnes inclinándose hacia atrás, como si sus fuerzas la abandonaran de repente. Al verlo, lo supe de inmediato, algo no estaba bien, pero mi mente solo me decía que debía ser un error, que ella estaba bien. Me negaba a creer que había enfermado, cuando esta mañana se veía tan saludable.Afortunadamente no cayó por completo, pero su postura se volvió inestable, su cabeza se ladeaba mientras sus ojos se cerraban de repente y su color de piel se ennegrecía poco a poco, como si le faltara el oxígeno. —¡Agnes! Fue lo único que pude decir, mi voz fue más fuerte de lo que esperaba y mi mano ya estaba sosteniendo su cabeza antes de que se desplomara por completo. Amy había quedado estática, con su pequeño manatí rosa aferrado con fuerza y sus enormes ojos marrones llenos de pánico. —¡Mamá! —Sollozó mi pequeña hija, mientras
Cada minuto se alargaba como si el tiempo se burlara de nuestra espera. Mis sentidos se agudizaban ante cada susurro en la habitación: el murmullo de los médicos discretamente comentando los posibles diagnósticos, el timbre lejano de un teléfono, el ruido metálico de una puerta al cerrarse. Trataba de concentrarme en las palabras que me aseguraban que pronto se conocerían los resultados, pero mi mente vagaba sin rumbo entre recuerdos y temores. Pude percibir en la mirada de algunos médicos que al parecer se habían percatado de quién era y tenían una mirada entre asombro y comprensión, sabían que, más allá de las posesiones físicas, aquello era una prueba de la fragilidad humana, de lo que sucede cuando la rigidez de las responsabilidades se enfrenta a la suavidad de la desesperación.El ambiente era un espejo de mi interior; tenso, asfixiante, lleno de silencios que morían por estallar. Mientras me aferraba a mi silla, mis manos temblaban sin querer demostrar la fragilidad oculta tra
Pov Agnes.—¿Qué es esto? —Susurré con temor de saber la respuesta mientras las lágrimas no dejaban de brotar de mis ojos y él me veía cómo si se sintiera asqueado mientras de pie tras de sí, estaba aquel chico al que había considerado mi mejor amigo; Royce Johnson, totalmente desnudo cubierto por nada más que las sábanas blanquecinas de aquel hotel. Había llegado allí a entregar los apuntes de la universidad, ya que Royce estuvo faltando a clases las ultimas semanas, quise ser una buena amiga y encontré la dirección del hotel en el que se hospedaba desde hace un tiempo.Sin embargo; nunca pude imaginar que me encontraría con una escena tan asquerosa. Desde un principio sabia que Royce no estaba interesado en las mujeres y tal vez, fue por eso por lo que nuestra amistad empezó en primer lugar, pero al ver esto no puedo evitar imaginarlo teniendo una pasional noche, gimiendo y jadeando debajo de Nathan, quien desde ese instante pasó a ser mi exnovio.El dolor en mi pecho se incrementa
Las posibilidades de quedar embarazada en tu primera vez no son limitadas, aun así, no dejo de pensar que esto se debe a mi mala suerte; mi mala suerte en el amor, mi mala suerte en la vida y mi pésima tolerancia al alcohol. Bueno, no creo que importe el motivo, en poco tiempo todo habrá vuelto a la normalidad y mis estudios serán lo único por lo que tenga que preocuparme.Cuando llegué a casa lo primero que hice fue recostarme en la cama. No tengo hambre, ni deseos de comer, aun menos de ducharme, no es que tenga importancia, ha sido así desde que vivo sola, si planeara tener este bebé comenzaría a cuidarme pero no hay manera de que pueda ser madre soltera. Tal vez si tuviera un padre. No, eso no importa ahora; recibí la confirmación del hospital, mañana a primera hora me desharé del problema. Al menos eso fue lo que planeé pero ahora, no sé si sea la decisión correcta. Pensé que solamente tendría que recostarme en la camilla y esperar a que se fuera pero no es así cómo me siento, q