En la parte norte de Londres una chica pelirroja se está despidiendo de sus Padres en la estación del tren, la sonrisa que ella les da es como un aliciente para ellos; pero su Madre se toca el pecho con algo de incomodidad, siente un presentimiento extraño, y más por el viaje que su hija va emprender, pero se niega a pensar de forma negativa, ahora no puede darse el lujo de pensar de esa forma. Por lo que, mira a su esposo como la abraza de forma paternal, eso la hace pensar cuando llego por primera vez a la casa, teniendo solo cuatro meses de nacida eso la hace tragar, antes de oír la voz de su hija:—Mamá ¿todo en orden? —Pregunto; al mirar sus facciones algo distraídas.—Todo está bien mi niña, solo pido me llames todos los días, en este caso un horario que no afecte a tu Trabajo por favor, esa nada más es mi petición. —Pidió y su hija acepto.—Así será Madre, además apenas llegue te llamo del teléfono de Olivia. —Agrego, dejando a la señora Ward más tranquila. —Te amo hija.
Los nervios eran notorios en Alba, que miraba una y otra vez la puerta de entrada de la estación de trenes, su viaje duro alrededor de dos horas las suficientes, en dónde se pudo entretener con un libro que su Madre le dio, para cuando estuviera sin hacer nada, en eso la pelirroja era muy feliz al leer; es uno de sus tantos pasatiempos, porque el primero lo gana su caballo Müller. Eso la hizo sonreír, porque al mirar su reloj de muñeca, sintió algo de impaciencia; pero debía esperar, es seguro que su amiga Olivia tuvo un retraso en su trabajo o eso pensó; antes de cerrar el libro que tenía en sus manos, la figura de su amiga apareció frente a ella, descubriendo su vestimenta de trabajo lo supo por su falda negra, camisa manga larga blanca, unido a su chaleco de color amarillo con el logo de la empresa o eso imagino Alba antes de colocarse de pie y recibir el abrazo de su parte. Fue inevitable no oír su voz de alegría, tanto que ella se sintió más tranquila de volver a verla.
El día comenzó y los de ojos claros de Alba, se abrieron para iniciar otro día con energía y mucho optimismo, el día de ayer recordó dormir en el suelo en una colchoneta, mientras Olivia lo hacía en su cama individual, las dos no podían hacerlo era súper incómodo fue lo que pensó la pelirroja, ahora que durmió las horas suficientes que requería su cuerpo; se puso de pie con cuidado bostezando en el proceso, miro por el rabillo del ojo detrás de ella a su amiga todavía dormida, por lo que curvo una sonrisa volviendo a su camino hacia el sanitario. Para cuándo llegó; tomo su cepillo de dientes y colocó la crema, abrió después el grifo del lavamanos pasándose agua por el rostro como en la boca, dando inició el cepillarse, duro al menos unos minutos, antes de hacer sus necesidades, para al final salir con rumbo a la cocina; estando descalza teniendo siempre cuidado dio inicio al desayuno, era crucial para su amiga y comprobar si se está alimentándose o ¿no? Pensó por un instante.
—Verá sr. Gómez, este sujeto no me deja hacer mi trabajo, le explique que ese rollo de tela no puede ir con las de tela suave, aun sabiendo que su material es duro para las demás. —Explico, al tener sus manos en su cintura. De inmediato se le quedo viendo al otro, buscando que se defienda y eso fue lo que hizo; al darle la palabra.—Lo que dice no tiene lógica Señor, he trabajado por años y conozco como las telas deben estar ubicadas, pero este hombre pretende decir lo contrario. —Añadió en su defensa, causando que todo quede en silencio. De inmediato el moreno se puso en medio de ambos con su rostro serio, decidió solventar antes de perder más tiempo, cosa que no le agradaba en absoluto, por lo que hablo fuerte y claro.—Les diré algo importante, que me ha hecho solucionar mi trabajo y sé que ambos acataran este consejo; sino lastimosamente los tendré que sacar de la empresa suspendidos un mes completo y sin pago. —Pauso, eso los puso alerta. —Así que las diferencias que tenga
Se mantuvo ahí analizando lo sucedido y nada podía sacarla de ese problema que se ganó, sin buscarlo algo dentro de su corazón; la hacía pensar muchas cosas y más por lo que dejo de abrigarse, colocándose de pie e ir a la cocina por una fruta en este caso tomo su favorito el durazno, al comer fruta su mente podía idear una forma de que ese hombre no vuelva acercarse a ella, pero en todas las llevaba de perder, al reconocer que el hombre tenía dinero lo supo por su vestimenta elegante y perfume caro; que todavía lo podía sentir en su ropa. Soltó un suspiro cansado, terminando de comer su fruta.— ¡Rayos! No tengo como salir de ese problema, además seguramente ese hombre se equivocó de persona y tal vez la mujer que busca, tiene tal vez un parecido, pero eso es… ¡Muy extraño! —Hablo por lo bajo, estando muy confundida. A medida que, pensaba no previo que un ruido en la puerta la alerto en sobremanera, dando un respingo al tocar su pecho a la vez; pero decidió negar el rumbo d
*** Cuando hubo arribado a la delegación, el castaño estaciono el auto un Aston Martin DBX año 2020 en color negro, detrás de él una camioneta del mismo color blindada con dos guardaespaldas que custodian sus pasos, se quedaron aguardando a su jefe mientras iba por su hermano menor. A su vez; de haber entrado se encontró con muchas personas trabajando en sus puestos y otros en recepción recibiendo a las personas por distintos casos, pero obvio lo que veía y siguió su camino hacia una de las oficinas en donde un viejo amigo, mantenía en custodia a sus pariente. Apenas llego al pasillo, dos mujeres oficiales se le quedaron mirando; enseguida el castaño le dio asentimiento de respeto, logrando que ambas curven una sonrisa como seguir su camino, a medida que sus pasos llegaban a la oficina se topó con la puerta de madera por debajo y por arriba, había un vidrio acromado que no dejaba ver nada del otro lado o eso pudo darse cuenta Darío que rápidamente comenzó a dar leves toques en la
… Por otro lado un castaño logro llevar a su hermano menor a la mansión de sus Padres que seguro estaban preocupados, en este caso su la Sra. Cataleya una mujer que da lo mejor por sus hijos y eso lo sabía muy bien Darío que aceleró llegando a las grandes rejas dobles en color marrón, se detuvo para mirar a la caseta de seguridad al vigilante que al darle la señal reconoció que era el primogénito de la familia, no duro mucho dándoles el paso. Mientras tanto, el joven Jhony miraba seriamente todo, hasta que fue estacionado el auto pudo salir y encontrarse con su hermano mayor que le dio un leve abrazo que lo hizo curvar una sonrisa. —¡Ya! quita esa cara. — dijo Darío, dejando que el menor niegue por su juego. —Como sí fuera fácil, sabiendo que recibiré la reprimenda de Papá. —respondió bufando por lo bajo. —Bueno tienes quince años, debes asumir tus problemas y no dejar que nadie los haga por ti y lo sabes muy bien Jhony. —añadió, golpeando su hombro, quejándose por su dureza. —
En menos de quince minutos, el evento dio su curso y la beneficencia estar a la altura; tanto que los invitados disfrutaron de cada especial que hicieron, dejando casi al final la subasta de animales impecables que debían ser adoptados, hubo la venta y todo se logró con éxito, hasta que lograron ganar lo necesario, para ayudar al centro de cuidado canino; que muy poco era conocido por los habitantes de Londres, o eso pudo ver Darío que se mantuvo en su mesa bebiendo de su alcohol favorito Coñac con un toque de limón, para darle la uniformidad adecuada, llevaba más de cinco copas o eso intuyó su guardaespaldas Gómez que tendría que lidiar con su jefe después. … Del otro lado en un edificio pequeño, se encontraba una pelirroja mirando el techo sin hallarle una lógica; recordando como su amiga Olivia se fue a un evento o eso creé recordar desde la habitación, el reflejo de la luna se mezclaba con la habitación, aún estando apagada la luz siguió por un momento más en ese punto; hast