Ya se encuentran todos en el hospital, Grace y Rebecca se hallan aisladas del resto. Las miradas entre ellos son muy trémulas. La malévola de Grace, por su parte aviva la antipatía en Rebecca. —No entiendo, ¿por qué le permitiste la entrada a esta chusma? —No se las puedo prohibir. A mí también me incomodan y más esa muchachita embarazada. Sabrá Dios de quien y se lo quiere achacar a Tony. —¿No te entiendo? —pregunta Grace con confusión. —Ay querida, con todo lo que le pasó mi hijo, se me olvido decirte. Que yo estuve en su oficina y me presentó a esa mocosa como su prometida y la madre de sus hijos—Grace conoce toda la verdad, pero se hace la desentendida. —Tony definitivamente está delirando ¿Cómo pudo haber embarazado a esa muchacha? —Sé que es mentira conozco a mi hijo. A lo mejor lo envolvió aprovechándose de su buen corazón, para darle un padre de sus hijos. Solo Dios sabe, quien es el verdadero padre, de esas criaturas—musita Rebecca con soberbia. —¿Hijos? —Sí, Tony me d
Han pasado tres días, desde que Tony se encuentra internado en el hospital, según los pronósticos del oncólogo, presenta una ligera mejoría. Sin embargo, hay que todavía esperar, a que el tratamiento continúe haciendo efecto. Alfred, es quien está a cargo del periódico y los ha reunido a todos, para informarle del estado de salud de Tony, y así apaciguar los rumores por su repentina ausencia. Minutos más tarde… Al salir de la reunión, Matilde siente una ligera culpa, ya que está conspirando junto con Grace, para destruir la relación de Ana y Tony. De la nada su pifia hace estragos en su mente, detiene a Alfred con evidente preocupación: —Licenciado Gibs espere, ¿dígame Tony se va salvar? —No lo sé Matilde, pero si realmente aprecias a Tony, reza mucho por él. La intercesión divina, es fundamental para que sane. —¡Santo cielo! Pobrecito, Tony es muy buen hombre. —Qué bueno que lo reconozcas—le da una ligera palmada en el hombro e ingresa, de inmediato a la sala de redacción, para
Ana queda petrificada, al ver a un costado como Alfred, beso rápidamente a Rebecca en la boca. Sostiene su vientre de la impresión y se dice mentalmente: «Esa señora me juzga a mí, cuando la que le está fallando a su hijo es ella, no entiendo a Alfred, si él adora a mi prometido, no puedo creer lo que acabo de ver». Se muestra Ana contrariada. De inmediato Alfred, se le acerca ignorando lo que Ana vio: —¿Cómo sigue Tony? —Un poco mejor, pero el doctor le prohibió las visitas. Solo entré por un momento y salí muy rápido. —¿Si quieres te llevo al periódico? —le propone Alfred. —No gracias, Danielle viene por mí—lo mira con recelo. —¿Te pasa algo Ana? Te noto extraña. —Bueno Alfred, yo no soy tapadera de nadie, ahí te va. Te vi cuando besaste en la boca, a la madre de Tony—Alfred, abre los ojos como un plato. —Ana te lo ruego, no le cuentes esto a nadie. Cuando Tony mejore, prometo decir la verdad. Yo amo a Rebecca, entiéndeme—manifiesta con nerviosismo. —Eso lo puedo entender.
Como era de esperarse, los integrantes de los tres mosqueteros, en nombre de su fiel amistad, no iban a dejar impune la vil calumnia, que incidieron en contra de Tony. Por lo que, desde ya se hallan en las instalaciones del diario “La Verdad” para ser atendidos, por Dominick y encararlo de una buena vez. Se sitúan en la sala de espera, para que Dominick los reciba. A la distancia, una tímida mujer los observa tiene intenciones de aproximárseles, pero por alguna razón, se detiene y continua con sus labores. —Aquella chica de rojo, nos mira como raro. Como si quisiera decirnos algo—intuye de inmediato Justin. —Aquí en este diario, todos deben de ser muy raros, para trabajar en un lugar tan sucio como éste. No le hagas caso, son suposiciones tuyas—Alfred no le presta atención a su suspicacia. —Seguramente. Tengo unas ganas, de partirle la cara a el miserable de Dominick. —Cálmate Justin, si te traje a ti justamente, fue para mediar y para denunciar, si es posible a ese cretino, no co
Hotel Marriot Nueva York. Ya más relajados, por la pronta mejoría de Tony, su madre junto con Alfred. Dan rienda suelta a su oculta pasión, rápidamente Alfred le comenta: —Rebecca ¿Tú le has dicho a Grace de lo nuestro? —No a nadie ¿Por qué lo preguntas? —exclama Rebecca con asombro. —Estoy seguro que lo sabe, me lo insinúo el día, que Tony se puso mal. —¿No serán ideas tuyas? Como no la toleras. —No es cuestión de tolerancia. Grace es mala, abre los ojos. —Y si lo sabe ¿Cómo se habrá enterado? —Es lo que no se ¿Cómo nos descubrió? —Si Grace lo sabe, Dios mío que vergüenza. —Vergüenza, error, secreto. Ya esta relación se torna tormentosa ¿No lo crees Rebecca? —la mira con temor y rabia. —Por favor Alfred, no empecemos con lo mismo. Ya te hablado claro hasta el cansancio, de cómo es lo nuestro. —Muy bien, yo también pondré límites. Una relación es dos y me canse de ser el único, que apuesta todo por este amor. —Alfred no me dejes, no ahora—implora contrariada, pareciera que
Rebecca había quedado con la duda, si Grace realmente conoce de su romance con Alfred, ya que éste se lo había insinuado en su último encuentro. Busca la manera rápidamente de persuadirla, con la intención de descubrir disimuladamente, si realmente conoce de su secreto.—Grace querida ¿Todo bien? —pregunta al entrar a su habitación.—Si Rebecca, todo muy bien—llegaba Grace de su encuentro con Dominick.—Sabes que quería preguntarte, ¿de qué hablabas con Alfred el día que Tony enfermo? —la mira buscando hallar una respuesta.—De nada de puros asuntos triviales, nada sin importancia ¿Te molesto que conversara con Alfred? —pregunta con contundencia.—No para nada—Rebecca busca, de no mostrarse tan evidente.—Últimamente te visto muy ligada a él querida.—Claro es el mejor amigo de mi hijo—responde rápidamente.—Así es, Alfred también podría ser tu hijo. Tiene la misma que Tony.Rebecca se muestra esquiva y respiración se le acelera por el comendatario, en un intento de mostrarse tranquil
Días después, ya Tony ha culminado satisfactoriamente, la parte inicial de su tratamiento, para combatir su leucemia. El doctor Timothy, le manifiesta de inmediato las buenas nuevas, a su lado se halla su madre y Ana. Ambas me miran con mucha seriedad.—Me alegra informarles, que Tony ha avanzado bastante y su cuerpo reaccionó muy bien al tratamiento. Sin embargo, debes de seguir cuidándote Tony como hasta ahora, no podemos bajar la guardia—le advierte el doctor.—No te preocupes Timothy, que yo me encargaré, que mi hijo cumpla fielmente su tratamiento.—Y yo también, estaré muy cerca de mi novio—dice Ana, frunce Rebecca el ceño y Timothy la mira con reserva.—Muy bien, ya mañana te daremos de alta. Yo los dejo, con permiso.—Espera Timothy, que voy contigo—indica Rebecca y sale junto con el doctor.Quedan Ana y Tony solos, para demostrarse afecto abiertamente.—Tu madre no disimula su rechazo.—Dale tiempo mi amor, cuando tenga nazcan sus nietos, de seguro que cambiará de parecer.—B
Las chicas, se encuentran de visita en la casa de Ana, el señor Anderson al ver a Sofía, después de tanto tiempo se muestra sorprendido:—Sofía tiempo sin verte, cualquiera diría, que te hemos corrido de la casa—sonríe cariñosamente el padre de Ana.—Señor Anderson, discúlpeme el haber estado ausente, recuerde que ustedes son como mi familia.—Así es, en esta casa se te tiene mucho aprecio.Ingresa Abel quien, por una extraña razón, se impacta al ver a Sofía. Sin embargo, ella esta vez se muestra más serena, ya que en su corazón ahora solo habita el amor de Justin.—Sofía, es bueno verte—se le arrima y le da un beso en la mejilla.—Igual Abel.—¿Cómo estás? Te noto distinta, más sencilla. Pero igual de bella.—Estoy muy bien. Gracias por preguntar.—¿Cuándo nos podemos ver?—Creo que nunca, al menos no como tu pretendes. Tengo novio y soy muy feliz con él—señala Sofía directamente sin tapujos.Se les acerca, Ana junto con Danielle, para evitar que platiquen más de la cuenta:—Vamos So