Rebecca va a enfrentar a Tony, presume que su relación con Ana no está bien. No comprende todavía el tema de su embarazo y que Tony sea el padre de sus hijos. Al llegar a la habitación, ya Tony estaba profundamente dormido, motivado por el cansancio y las contradicciones de día. Sale de inmediato con una sensación de inconformidad, por no haber logrado su cometido de enfrentar a Tony. Sin embargo, siente una calma en su interior, al haber aclarado su situación con Alfred, se reconforta nuevamente, su relación con ese muchacho, por ahora se muestra placentera. No obstante, está convencida que todo puede acabar muy pronto. Juzga a su hijo con severidad, cuando ella también le ha fallado a la confianza, que Tony ha depositado en ella ocultándole, que mantiene una relación secreta con su mejor amigo e impidiendo, que Alfred también les revele ese secreto a todos. ***** Amanece muy de prisa, Ana mira el reloj y siente que es tardísimo, para ir al trabajo, se arregla velozmente y Abel le
Mansión Hufman. Llega muy temprano, el doctor con una ambulancia, Rebecca entra en pánico al verlos y de inmediato pregunta: —¿Qué pasa Timothy? —Debemos de hablar muy seriamente Rebecca—la madre de Tony palidece y se internan, por un momento en la sala. —Como lo temía, Tony tiene leucemia. —¡Oh Dios mío! —rompe prontamente en llanto. —Cálmate Rebecca, que no todo está perdido. Voy a internar a Tony ahora mismo, para iniciar con el tratamiento así salvamos su vida, no podemos perder tiempo. Vamos a ver a Tony. Suben a la habitación, al lado de Tony se hallaba, Grace fingiendo preocupación junto con Alfred, quien no se ha movido de su lado. —Buen día a todos—saluda el doctor—Tony vine por ti, para internarte en el hospital. —¿Tan grave es lo que tengo? —pregunta Tony, con la voz entrecortada. —Tienes leucemia Tony. Aún estamos a tiempo de combatir la enfermedad. Me avisas, cuando estés listo, vine con la ambulancia. —¡Demonio! —musita Grace. —¿Qué dijiste Grace? —pregunta Al
Ya se encuentran todos en el hospital, Grace y Rebecca se hallan aisladas del resto. Las miradas entre ellos son muy trémulas. La malévola de Grace, por su parte aviva la antipatía en Rebecca. —No entiendo, ¿por qué le permitiste la entrada a esta chusma? —No se las puedo prohibir. A mí también me incomodan y más esa muchachita embarazada. Sabrá Dios de quien y se lo quiere achacar a Tony. —¿No te entiendo? —pregunta Grace con confusión. —Ay querida, con todo lo que le pasó mi hijo, se me olvido decirte. Que yo estuve en su oficina y me presentó a esa mocosa como su prometida y la madre de sus hijos—Grace conoce toda la verdad, pero se hace la desentendida. —Tony definitivamente está delirando ¿Cómo pudo haber embarazado a esa muchacha? —Sé que es mentira conozco a mi hijo. A lo mejor lo envolvió aprovechándose de su buen corazón, para darle un padre de sus hijos. Solo Dios sabe, quien es el verdadero padre, de esas criaturas—musita Rebecca con soberbia. —¿Hijos? —Sí, Tony me d
Han pasado tres días, desde que Tony se encuentra internado en el hospital, según los pronósticos del oncólogo, presenta una ligera mejoría. Sin embargo, hay que todavía esperar, a que el tratamiento continúe haciendo efecto. Alfred, es quien está a cargo del periódico y los ha reunido a todos, para informarle del estado de salud de Tony, y así apaciguar los rumores por su repentina ausencia. Minutos más tarde… Al salir de la reunión, Matilde siente una ligera culpa, ya que está conspirando junto con Grace, para destruir la relación de Ana y Tony. De la nada su pifia hace estragos en su mente, detiene a Alfred con evidente preocupación: —Licenciado Gibs espere, ¿dígame Tony se va salvar? —No lo sé Matilde, pero si realmente aprecias a Tony, reza mucho por él. La intercesión divina, es fundamental para que sane. —¡Santo cielo! Pobrecito, Tony es muy buen hombre. —Qué bueno que lo reconozcas—le da una ligera palmada en el hombro e ingresa, de inmediato a la sala de redacción, para
Ana queda petrificada, al ver a un costado como Alfred, beso rápidamente a Rebecca en la boca. Sostiene su vientre de la impresión y se dice mentalmente: «Esa señora me juzga a mí, cuando la que le está fallando a su hijo es ella, no entiendo a Alfred, si él adora a mi prometido, no puedo creer lo que acabo de ver». Se muestra Ana contrariada. De inmediato Alfred, se le acerca ignorando lo que Ana vio: —¿Cómo sigue Tony? —Un poco mejor, pero el doctor le prohibió las visitas. Solo entré por un momento y salí muy rápido. —¿Si quieres te llevo al periódico? —le propone Alfred. —No gracias, Danielle viene por mí—lo mira con recelo. —¿Te pasa algo Ana? Te noto extraña. —Bueno Alfred, yo no soy tapadera de nadie, ahí te va. Te vi cuando besaste en la boca, a la madre de Tony—Alfred, abre los ojos como un plato. —Ana te lo ruego, no le cuentes esto a nadie. Cuando Tony mejore, prometo decir la verdad. Yo amo a Rebecca, entiéndeme—manifiesta con nerviosismo. —Eso lo puedo entender.
Como era de esperarse, los integrantes de los tres mosqueteros, en nombre de su fiel amistad, no iban a dejar impune la vil calumnia, que incidieron en contra de Tony. Por lo que, desde ya se hallan en las instalaciones del diario “La Verdad” para ser atendidos, por Dominick y encararlo de una buena vez. Se sitúan en la sala de espera, para que Dominick los reciba. A la distancia, una tímida mujer los observa tiene intenciones de aproximárseles, pero por alguna razón, se detiene y continua con sus labores. —Aquella chica de rojo, nos mira como raro. Como si quisiera decirnos algo—intuye de inmediato Justin. —Aquí en este diario, todos deben de ser muy raros, para trabajar en un lugar tan sucio como éste. No le hagas caso, son suposiciones tuyas—Alfred no le presta atención a su suspicacia. —Seguramente. Tengo unas ganas, de partirle la cara a el miserable de Dominick. —Cálmate Justin, si te traje a ti justamente, fue para mediar y para denunciar, si es posible a ese cretino, no co
Hotel Marriot Nueva York. Ya más relajados, por la pronta mejoría de Tony, su madre junto con Alfred. Dan rienda suelta a su oculta pasión, rápidamente Alfred le comenta: —Rebecca ¿Tú le has dicho a Grace de lo nuestro? —No a nadie ¿Por qué lo preguntas? —exclama Rebecca con asombro. —Estoy seguro que lo sabe, me lo insinúo el día, que Tony se puso mal. —¿No serán ideas tuyas? Como no la toleras. —No es cuestión de tolerancia. Grace es mala, abre los ojos. —Y si lo sabe ¿Cómo se habrá enterado? —Es lo que no se ¿Cómo nos descubrió? —Si Grace lo sabe, Dios mío que vergüenza. —Vergüenza, error, secreto. Ya esta relación se torna tormentosa ¿No lo crees Rebecca? —la mira con temor y rabia. —Por favor Alfred, no empecemos con lo mismo. Ya te hablado claro hasta el cansancio, de cómo es lo nuestro. —Muy bien, yo también pondré límites. Una relación es dos y me canse de ser el único, que apuesta todo por este amor. —Alfred no me dejes, no ahora—implora contrariada, pareciera que
Rebecca había quedado con la duda, si Grace realmente conoce de su romance con Alfred, ya que éste se lo había insinuado en su último encuentro. Busca la manera rápidamente de persuadirla, con la intención de descubrir disimuladamente, si realmente conoce de su secreto.—Grace querida ¿Todo bien? —pregunta al entrar a su habitación.—Si Rebecca, todo muy bien—llegaba Grace de su encuentro con Dominick.—Sabes que quería preguntarte, ¿de qué hablabas con Alfred el día que Tony enfermo? —la mira buscando hallar una respuesta.—De nada de puros asuntos triviales, nada sin importancia ¿Te molesto que conversara con Alfred? —pregunta con contundencia.—No para nada—Rebecca busca, de no mostrarse tan evidente.—Últimamente te visto muy ligada a él querida.—Claro es el mejor amigo de mi hijo—responde rápidamente.—Así es, Alfred también podría ser tu hijo. Tiene la misma que Tony.Rebecca se muestra esquiva y respiración se le acelera por el comendatario, en un intento de mostrarse tranquil