⋘FABIO⋙Nos despedimos de Bernardo y volvemos a casa. El trayecto es silencioso. Hay tantas cosas que deseo expresar, pero ninguna palabra abandona mis labios. Ni siquiera sé qué decirle.Tantas veces le he prometido cuidarla y protegerla; sin embargo, lo único que hice fue llevarla a la cueva del lobo. Es mi culpa por no haberme fijado en las malditas letras pequeñas del contrato. Me dejé deslumbrar, emocionado por tener a Astrid a mi lado durante un año. Fui egoísta, y estas son las consecuencias.En primer lugar, no debí traerla a Brasil; ese fue mi primer gran error.—Lo siento —susurra Astrid, rompiendo la línea de mis pensamientos. Detengo el auto y bajo rápidamente para abrir su puerta.¿Qué puedo responderle si la culpa es mía? Caminamos hasta el ascensor sin decir nada, cada uno sumido en sus propios pensamientos.—¿Podemos huir? —pregunta apenas la puerta de nuestro apartamento se cierra.—¿Huir? —repito, pensando en una idea que ya ha cruzado mi mente más de veinte veces en
⋘ASTRID⋙Las palabras del médico me golpean con la fuerza de un guante de boxeo. "Dependencia" y "adicción" resuenan en mi cabeza. La ira corre como veneno por todo mi cuerpo, y el deseo de defenderme es tan intenso que no puedo quedarme sentada sin decir nada.—¡Eso no es verdad! —grito al ponerme de pie. Mi cuerpo tiembla de indignación, pero me niego a ceder ante Nelson.—Las pruebas no mienten, Astrid —responde él con una sonrisa de triunfo en los labios. Ha sido él quien me ha tendido una trampa, y sus intenciones ahora toman forma. Con las pruebas en mano, logrará que cumpla con cualquier demanda que desee.¡Esto no puede ser real! Siento que estoy cayendo en un agujero negro y, aunque quiero mantener la calma, no puedo evitar la sensación de hundimiento.Fabio me toma del brazo con un agarre fuerte y protector, pero no es suficiente para apaciguar el torbellino de emociones y miedos que me consume.Estoy a su merced. Esa verdad retumba en mi cabeza sin descanso.—Astrid, cálmat
⋘FABIO⋙Los besos de Astrid son como un viento fresco. Una mezcla de alivio y calma en medio de una tormenta de fuego.La presión de las últimas semanas ha sido insoportable, la expectativa de un nuevo ataque por parte de Nelson me ha robado el sueño constantemente, pero su repentina desaparición, también nos ha brindado un poco de paz. Efímera, pero paz al fin.—Viajaremos luego de la última sesión de fotos, hoy mismo me haré cargo de comprar los boletos —murmuro cuando nos separamos.Los dedos de Astrid se deslizan por mi rostro, acariciándome el mentón, sonríe y se apodera nuevamente de mis labios.Un escalofrío me recorre la columna vertebral, un cosquilleo hace que la piel y los vellos de la nuca se me ericen mientras mi corazón se agita cuando la lengua de Astrid saborea la mía.Está dominando el beso y me dejo hacer más que complacido.—Te amo —le susurro al oído, mordiéndole ligeramente el lóbulo de la oreja mientras mis dedos acarician su columna vertebral, sintiendo cómo sus
⋘ASTRID⋙Los dedos de Fabio se cierran sobre mi mano. Aparto la mirada de los novios para verlo.—¿Qué sucede? —le pregunto. Su mirada no está puesta en mí—. ¿Fabio?—Es Patrick... no aparta los ojos de nosotros —murmura.Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vi, desde el día en que nuestra relación terminó con una falsa promesa de amistad. Desde entonces, solo tuve oportunidad de verlo en una revista, cuando besaba a Meghan en el aeropuerto.—No te preocupes, no debe ser nada serio —le digo, sin mirar en dirección a Patrick. No necesito hacerlo.—¿Estás bien?—Yo estoy bien, Fabio —le susurro, acercándome a su oído para no incomodar a los invitados que prestan atención a la ceremonia—. Eres tú quien tiene que dejar el pasado atrás. No estoy interesada en Patrick, lo que hubo entre nosotros ya ha pasado, lo he superado —le aseguro, acariciando con mi pulgar el dorso de su mano.Fabio asiente, y prestamos atención a las palabras del sacerdote. Los votos matrimoniales de Ale
⋘ASTRID⋙«¿Tú y él… ya eran pareja cuando terminamos?»Su pregunta me toma por sorpresa y, al mismo tiempo, me llena de indignación. Que Patrick piense que lo engañaba con Fabio me parece fuera de lugar.—¿Qué?—Desde que vi la nota en las revistas, no he dejado de pensar en eso. ¿Tienes idea del tiempo que me sentí mal por haberte dejado como lo hice? —pregunta, ¿indignado?—Patrick...—Debiste ser sincera conmigo, Astrid. Créeme, me habrías ahorrado mucho el sentimiento de culpa innecesario con el que cargué en mi conciencia. Cada vez que veía a Meghan, cada vez que mi corazón latía de amor por ella, pensaba en lo que te había hecho.—Detente, Patrick. Lo que estás diciendo está totalmente fuera de lugar.—¡Estás con Fabio!—Sí, y no he cometido ningún delito, ningún pecado al haber aceptado su amor, Patrick. Eso fue meses después de que nos dejamos. Sin embargo, tú no puedes decir lo mismo de tu relación con Meghan. ¿Cuánto te duró el sentimiento de culpa? ¿Meses, semanas o días? —
⋘ASTRID⋙Cuando volvemos a nuestra mesa, la fiesta está llegando a su fin. No hay rastro de Pat ni de Meghan en el jardín, lo que me hace sentir ligeramente culpable. Solo espero que ambos sean lo suficientemente maduros como para que esto no afecte su relación.—Me hace sentir bien que ellos lo sepan —murmura Fabio. No ha soltado mi mano desde que regresamos.—Tuve dudas, pero también creo que ha sido lo correcto. Volver a Brasil con un secreto menos es como llevar un equipaje más ligero. Estoy deseando que el tiempo vuelva y podamos regresar de manera definitiva.—Pronto lo haremos, cariño.Asiento con la cabeza, mientras guardo en silencio los pensamientos que han rondado mi mente durante las últimas horas, desde el momento en que volvimos a pisar tierra. Quizá me retire del modelaje.—Quisiera que este momento quedara atrapado en el tiempo para siempre, disfrutar de nuestro amor sin miedos, sin el temor de lo que sucederá al regresar a Brasil.—Dudo mucho que Nelson quiera intenta
⋘ASTRID⋙A la mañana siguiente, un poco tarde para el desayuno, bajamos al jardín para unirnos a Michael y Larissa.—¿Pudieron descansar? —pregunta Larissa, mientras le damos los buenos días con un beso en la mejilla. Con Michael soy un poco más reservada.—Sé que no soy el suegro perfecto, pero no tienes por qué ser tan formal, Astrid —dice él, animándome a saludarlo con familiaridad.—Lo lamento, no quería incomodarte —le respondo sinceramente.—Tonterías —replica Larissa, invitándonos a sentarnos y sumergiéndonos en una conversación trivial, hasta que Michael pregunta la hora del vuelo.—He contratado un vuelo privado; está programado para las tres de la tarde —les informa Fabio, picando un poco de fruta.—¿Y cómo están las cosas en Brasil? Escuché que Imperial es una de las cadenas de joyería más grandes del país —dice Michael, tomando un sorbo de su taza de café.La tensión en el rostro de Fabio se vuelve evidente, su mandíbula se tensa tanto que es imposible que sus padres no lo
⋘ASTRID⋙El silencio se apodera de la mesa tras las palabras de Cristiano. Miro discretamente a Fabio; las líneas perfectas de su rostro están tensas como las cuerdas de un violín, y sus ojos brillan de manera peligrosa. Aun así, su voz suena casi normal cuando habla.—Felicidades, tío.Cristiano sonríe, toma la botella de champán del centro de la mesa y llena las dos copas vacías. Livia no pronuncia ni una sola palabra. ¿Habré estado malinterpretando todo?—Felicidades, Cristiano —digo cuando finalmente encuentro mi voz.—Gracias, Astrid —responde, alzando su copa e invitándonos a hacer lo mismo.Cristiano y Livia intercambian miradas y una sonrisa cómplice. Por un momento, me parece estar viendo a otra mujer, y no a la frívola modelo que conocí meses atrás.—Brindemos —pide Cristiano, chocando su copa con la mía, luego con la de Fabio, quien apenas hace el esfuerzo de alzar la suya, tratando de disimular la molestia que la noticia le ha causado. Por último, con una sonrisa de felici