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MI ABUELO EN MI VIDA

Mi abuelo fue un tipo influyente en la vida de todos nosotros sus descendientes, pero particularmente en la que mas influenció, de mayor manera, fue en mi, de hecho me incliné por un equivocado interés por ser Ingeniero, al igual que él, no tuve su éxito, ya que no me gusta la carrera, creo que la terminé más por complacer a mis padres que por otra cosa, amén de que he heredado su talento y de alguna manera me he beneficiado de ser su pariente cercana, pues siempre me aborda su presencia aunque no esté llego a un lugar saben que soy la nieta del Ingeniero Fabián Valverde.

Lo que no me agrada mucho, digamos que su prestigio y reconocimiento, primero no me pertenece y me molesta, a veces siento que invade mi personalidad, no es fácil llevar en la espalda la responsabilidad de ser la nieta de un tipo como mi abuelo, pero, aunque me guste o no es mi abuelo y es un vinculo del que no puedo desprenderme aunque quisiera.

Con respecto a su vida personal siempre me ha impresionado su elegancia y su manera de expresarse, es un hombre muy culto, no sólo en el ámbito en el cual se desenvuelve sino en cualquier ámbito, es un individuo con el que se puede hablar cualquier cosa y siempre tiene conocimiento del tema, de no ser así guarda silencio y escucha para aprender, tiene además mucha influencia y es muy respetado en su vida cotidiana, aunque hay ciertas cosas que me han hecho enojarme con él y mantenerme

muy distanciada de su vida; puedo confesar que hubo momentos en los que preferí no volver a verle, pienso que uno debe respetarse a sí mismo y eso algunas veces incluye el respeto que las otras personas sienten por nuestros seres más queridos.

Hablar de mi abuelo es hablar de todos nosotros, incluyendo obviamente a mi madre, yo, mis hermanos, primos, todos mis tíos.

La historia de mis tíos es bien singular, creo que cada uno de ellos merece un capítulo aparte en mi vida, los amo a todos por igual, a pesar de que en ocasiones su actitud conmigo no fue la más adecuada, según mi punto de vista, como siempre ocurre, los amo, prometo dedicarle parte de esta historia.

En el contexto general en lo que a mí respecta yo he sido una mujer feliz, aunque me divorcie hace ya seis años tengo dos hijos hermosos de 15 y 16 años, digamos que mi vida ha sido un tanto variada y divertida, amante esposa, divorciada, me siento realizada como mujer y en el ámbito profesional.

Mi tío Ernesto es un cirujano brillante, tiene dos hijos, uno con cada una de sus dos esposas, se ha divorciado dos veces y ha manifestado en innumerables ocasiones que el matrimonio no es para él, es un tipo obsesionado con el trabajo y el estudio, ha de ser muy buen profesional ya que su consulta está llena de pacientes y hablar con él en el hospital es sumamente complicado. Comparte además el ejercicio de la carrera con la docencia, ha recibido muchos premios y sus notas, como él las llama, se las regala a sus

alumnos, inclusive hay un alumno suyo, Mario Guevara, que está haciendo una recopilación de las notas de mi tío Ernesto para editar un libro que según él se llamará “Practica de la Medicina Común”.

A mi tía Elena ya la van a conocer, es bohemia para todo y sumamente divertida, aunque seguramente hablaré de ella nuevamente, es uno de esos personajes que constantemente están aportando vivencias a sus vidas, por ahora es Sor Elena, seguramente tal vez se vuelva madre superiora o tal vez nos sorprenda con otra de sus locuras.

Mariam es estudiante de enfermería y su característica principal es que se parece mucho a mi abuela, tanto físicamente como en su manera de ser, en consecuencia le gusta la casa y eventualmente sale.

Anastasia es Ingeniero al igual que mi abuelo y trabaja con él, está casada pero no tiene hijos, es sumamente joven y brillante en los estudios, también ejerce la docencia en la universidad, pero a tiempo completo es investigadora de la facultad de Ingeniería, ha dicho que su vida ha de consagrarla a la Universidad y a sus alumnos.

Mi tía Elena era sin duda alguna, como ya les comenté, la más divertida de todas ellas, es Economista pero que yo recuerde nunca trabajó. Era de alguna manera la niña consentida de mi abuelo Fabián, él la llevaba a todos lados, además le gustaba viajar; al principio comenzó a viajar con amigas luego ya lo hacía sola, conocía las grandes ciudades del mundo tales como New York, Tokio, Paris, Madrid, Ámsterdam, Praga, Múnich, Moscú, Johannesburgo, El Cairo, entre otras, pero últimamente le había dado por conocer lugares exóticos como la Polinesia Francesa, la Patagonia, la India, China, Egipto, todos esos pequeños caprichos se los consentía mi abuelo a su niña linda, claro, mis otras tías incluyendo mi tío Ernesto no lo hacían porque no les gustaba o simplemente no querían.

Era también una mujer muy apasionada por todo lo que hacía, yo de alguna manera me parezco mucho a ella, se esmeraba siempre en hacer las cosas lo mejor posible.

En uno de sus viajes conoció a Paul Urresta exactamente en Viena, Austria, ella andaba de paseo y él estaba tomando un curso avanzado de violín con un profesor austriaco reconocido mundialmente, ambos habían nacido en Quito, pero se conocieron allá durante uno de los viajes de ella.

Cuando se conocieron se enamoraron inmediatamente, tal fue así que ella retraso su regreso tres meses y se quedó con él todo el tiempo que le faltaba por finalizar el curso y

antes de regresar a su país se fueron en unas emocionantes vacaciones a Australia.

Al regreso planificaron casarse en aproximadamente ocho meses lo harían antes de navidad, durante ese tiempo ella se dedicó a planificar su boda, el lugar de la recepción, la iglesia, los invitados, el tipo de comida, la orquesta, absolutamente todo, el traje de bodas estaba siendo diseñado por Flor Cárdenas una exitosa diseñadora Colombiana de la época, para tal fin Elena viajó expresamente a la Ciudad de Cartagena donde la famosa Flor tenía su atelier.

Paul como era un poco bohemio no le prestaba mucha atención a tanto detalle, aunque estaba muy emocionado decidió confeccionarse un modesto pero elegante smoking con un buen sastre local.

Faltando aproximadamente 7 días para la boda, la cual habría de realizarse el sábado siguiente, Paul se fue de viaje inesperadamente sin dar a su amada novia explicación alguna, llevaba dos días sin comunicarse con ella por lo que ella preocupada fue a buscarle a su casa, la madre no sabía de qué manera decirle a la infeliz muchacha lo acontecido ya que ella no encontraba justificación a la repentina y deshonesta actitud de su hijo, cuando entro y escucho la noticia se sentó en el mueble de la sala y por unos minutos ni siquiera se movía, la madre de Paul apenada se acercó a ella pero la muchacha destrozada salió y se fue caminando dirigiéndose a su casa.

Al llegar su madre que estaba limpiando le dijo con voz de preocupación al verla, ¿qué pasa Elena, dime hija que pasó, porque no hablas? en ese momento cayó en el suelo y se desmayó.

Pasado este infortunio y la vergüenza familiar mi abuelo pretendió ir a la casa de la familia de Paul a exigir a su familia una explicación del hecho, la familia Valverde estaba ahora expuesta al escarnio público al descrédito, una de sus hijas había sido burlada de la manera más ruin, de qué tipo de familia provenía ese sinvergüenza, pero mi abuela lo detuvo diciéndole “no vayas Fabián dejemos eso en manos de Dios.”

Fabián no entendía de Dios en ese momento a pesar de ser muy creyente y le dijo a su esposa indignado, ¡Dios permitió que eso ocurriera, han manchado la reputación de mi hija y la de mi familia se han burlado de todos nosotros seremos la risa de esta Ciudad! y eso no podremos evitarlo, ocurrió y seguirá ahí toda la vida, él quería no sólo una explicación, sino además una disculpa, a lo que mi abuela opinó: ¿dime que vamos a lograr con eso? lo hecho, hecho esta, si vas a esa casa eso no va a devolverle la alegría a Elena, fue una discusión que duró un largo rato, no pudo mi abuela convencerlo de no ir a solicitar una explicación.

Finalmente mi abuelo se calmó, pero juró que visitaría a la familia Urresta en algún momento, mi abuela sólo dijo: “Fabián no puedes exigirles a sus padres que respondan por la conducta de su hijo, fue el muchacho el que fallo no ellos.”

Pasaron aproximadamente seis meses desde aquel fatídico día para la joven Elena, ella ni siquiera salía del cuarto, mi tía Mariam que era muy apegada a ella fue la que logró medio recuperarla y lograr que saliera a dar un paseo por la plaza una que otra vez.

Una mañana mi tía Elena desayunando le dijo a mi abuela, me voy a meter a monja, no hija por Dios eso no dijo mi abuela sin poder contener sus lágrimas, eso va a pasar hija, ya encontrarás un buen hombre, tendrás familia y verás como todo se olvida, no me digas eso madre tú sabes que eso es mentira, estoy convencida que es un llamado de Dios, quiero que me acompañes al Convento de las hermanas franciscanas mañana mismo.

Elena tenía fama de testaruda y su madre sabía que o la acompañaba o simplemente iría sola, por lo que al día siguiente fueron juntas al convento.

Al llegar, como Elena ya había averiguado todo lo que requería saber, tal vez apoyada por Mariam, sabía que la madre superiora se llamaba María Paz, era una española que tenía cerca de 70 años, cuando apareció la madre quien tenía mucha experiencia le dijo: ¿a ver hija mía que os ha pasado? Elena no le contó su desgracia sólo se limitó a decir que había sentido el llamado del señor en su corazón y que por esa razón quería ser monja, la madre simplemente comentó “eso pasa hija mía cuando él llama hay que acudir”, y pronto sin duda, afortunadamente para Elena, la madre no le preguntó cómo fue que el señor le hizo ese llamado, Elena durante la entrevista pensó en eso y cruzó sus dedos para que no ocurriera, porque de haber

sido así quizás le hubiesen negado el acceso a la casa de Dios.

Elena sabía que estaba empezando mal su cercana relación con Jesús y se prometió a ella misma rezar esa noche y arrepentirse por pecar al mentir.

La madre María Paz continuó con su charla diciendo, si Jesús ha llamado a tu corazón hija mía eso es una señal.

Seguidamente la madre superiora María Paz se disculpó con mi abuela y llevo a mi tía Elena a su oficina, mantuvieron una entrevista en privado que duró aproximadamente dos horas, cuando salieron de allí Elena Valverde había sido formalmente admitida en el convento de las hermanas franciscanas, debía volver al día siguiente con sus cosas.

La vida cotidiana en la familia Valverde Tiamarca transcurría diariamente de una manera bastante monótona, mi abuelo salía a trabajar, sus hijos al colegio o a la universidad y mi abuela como toda mujer abnegada voluntariamente se encargaba de los quehaceres del hogar y de mantener su matrimonio al tope de acuerdo a las condiciones sociales de la época.

Las mujeres de su época eran en su mayoría mujeres del hogar que significaba, casi siempre, que sólo vivían para su marido, era como una especie de esclavitud disfrazada, amparada o cobijada por el amor, es decir, el amor de mi abuela por su esposo hizo siempre que ella se olvidara de su propia vida, pero al fin de cuentas eso era algo normal, el macho dominante trabajaba y mantenía la casa, la mujer

debía ser sumisa y obedecer, así era la vida de mi abuela, según ella, enamorada, solo veía por los ojos del Ingeniero Fabián Valverde, porque además debía sentirse orgullosa de su estado civil, pues el qué dirán era más importante que su propia vida, o mejor dicho, ¡qué vida! acaso a eso podía llamarse vida.

Las mujeres en esa época pensaban ¡¿qué hago yo sin mi esposo con cinco muchachos?! por esta y por muchas otras razones, las cuales a la postre irían desapareciendo de los patrones de conducta femenina de la sociedad, mi abuela soportó toda una vida relegada al hogar, sus quehaceres y la fidelidad fundamentada en su gran amor por mi abuelo que era el único amor de su vida.

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