—Pero… ¿Pero qué haces aquí? — dijo asombrada, Milo la miró sonriente y le tendió la mano, ella la miró y luego volvió a mirar los hermosos ojos casi negros, para luego tomar la mano de Milo, él con algo de fuerza la jaló hasta pegarla a él. —Vine a decirte que te extrañé — y antes de que Maddie pudiera responder la besó, ella estaba más que sorprendida pero por unos minutos olvidó todo, y siguió ese beso, porque lo necesitaba, porque ella también lo había extrañado, y mucho.Milo no había pensado en hacer las cosas así, pero en cuanto la vio tan sensual no pudo evitar besarla. Sus manos recorrieron la espalda descubierta de ella. Maddie sintió un calor recorrerla por entera, pero aunque sentía ganas de llevar ese calor más allá se separó de él. —¿Qué haces? No debemos, usted está casado, ¿No era que estaba en su segunda luna de miel? — Milo sonrió y la besó en la cabeza. —Ven, vamos a hablar Madison O'Neill. — Él la llevó y la sentó junto a él, luego miró a la auxiliar de vuelo y
Madison lo miraba a los ojos sin quitar su mirada en ningún momento, ella sabía que lo que sentía por Milo era aún mucho más grande e intenso que lo que alguna vez sintió por Sander.—Quiero ir poco a poco, no sé si andar con usted antes de dejar a Sander sea correcto y mucho menos si usted aún sigue casado. — Milo se acercó y volvió a besarla, Maddie aceptaba sus besos, no lo rechazaba y eso lo motivaba aún más. —¿Sientes esto? — Milo le hablaba en un susurro — Tú y yo sentimos lo mismo, aunque queramos no vamos a poder estar alejados, por favor Middie, intentémoslo, al menos yo ya estoy separado de ella, Madison, no dejes escapar esto que sentimos. — Milo no quería darse por vencido, esa mujer le encantaba, sabía que estaba enamorado de ella, si lo que sentía era muy fuerte y nunca lo había sentido era porque era realmente amor. Madison suspiró en los labios de él, no podía negar que de verdad quería estar con él, por lo que en un acto de valentía llevó sus manos al cuello de él y
—La cena estuvo deliciosa — dijo Maddie entrando a la habitación, aún estaba sorprendida del lugar tan grande y hermoso, incluso la vista era preciosa. —Sí, pero lo mejor fue la compañía — dijo Milo abrazándola desde atrás — ¿Quieres ir a la terraza? — Maddie se giró sin salir de los brazos de Milo y también lo abrazó por el cuello. Ambos se miraban a los ojos, Maddie estaba tan enamorada de ese hombre, por lo que sin pensarlo lo besó, fue un beso dulce, que le hizo a Milo latir aún más su corazón. — ¿Eso es un sí? — preguntó aún con los ojos cerrados. —Sí — Maddie lo tomó de la mano y juntos salieron a la terraza, Milo como había hecho en toda la noche, la sentó en sus regazos. —¿Qué tal si nos conocemos aún más? — Maddie sonrió y asintió, realmente quería conocer absolutamente todo él. —¿Has viajado antes? — Maddie se mordió los labios. Y volvió a asentir. — ¿Qué pasa? —Es que no sé si quiera hablar de Sander — Milo alzó las cejas con sorpresa, pero inmediatamente comprendió qu
La semana había pasado muy rápido, Milo estaba sorprendido por lo bien que se desenvolvió Madison en el trabajo, hacían un gran equipo, mientras ella fue por unos documentos, él se quedó hablando con el gerente del lugar. —Señor Bianchi, ahora que lo recuerdo, podría decirle a su esposa que puede venir por lo que solicitó — Milo se detuvo de inmediato al escuchar al hombre. —¿De qué está hablando? ¿Sabira está aquí en España? — El hombre abrió los ojos como platos al oír a su jefe. —Sí señor, pensé que usted sabía que habían venido juntos, ella había venido unos días antes que usted. —Pues no, ni vine con ella, ni sabía que ella estaba aquí. ¿Qué fue lo que ella pidió? — el hombre movía sus manos nervioso, pensando que había metido la pata y podrían despedirlo. —Ella pidió una cantidad grande de Nembutal, Z bar, opioides, Anfetaminas… — Milo levantó su mano para callarlo, definitivamente él era un estúpido recordó todas las veces que su mujer había ido a la empresa pero nunca iba
Maddie caminaba por la ciudad de Madrid y aún no entendía ¿cómo había sido tan estúpida? Sander tenía diez años de estar con esa mujer, ¿entonces porque estaba con ella? Sonrió amargamente, ella que no quería empezar nada con Milo por no engañar a Sander, por tratar de hacer lo correcto, incluso el siguiente paso no lo había dado por miedo a sentirse la peor mujer del mundo. ¿Cómo era posible que Sabira teniendo un hombre como Milo lo engañara? Él no merecía algo así, realmente era un hombre bueno, dulce, leal, fiel, cariñoso, amoroso y sabía que era muy apasionado, características de esos hombres que ya no existen. Le dolía que saber que Sander siempre la había engañado, cuando ella no hizo más que ayudarlo y quererlo, pero darse cuenta de lo que era realmente le quitaba un peso de encima, porque realmente se había enamorado de Milo, está semana para ella había sido mágica, dormir junto a él, sentir sus fuertes brazos protegiéndola toda la noche era algo increíble, hablaban durante
Maddie sentía que no podía respirar, Milo quería asfixiarla con esos besos tan apasionados que le estaba dando, pronto él dejó sus labios para pasar al cuello, donde dejaba pequeños mordiscos y pasaba su lengua dejando un camino húmedo. Maddie jadeó al sentirlo, estaba segura que podía tener un orgasmo ahí mismo, gracias a todas las sensaciones que él le estaba provocando. Las manos de Milo no podían quedarse quietas, el saber que ella al fin era libre, de que él quería ser el hombre que ella necesitaba, en realidad él sabía que era el hombre para Madison iba a amarla, a cuidarla. Recordó las palabras que hacía minutos atrás ella le había dicho y decidió parar antes de que no pudiera detenerse. —Lo siento cariño, tú diciéndome que estás cansada y yo aquí, casi dejándote sin aire. —No me molesta — dijo agitada, Milo sonrió y besó su nariz. —No me hagas esto cariño, que juro que en este momento muero por hacerte mía, por recorrer con mis labios tu piel — Milo volvió a besarle el cue
Ambos salieron del hotel agarrados de la mano, Maddie se encontraba nerviosa, mientras que él, estaba ansioso, había organizado varios un pequeño tour, quería que Maddie conociera un poco de lo hermoso que era España. Se subieron al auto que los esperaba, Maddie se giró a Milo con una sonrisa. —¿Me dirás a dónde vamos? — él negó con la cabeza. —No seas ansiosa cariño, el viaje solo durará unos veinte minutos, mientras puedes admirar todo lo que te rodea — Maddie sonrió, sin poder evitarlo lo besó y él gustoso recibía esos besos que lo llenaban de amor. Ella hizo lo que él le dijo, admiraba el lugar con gran emoción, estar en otro país era algo hermoso, único y especial, así como el hombre que iba a su lado, luego de 20 minutos el chófer los dejó una casa rústica y hermosa, era grande. "EL ES QUEIXAL" Leyó Maddie.. —España tiene lugares maravillosos y unos de ellos es Ibiza, así que espero te guste cariño — la emoción que ella sentía no podía describirla, pero el brillo en sus o
En la habitación todo era manos, gemidos y jadeos, Milo no podía dejar de recorrer con sus manos el cuerpo de Maddie, quién estaba más que excitada, no sólo por las manos de su hombre, no, sino también por su boca y lengua, esa que se movía con maestría por su cuerpo. Milo no había quitado el sujetador, simplemente había bajado las copas y se había adueñado de esos pechos, los cuales tenían unos hermosos pezones rosa, y que para él eran exquisitos, pero mientras su boca devoraba los pechos de Maddie, los dedos de Milo se aventuraban en esa zona sur que estaba chorreando por él, estaba deseando poder sentirla, por lo que de un rápido movimiento quitó el pantalón que ella andaba, dejándola en ropa interior y le fascinó ver esa tanga de encaje también en color azul. —Divina — dijo metiendo un dedo dentro de ella, Maddie arqueo la espalda al sentirlo dentro de ella, quería liberar esa gran presión que tenía en el pecho, que le crecía más y más y necesitaba una liberación. Milo estaba em