—Tranquila —me dice, sacándose el cinturón—esto no aguantará mucho en el aire, buscaré algo aquí para ver si podremos sobrevivir en el océano. Lo bueno es que la avioneta puede flotar un rato ya en el agua. —Un rato —repetí, eso no me daba mucho ánimo—¿y después, Luke? ¿Que haremos después? No quiero morir ahogada. —No estamos muy lejos de tierra. ¿Sabes nadar? —Si pero jamás aguantare todo el trayecto que hemos recorrido —le digo. Luke se pasa a la parte de atrás y yo lo sigo. Había dejado la avioneta en modo automático mientras tanto aguantaba en el aire. Luke buscó cosas en maletas y se sorprendió con algo. Me acerqué para ver de qué se había sorprendido. Dinero. Había una maleta llena de dólares. Abrí la boca del asombro y miré a Luke.—No es una maleta nada más, son cinco —me dice, señalando las demás maletas rojo y negra que estaban en una esquina. —Quizás deben de haber unos cinco millones entre las cinco. Andrés sabe hacer dinero. —Y estará muy enfadado el saber que no
Era Donna con sus amigos. —¡Pero miren a quien tenemos por aquí! —dice Donna, sonriente, burlándose. —Si es a la adoptada. Oye, ¿no es que te están buscando? Estás en todas partes para mi desgracia —me dice. —Donna, se que odias a Amanda pero allá atrás vienen unos tipos que nos quieren matar. Dime, tu odio es demasiado grande como para ver a Amanda muerta —le pregunta Luke. Es obvio que si. Arrójenme a los tiburones mejor. Donna se me queda viendo seria. —¡Milton, saca la escalera! —le grita a alguien. Nos acercamos a la escalerilla y subimos al yate con todas las cosas. —Escondanse en los dormitorios, nosotros nos encargamos de esos tipos —nos dice. Donna no venía sola, siempre llevaba a su grupo de amigos y también una seguridad increíble. No creo que esos tipos puedan contra todos estos. —Gracias —le dije seria. —Como sea, espero que después de todo esto nuestra guerra siga en pie —me guiña un ojo—me entretienes mejor viva. Luke me tomó de la mano y me llevó abajo, haci
AMANDANo podía soltar la mano de Luke mientras Rita manejaba a toda velocidad lejos del muelle. Miraba por la ventana, pero en realidad no veía nada. Seguía atrapada en los recuerdos de lo que acababa de pasar, de todo lo que habíamos vivido. La adrenalina todavía me hacía temblar, y no podía parar de pensar que Andrés estaría furioso. ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que nos alcanzara de nuevo? Estaba cansada de toda esta situación. Yo no nací para huir de un desgraciado que lo único que ha hecho es arrebatarme mi felicidad y mi tranquilidad.La camioneta avanzaba rápido, en silencio, solo con el ruido del motor y nuestras respiraciones intentando encontrar su ritmo. Cada tanto, veía a Rita mirar por el retrovisor, asegurándose de que nadie nos estuviera siguiendo. En mi mente, repasaba una y otra vez lo que había hecho: los disparos, los golpes, la sangre… Nunca imaginé que llegaría a ser capaz de algo así. Me sentía distinta, como si algo en mí se hubiera roto o transformado para s
AMANDAEsa misma noche había pasado junto a Luke, pensando en nuestro plan, que al inicio parecía descabellado, pero no teníamos otra alternativa. Rita había hecho café junto a Ginger. Kev estaba pensativo, pero no quería opinar nada al respecto. Tener a Nerea acá no me daba tranquilidad, por lo que le habíamos encargado a Ginger que primero la llevara a la policía. Ahí la cuidarían bien. Estaría protegida de todo el peligro que se iba a desatar.La zozobra se respiraba en todo el ambiente. Luke había sacado un mapa de una mansión cerca de una industria que ya no estaba en uso. Según Luke, esa misma industria era la que Andrés utilizaba para fabricar droga. Según él, ese era el único lugar que podría tomar como refugio.—Entonces, ¿dices que podemos entrar antes que él y dispararle a la cabeza desde la azotea? —le pregunté a Luke.—Sí, pero el tirador seré yo. Conozco bien el lugar, como la palma de mi mano, y sé que si uno de ustedes falla, seremos hombres muertos —respondió.Kev se
AMANDALo primero que sentí fueron los rayos del sol filtrándose en la sala de la cabaña. Estoy sola; no tengo los brazos de Luke rodeándome. Veo que son las cinco y quince de la mañana. Los demás están dormidos. Me levanto para ver qué ha pasado con Luke cuando escucho que está hablando con alguien afuera. Salgo de la cabaña y no solo veo a Luke, sino también a un hombre de su misma estatura frente a él. Detrás de ellos hay varios hombres vestidos de negro junto a unos coches. No sé cuántos son, pero me llevo la mano al pecho, asustada. —Amanda… —me dice Luke, sonriente—. Qué bueno que ya estás despierta, porque vamos a partir dentro de poco. Te presento a mi buen amigo Thomas. Él vino conmigo a la isla desde un inicio y nos estará ayudando con la emboscada a Andrés. Me acerqué al hombre que me sonrió. Le di la mano y él asintió. —Mucho gusto, señorita. Es un placer conocerla. Mi amigo Luke me ha hablado mucho de usted. Ahora veo por qué está enamorado: es una mujer muy hermo
LUKE: Era muy arriesgado pero era la única forma de acabar con ese hombre de una vez por todas. Iba a ponerme en posición para poder dispararle pero alguien más bajó del coche. Andrés la tomó del brazo de manera brusca y la jaloneó con el. No puede ser. Nerea. —¿No es la chica que estaba con ustedes? —quiso saber Thomas. —Si, ¿cómo demonios llegó hasta aquí? —Se te olvida que Andrés siempre está un paso adelante. Es obvio, la tomó de rehen. ¿Y ahora que hacemos? Por la posición en la que estaba Nerea era casi imposible dispararle sin que ella se viera afectada. Maldije a lo bajo y solo pude pensar en Amanda, en que ella la debe de estar viendo. —Tengo que buscar a Amanda —le hago saber.—Espera —me dice Thomas. —¡Amanda, se que estás aquí! ¡Sal, no quiero discutir mas contigo, me parece que fue suficiente! —grita Andrés. ¿Cómo demonios sabía todo eso? ¿Cómo sabía que íbamos a estar aquí? No entiendo nada. Alguien le dijo, alguien de los nuestros. Tomé el celular y le marq
El jet finalmente aterrizó, abrí los ojos porque me había quedado dormida. Al igual que Nerea. Era igual, un aeropuerto privado. No sabía cuánto tiempo había pasado, era de día y estaba lleno de nieve. La ventana estaba empañada, casi no se podía ver nada. —Llegamos, les recomiendo ponerse un abrigo porque afuera hace demasiado frío —me dice Andrés. Su mano derecha nos entrega abrigos y guantes. Hacemos lo que dice y salimos detrás de él. —¿Donde estamos? —quise saber. —En algún lugar de Rusia, querida. —respondió. Me quedé helada cuando dijo Rusia. Un lugar tan lejano. Luke jamás podrá encontrarnos. Todavía guardaba el celular así que podía enviarle mi ubicación antes de que nos requisaran. —Quiero pasar al baño, no aguanto más—le digo, pero le pase el celular a Nerea, a su bolsas. Ella se dio cuenta del gesto y se puso rígida, tratando de disimular. —No soy tan estupido, revísenla, no quiero que lleve un celular por ahí —les dice Andrés a sos tipos. Dejé que me revisaran y no
AMANDA: —Kaya, muéstrale sus habitaciones a las señoritas —Andrés le ordena a una muchacha joven. Esta asiente y nos hace seña de que la sigamos. Subimos las enormes escaleras detrás de ella. Avanzamos por un pasillo grande y amplio hasta llegar a una puerta de color rojo. —Dormirán aquí —nos dice, abriendo para enseñarnos nuestra habitación. Era grande y tenía dos camas. —Pueden pasar para ponerse cómodas, hay ropa en el ropero y todo lo que necesiten. Si necesitan algo hay un celular en la pared que da a la cocina, no se preocupen por marca a otro número porque solo funciona para llamar dentro de la casa. Entramos a la habitación y la chica cerró con llave después. Nos habían dejado encerradas. —Jamás imagine que conocería Rusia de esta manera —me dice Nerea—tengo demasiado frío. Saqué el celular y empecé a marca el número de Luke, pero parece que la señal estaba intervenida. No me funcionaba ni las llamadas ni los mensajes. —Maldita sea, no funciona. Estoy harta de esto, har