Después del sonido que había escuchado, miré un cuerpo que estaba boca abajo. No lo podía creer, era un muerto y el asesino era Luke.—Lo tenía que hacer, cariño, te aseguro que si ese tipo nos hubiera descubierto, nos mataría sin pensarlo. Ellos no tienen clemencia como uno —asentí. Me tomó de la mano y seguimos el trayecto en medio de la oscuridad—. El coche está cerca. Espero que no lo hayan descubierto.Luke caminó junto a mí de manera sigilosa. Su pistola estaba cargada y lista para la próxima detonación.—Estoy harto —escuchamos a unos tipos que venían hablando en pareja—. Te apuesto que estaría con mi esposa disfrutando de una cena, pero mira lo que nos tocó, y todo por el capricho del jefe.Luke me hace señas para que me agache más. Ellos estaban armados y caminando en un camino más elevado que el nuestro.—Yo sé, pero no tenemos otra alternativa; además, la paga acá es muy buena y no la tendríamos en otro trabajo de ocho horas diarias —se quejó su amigo.Luke estaba camuflado
LUKE—Andrés, no le hagas daño a ella, Amanda no tiene nada que ver en estos asuntos, el problema es entre tú y yo—. Andrés me mira con esa mirada llena de maldad, la misma con la que me enfrenté años atrás.—Ahora resulta que dejaste tu oficio para convertirte en abogado; creo que tienes talento—. Se ríe descaradamente.— ¡Vamos, llévenlo a la sala y prepárenlo para mí!—¡No!— grita Amanda, tratando de hacer algo por mí, pero ese sujeto estúpido la lastima tomándola del brazo.—¡Déjala, Andrés!— espeto, luchando entre dos tipos que me sostienen—. Recuerda que está embarazada, maldito.Andrés se gira hacia mí con mucha furia y me da un puñetazo que me doblega.—Cierra la boca cuando estoy delante de mis empleados; tú más que nadie deberías estar agradecido por todo lo que te he brindado—. Me da otro golpe. Siento cómo mis entrañas se retuercen. Escupo sangre y sonrío.—Uno no puede agradecerle a la persona que más daño le ha hecho en la vida—. Me limpio con el pecho—. Tú y yo sabemos q
AMANDA: Con mucha dificultad saqué mis manos de las esposas. Daba gracias que mis manos fueran tan delgadas que cabían perfectamente en ellas. Suspiré profundo y me acerqué de nuevo a la puerta, dándole de patadas y golpes para ver si la podía derribar. Como eso no funcionaba entonces lancé lo primero que encontré hacia la puerta, para hacer todo el ruido que pudiera, que Andrés se concentrara en mi y no en Luke. Lancé unas tenazas, la lámpara, la mesita de noche. Fui al baño y lancé todo lo que encontré, al menos había agrietado la puerta. Tomé un martillo que encontré en el baño y golpeé la cerradura, nada es imposible, hasta esta puerta tiene que ceder. Me dolían los dedos y las manos pero tenía que salir de aquí y salvar a Luke. Tenía miedo de que Andrés lo matara. —¿¡Que demonios haces, Amanda?! —Andrés estaba del otro lado de la puerta—Deja de hacer escándalos y berrinche como niña chiquita. Me irrumpes mi cita con Luke. —dice. Me separo de la puerta y pongo detrás de ella, es
—Tranquila —me dice, sacándose el cinturón—esto no aguantará mucho en el aire, buscaré algo aquí para ver si podremos sobrevivir en el océano. Lo bueno es que la avioneta puede flotar un rato ya en el agua. —Un rato —repetí, eso no me daba mucho ánimo—¿y después, Luke? ¿Que haremos después? No quiero morir ahogada. —No estamos muy lejos de tierra. ¿Sabes nadar? —Si pero jamás aguantare todo el trayecto que hemos recorrido —le digo. Luke se pasa a la parte de atrás y yo lo sigo. Había dejado la avioneta en modo automático mientras tanto aguantaba en el aire. Luke buscó cosas en maletas y se sorprendió con algo. Me acerqué para ver de qué se había sorprendido. Dinero. Había una maleta llena de dólares. Abrí la boca del asombro y miré a Luke.—No es una maleta nada más, son cinco —me dice, señalando las demás maletas rojo y negra que estaban en una esquina. —Quizás deben de haber unos cinco millones entre las cinco. Andrés sabe hacer dinero. —Y estará muy enfadado el saber que no
Era Donna con sus amigos. —¡Pero miren a quien tenemos por aquí! —dice Donna, sonriente, burlándose. —Si es a la adoptada. Oye, ¿no es que te están buscando? Estás en todas partes para mi desgracia —me dice. —Donna, se que odias a Amanda pero allá atrás vienen unos tipos que nos quieren matar. Dime, tu odio es demasiado grande como para ver a Amanda muerta —le pregunta Luke. Es obvio que si. Arrójenme a los tiburones mejor. Donna se me queda viendo seria. —¡Milton, saca la escalera! —le grita a alguien. Nos acercamos a la escalerilla y subimos al yate con todas las cosas. —Escondanse en los dormitorios, nosotros nos encargamos de esos tipos —nos dice. Donna no venía sola, siempre llevaba a su grupo de amigos y también una seguridad increíble. No creo que esos tipos puedan contra todos estos. —Gracias —le dije seria. —Como sea, espero que después de todo esto nuestra guerra siga en pie —me guiña un ojo—me entretienes mejor viva. Luke me tomó de la mano y me llevó abajo, haci
AMANDANo podía soltar la mano de Luke mientras Rita manejaba a toda velocidad lejos del muelle. Miraba por la ventana, pero en realidad no veía nada. Seguía atrapada en los recuerdos de lo que acababa de pasar, de todo lo que habíamos vivido. La adrenalina todavía me hacía temblar, y no podía parar de pensar que Andrés estaría furioso. ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que nos alcanzara de nuevo? Estaba cansada de toda esta situación. Yo no nací para huir de un desgraciado que lo único que ha hecho es arrebatarme mi felicidad y mi tranquilidad.La camioneta avanzaba rápido, en silencio, solo con el ruido del motor y nuestras respiraciones intentando encontrar su ritmo. Cada tanto, veía a Rita mirar por el retrovisor, asegurándose de que nadie nos estuviera siguiendo. En mi mente, repasaba una y otra vez lo que había hecho: los disparos, los golpes, la sangre… Nunca imaginé que llegaría a ser capaz de algo así. Me sentía distinta, como si algo en mí se hubiera roto o transformado para s
AMANDAEsa misma noche había pasado junto a Luke, pensando en nuestro plan, que al inicio parecía descabellado, pero no teníamos otra alternativa. Rita había hecho café junto a Ginger. Kev estaba pensativo, pero no quería opinar nada al respecto. Tener a Nerea acá no me daba tranquilidad, por lo que le habíamos encargado a Ginger que primero la llevara a la policía. Ahí la cuidarían bien. Estaría protegida de todo el peligro que se iba a desatar.La zozobra se respiraba en todo el ambiente. Luke había sacado un mapa de una mansión cerca de una industria que ya no estaba en uso. Según Luke, esa misma industria era la que Andrés utilizaba para fabricar droga. Según él, ese era el único lugar que podría tomar como refugio.—Entonces, ¿dices que podemos entrar antes que él y dispararle a la cabeza desde la azotea? —le pregunté a Luke.—Sí, pero el tirador seré yo. Conozco bien el lugar, como la palma de mi mano, y sé que si uno de ustedes falla, seremos hombres muertos —respondió.Kev se
AMANDALo primero que sentí fueron los rayos del sol filtrándose en la sala de la cabaña. Estoy sola; no tengo los brazos de Luke rodeándome. Veo que son las cinco y quince de la mañana. Los demás están dormidos. Me levanto para ver qué ha pasado con Luke cuando escucho que está hablando con alguien afuera. Salgo de la cabaña y no solo veo a Luke, sino también a un hombre de su misma estatura frente a él. Detrás de ellos hay varios hombres vestidos de negro junto a unos coches. No sé cuántos son, pero me llevo la mano al pecho, asustada. —Amanda… —me dice Luke, sonriente—. Qué bueno que ya estás despierta, porque vamos a partir dentro de poco. Te presento a mi buen amigo Thomas. Él vino conmigo a la isla desde un inicio y nos estará ayudando con la emboscada a Andrés. Me acerqué al hombre que me sonrió. Le di la mano y él asintió. —Mucho gusto, señorita. Es un placer conocerla. Mi amigo Luke me ha hablado mucho de usted. Ahora veo por qué está enamorado: es una mujer muy hermo