¿Ella quería que tocara su boca?, sería una mentirosa si decía que no.La verdad es que siempre admiró de lejos a este hombre, aun cuando ni siquiera conocía su voz. Cuando incluso sus ojos no se posicionaban en los suyos, ni sabía de su existencia.Y la culpa no era solo de ahora. Siempre se había sentido mal por colocar la mirada en este hombre de forma oculta, en admirar su apariencia y en la forma en como todo el tiempo lo distinguía en las fotos de los estados de Antonella.Enzo Cavalli siempre había sido la figura de hombre a la que ella idealizaba, y ahora que sabía quién era en su esencia, no podía decirse a sí misma que era inmune a él, porque no lo era.Pero la situación aquí no se trataba de conocer a alguien y enamorarse, o estar atraída a un hombre que podía corresponder sus sentimientos.Esto ni siquiera era espontáneo, y estaba frente a un hombre totalmente prohibido. Enzo estaba casado, y ahora tenía a los hijos de él y su mujer en el vientre, ¿por qué sus emociones no
Enzo apagó el motor frente a su casa, y se dio cuenta de que la luz de la habitación estaba encendida. Tomó su chaqueta sabiendo que allí se encontraba su celular, pero no lo revisó sabiendo que este estaría repleto de notificaciones de parte de Antonella.Se bajó del auto, entró a la casa, y subió directo a la habitación para notar un extraño silencio en ella, y cuando bajó la mirada al suelo, vio a Antonella allí sentada con todo su maquillaje escurrido por su cara, y con una botella de whiskey en sus manos.—Antonella… —ella alzó el rostro mientras tomaba otro trago, pero él se apresuró a quitarle la botella—. Deja esto… ¿Qué haces?—¿Dónde estabas? —Enzo dejó la botella en la mesa y luego se adelantó a levantar a Antonella.—Necesitas un baño, Anto… que es esto… ¿Por qué estás jodiendo todo?—¿Yo…? ¿Soy yo el problema? ¿Dónde estabas, maldita sea?—Estuve ocupado, punto… no hay nada que discutir…—Fui a la casa de Gianna… —entonces Enzo se frenó de golpe un poco conmocionado.—¿Qu
Gianna sintió el rostro totalmente caliente, mientras su cuerpo comenzó a titilar fuertemente ante el puñal que la invadió completa.Sentía el pecho apretado, y también quería gritar ante su frustración.Después de que Ángelo hizo la pregunta, ella se giró hacia Enzo, y no demoró un segundo cuando comenzó a salir casi corriendo de la oficina para llegar rápidamente al ascensor.Una a una de sus lágrimas fue cayendo precipitadamente por sus mejillas, y cuando las puertas se abrieron, se metió para marcar la planta baja, pero la entrada abrupta de Enzo la frenó haciendo que retrocediera ante su presencia.Ella pudo notar como sus dedos grandes marcaron al piso subterráneo, y ordenó con otro botón a que las puertas se cerraran, observando que por el pasillo venía Ángelo corriendo como si quisiera alcanzarlos.Los dos quedaron solos en el ascensor cuando Enzo se giró hacia ella.—Por favor, perdóname… —Gianna restregó sus mejillas con el dorso de su mano y no alzó la cabeza para mirarlo,
Gianna sirvió un poco de té a sus padres que estaban viendo un programa de televisión, y dio un beso en sus cabezas, para despedirse por la noche e ir a dormir en su cuarto.Pasó por la habitación de su hermana sonriendo ante su manera desordenada de dormir, y luego cerró su puerta para suspirar profundamente.Recostaba en su cama, acarició su vientre que ya se notaba abultado, mientras cerró los ojos y recordó.Todos los días para ella era una sorpresa nueva, y eso sin contar en lo que Ángelo Cavalli le había dicho después de que había vuelto de su encuentro con Enzo en aquel estacionamiento.“No quiero meterme en tu vida privada, y aquí está Enzo llamándome al teléfono para explicar la situación… pero, no quiero una explicación, porque no tienes por qué dármela”Sus palabras parecieron tan sinceras que Gianna casi se echa a llorar en sus hombros, hasta que de nuevo lanzó la última parte de su oración.“Si estás embarazada, y corriste la mala suerte de toparte con un mal hombre, eso
—¿Qué pasa, fratello? —Alexia por fin quitó los ojos de su móvil colocándolo en la mesa, preguntando interesada. Y Enzo pensó que ella, como era quien más lo conocía, podía notar la tensión en su cuerpo.—Vamos a ser padres… —Antonella se levantó confesando, lo que ya habían planeado, que él diría primero—. Pero no soy yo quien gesta a esos bebés…Un líquido caliente y doloroso se esparció por el cuerpo de Enzo cuando Antonella echó todo a perder, y un sonido de incredulidad se espació por la mesa de parte de todos los expectantes.Enzo solo pudo arrojarle una mirada de decepción a su mujer, entre tanto las preguntas desordenadas lo invadieron sin control. Unas más ruidosas que otras, pero todas con mucha agitación.Sin embargo, había una mirada congelada, fija, e inquietante sobre él, y para cuando se giró a su derecha, notó como el rostro pálido de Ángelo, le clavaba un filo en su pecho.Y si era inteligente, podía sumar y llegar a la conclusión rápida, así que se adelantó levantand
Enzo se detuvo en la biblioteca principal de la mansión, mientras Ángelo cerró la puerta con seguro, y comenzó a rodearlo con sus pasos.—Ni siquiera puedo creerlo…—¿De qué estamos hablando en primer lugar? —preguntó Enzo porque, aunque sabía que se refería a Gianna, desconocía lo que habían hablado después de la discusión ese día, ya que su hermano no había querido responderle el teléfono para explicarle.—No te hagas el pendejo… hay que ser muy tonto para no sacar una conclusión después de tu anuncio allá afuera…Enzo lo miró fijamente, y dio un paso hacia él.—¿Y cuál es tu conclusión, hermano?—Utilizaron a Gianna para esto… ¿Qué le ofrecieron? Porque es notable que se aprovecharon de ella… Gianna… ella no es así…La sensación que comenzó a experimentar Enzo fue indescifrable, y restregando sus ojos, volvió la mirada hacia él.—Este no es tu asunto, y no conoces los detalles… deja a Gianna en paz, Ángelo… te lo pido con mucho hincapié…Ángelo achicó la mirada sin dejarse amedrent
Enzo salió del ascensor, y rápidamente limpió sus ojos, cuando la irritación, quemó su piel, y algunas lágrimas salieron, aunque trató de mantenerlas dentro de sus ojos.Se acomodó su traje, y fue hasta la mesa que Zia le había informado, cuando ya vio que alguien estaba sentado allí, mirando cada rato su reloj mientras movía su rodilla incesantemente.Comprobó su propio reloj, y notó que aún faltaban cinco minutos, y no esperó por llegar a la mesa y colocarse frente aquel hombre.—Buenas noches… —André Roussel se puso de pie asomándole una sonrisa, pero cuando levantó la mirada para posicionarla en sus ojos, achicó su alegría.—Buenas noches… me agrada su puntualidad… —Enzo afirmó totalmente serio, mientras le asomó el asiento para que se sentara de nuevo.—¿Cómo está? Soy Enzo Cavalli…—Sí, ya lo sé… Aquí André Roussel… —Ambos se apretaron las manos, pero antes de que André le preguntara si estaba bien por su rostro perturbado, su teléfono sonó escandalosamente interrumpiendo el mom
El segundo día de convención, no fue diferente al primero, su agenda estaba abarrotada, y hoy se reuniría por la tarde con unos ejecutivos de unos viñedos en Francia, que Zia había planificado incluso antes de que viajara.No había tenido mucho contacto con los demás empresarios por estar pendiente de la empresa en Italia, y por hacer largas llamadas de trabajo con Zia, para que fuese preparando documentos con sus abogados.Había hablado con Antonella por la mañana, mientras que, con Gianna, mantenía una conversación de chat, que le hacían sonreír por el día.Y todo esto transcurrió con normalidad, hasta que llegó la tarde del tercer día, y estuvo en su habitación, a solo media hora, de tener la conversación esperada con su amigo Charles.Un gineco-obstetra, especializado en todo lo referente a embarazos planificados, y patologías en los niños no nacidos.Y en cuanto se sentó en la cama conectando sus auriculares para prepararse, recibió una llamada de Antonella.—Hola, cariño…—Hola,