Gianna sintió el rostro totalmente caliente, mientras su cuerpo comenzó a titilar fuertemente ante el puñal que la invadió completa.Sentía el pecho apretado, y también quería gritar ante su frustración.Después de que Ángelo hizo la pregunta, ella se giró hacia Enzo, y no demoró un segundo cuando comenzó a salir casi corriendo de la oficina para llegar rápidamente al ascensor.Una a una de sus lágrimas fue cayendo precipitadamente por sus mejillas, y cuando las puertas se abrieron, se metió para marcar la planta baja, pero la entrada abrupta de Enzo la frenó haciendo que retrocediera ante su presencia.Ella pudo notar como sus dedos grandes marcaron al piso subterráneo, y ordenó con otro botón a que las puertas se cerraran, observando que por el pasillo venía Ángelo corriendo como si quisiera alcanzarlos.Los dos quedaron solos en el ascensor cuando Enzo se giró hacia ella.—Por favor, perdóname… —Gianna restregó sus mejillas con el dorso de su mano y no alzó la cabeza para mirarlo,
Gianna sirvió un poco de té a sus padres que estaban viendo un programa de televisión, y dio un beso en sus cabezas, para despedirse por la noche e ir a dormir en su cuarto.Pasó por la habitación de su hermana sonriendo ante su manera desordenada de dormir, y luego cerró su puerta para suspirar profundamente.Recostaba en su cama, acarició su vientre que ya se notaba abultado, mientras cerró los ojos y recordó.Todos los días para ella era una sorpresa nueva, y eso sin contar en lo que Ángelo Cavalli le había dicho después de que había vuelto de su encuentro con Enzo en aquel estacionamiento.“No quiero meterme en tu vida privada, y aquí está Enzo llamándome al teléfono para explicar la situación… pero, no quiero una explicación, porque no tienes por qué dármela”Sus palabras parecieron tan sinceras que Gianna casi se echa a llorar en sus hombros, hasta que de nuevo lanzó la última parte de su oración.“Si estás embarazada, y corriste la mala suerte de toparte con un mal hombre, eso
—¿Qué pasa, fratello? —Alexia por fin quitó los ojos de su móvil colocándolo en la mesa, preguntando interesada. Y Enzo pensó que ella, como era quien más lo conocía, podía notar la tensión en su cuerpo.—Vamos a ser padres… —Antonella se levantó confesando, lo que ya habían planeado, que él diría primero—. Pero no soy yo quien gesta a esos bebés…Un líquido caliente y doloroso se esparció por el cuerpo de Enzo cuando Antonella echó todo a perder, y un sonido de incredulidad se espació por la mesa de parte de todos los expectantes.Enzo solo pudo arrojarle una mirada de decepción a su mujer, entre tanto las preguntas desordenadas lo invadieron sin control. Unas más ruidosas que otras, pero todas con mucha agitación.Sin embargo, había una mirada congelada, fija, e inquietante sobre él, y para cuando se giró a su derecha, notó como el rostro pálido de Ángelo, le clavaba un filo en su pecho.Y si era inteligente, podía sumar y llegar a la conclusión rápida, así que se adelantó levantand
Enzo se detuvo en la biblioteca principal de la mansión, mientras Ángelo cerró la puerta con seguro, y comenzó a rodearlo con sus pasos.—Ni siquiera puedo creerlo…—¿De qué estamos hablando en primer lugar? —preguntó Enzo porque, aunque sabía que se refería a Gianna, desconocía lo que habían hablado después de la discusión ese día, ya que su hermano no había querido responderle el teléfono para explicarle.—No te hagas el pendejo… hay que ser muy tonto para no sacar una conclusión después de tu anuncio allá afuera…Enzo lo miró fijamente, y dio un paso hacia él.—¿Y cuál es tu conclusión, hermano?—Utilizaron a Gianna para esto… ¿Qué le ofrecieron? Porque es notable que se aprovecharon de ella… Gianna… ella no es así…La sensación que comenzó a experimentar Enzo fue indescifrable, y restregando sus ojos, volvió la mirada hacia él.—Este no es tu asunto, y no conoces los detalles… deja a Gianna en paz, Ángelo… te lo pido con mucho hincapié…Ángelo achicó la mirada sin dejarse amedrent
Enzo salió del ascensor, y rápidamente limpió sus ojos, cuando la irritación, quemó su piel, y algunas lágrimas salieron, aunque trató de mantenerlas dentro de sus ojos.Se acomodó su traje, y fue hasta la mesa que Zia le había informado, cuando ya vio que alguien estaba sentado allí, mirando cada rato su reloj mientras movía su rodilla incesantemente.Comprobó su propio reloj, y notó que aún faltaban cinco minutos, y no esperó por llegar a la mesa y colocarse frente aquel hombre.—Buenas noches… —André Roussel se puso de pie asomándole una sonrisa, pero cuando levantó la mirada para posicionarla en sus ojos, achicó su alegría.—Buenas noches… me agrada su puntualidad… —Enzo afirmó totalmente serio, mientras le asomó el asiento para que se sentara de nuevo.—¿Cómo está? Soy Enzo Cavalli…—Sí, ya lo sé… Aquí André Roussel… —Ambos se apretaron las manos, pero antes de que André le preguntara si estaba bien por su rostro perturbado, su teléfono sonó escandalosamente interrumpiendo el mom
El segundo día de convención, no fue diferente al primero, su agenda estaba abarrotada, y hoy se reuniría por la tarde con unos ejecutivos de unos viñedos en Francia, que Zia había planificado incluso antes de que viajara.No había tenido mucho contacto con los demás empresarios por estar pendiente de la empresa en Italia, y por hacer largas llamadas de trabajo con Zia, para que fuese preparando documentos con sus abogados.Había hablado con Antonella por la mañana, mientras que, con Gianna, mantenía una conversación de chat, que le hacían sonreír por el día.Y todo esto transcurrió con normalidad, hasta que llegó la tarde del tercer día, y estuvo en su habitación, a solo media hora, de tener la conversación esperada con su amigo Charles.Un gineco-obstetra, especializado en todo lo referente a embarazos planificados, y patologías en los niños no nacidos.Y en cuanto se sentó en la cama conectando sus auriculares para prepararse, recibió una llamada de Antonella.—Hola, cariño…—Hola,
Gianna estaba acomodando algunos bocetos en la mesa, y expandió al mismo tiempo un dibujo que tenía en mente. La planta de diseño tenía todo tipo de exclusividades para mujer, pero ahora que estaba en los zapatos de una mujer embarazada, su mente solo había pensado en algunos diseños que además de garantizar comodidad, también se pudiera sentir hermosa con esta idea de vestir diario y elegante.Ángelo tenía más de tres días sin venir a la empresa, y de alguna forma, ante lo último que habían hablado desde el enfrentamiento con Enzo, Gianna quería recibirlo con nuevas ideas, para cambiar un poco su ánimo y el de la planta entera donde ella pasaba prácticamente todo el día.Como había quedado a cargo de ella, tomó la iniciativa de cambiar un poco la forma de organización, de manera que se viera la planta como un verdadero taller de diseño, aunque Gianna sintió que algunas miradas, después de esa decisión, le demostraron que no estaban muy contentos con sus cambios.Fue hasta la tarde cu
Horas antes…Enzo tomó su teléfono celular mientras su mano temblaba ligeramente y marcaba al número de Antonella.Por la hora, 9 de la mañana, ella estaría en su trabajo, y por nada del mundo quería ir allá a discutir sobre su vida destruida.Al tercer tonó escuchó su voz, y solo el hecho de que lo llamara de forma “amorosa” le hizo hervir la sangre.—Cariño… bienvenido… ¿Estás en casa? ¿Cómo estuvo tu vuelo?—Bien… —respondió seco mientras con su dorso limpió otra lágrima que se le escapó.Y odiaba esto, pero su dolor era mucho para soportar.—Antonella… ve a casa…—¿Ha pasado algo?—Ha pasado mucho… te espero allá… apresúrate…Antonella se quedó mirando su móvil cuando Enzo cortó la llamada, y una sensación caliente la invadió entera.Ese tono agudo en su voz, había sonado mortífero, he incluso como si no hubiese vida en voz.Iba a dejar encargada de toda la planta a Ángela, mientras la frustración la invadía, pero cuando estuvo a punto de salir, su empleada se puso delante de ella