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Propuesta de trabajo

Céline miraba al hombre quien se encontraba muy entretenido contemplando las obras, ahora se encontraban en la sala donde se encontraba la mona lisa, era imponente a pesar de ser tan pequeña, el personal del hombre los seguía de cerca, miro su reloj era casi la hora del aperitivo, mando un mensaje al personal para que tuviera todo listo en unos cuantos minutos.

— Señor Rosellini, el museo le ha preparado un breve receso, este incluye unos cuantos bocadillos — hablo Céline mientras miraba y comenzaba a cotejar cada una de las actividades que habían preparado para Rosellini — si quiere me puede acompañar, hay una sala que preparamos para usted.

 El hombre se giró hacia ella y le sonrió con cortesía. — Gracias, señorita Céline. Ha sido muy amable de organizar esta visita privada al Louvre. Me ha impresionado mucho la colección de arte que tienen aquí. — Dijo mientras miraba a la mujer. — Por supuesto, la acompaño a la sala. Espero que los bocadillos sean de mi agrado. — Añadió con un tono profesional pero distante.

Céline asintió y le indicó el camino. — Por aquí, señor Rosellini. La sala está al final del pasillo. Es un espacio reservado para nuestros invitados especiales. Allí podrá disfrutar de unos deliciosos canapés, quesos, frutas y vino francés. También hay una pantalla donde podrá ver un vídeo sobre la historia del museo y sus obras más destacadas. — Explicó mientras caminaba junto a él y su séquito.

— Muy bien, muy bien. Me parece una excelente idea. — Dijo el hombre con un gesto de aprobación. — Usted es una gran anfitriona, señorita Céline. Espero que podamos seguir colaborando en el futuro.

Céline sonrió, estaba llevando su plan de manera magnifica, el hombre había quedo impactado con sus conocimientos ahora lo más importante, tenía que lograr que este le propusiera trabajo, a partir de eso, haría que enamorara de ella y así poder vengar a Marie; pensó en el pequeño Enzo.

—¡es una lástima que esta sea mi última noche aquí! — expreso con tristeza la mujer —mañana tengo que renunciar, le darán mi puesto a una chica nueva —Céline comenzó a mentir, ya después iría a misa para confesar, pero bien valía la pena por Marie.

El millonario miró a la mujer a la cara con una expresión seria y decidida. No podía permitir que alguien con sus conocimientos se quedara sin trabajo, sobre todo en un campo tan apasionante como el de la restauración de obras de arte.

 Él mismo poseía una colección impresionante de pinturas, esculturas y antigüedades que requerían un cuidado constante y profesional. Además, quería hacerla crecer como persona y como artista, pues había visto en ella un talento innato y una sensibilidad especial. Así que, sin dudarlo, le hizo una propuesta que cambiaría su vida para siempre.

—Señorita Dumont, me gustaría hacerle una propuesta, tiene muchísimo tiempo que busco una restauradora de arte, además de alguien que me ayude a elegir nuevas obras — Enzo se encontraba fascinado con Céline, era culta, inteligente, pero sobre todo hermosa, sentía mucha atracción hacia ella, sentía como el ambiente se encontrara cargado de energía eléctrica, y desde hace mucho tiempo que no sentía eso con respecto a una mujer.

La mujer sonrió para sus adentros, el hombre le había propuesto trabajo y no dudo en aceptarlo, el hombre había caído en la trampa que le acababa de poner, hablaría con su jefe, le pediría un tiempo sin goce de sueldo, sabía que era arriesgado lo que planeaba hace.

—¿en verdad?, ¡oh es una magnífica oportunidad! — hablo ella — ¿Dónde sería el trabajo? — pregunto ella, esperado la respuesta —

—sería en mi país, en Italia, en Roma para ser preciso, el trabajo sería ahí, claro el sueldo ya lo negociariamos, en verdad me encantaría que aceptara el puesto, usted es todo lo que he estado buscando — Enzo se acercó de manera peligrosa a la mujer; Céline al sentir que el hombre se acercaba sintió una oleada de calor que no tenía nada que ver con la temperatura que se manejaba en la sala donde se encontraba; la sonrisa del hombre era encantadora, pensó. “por eso te enamoraste, Marie, si el muy maldito es encantador”, fueron los pensamientos que tenía en su mente.

— claro que acepto, solo que tendría que buscar muchas cosas, además tengo un hijo pequeño — mintió con respecto a Enzo — debo de sacarle su pasaporte, es tan solo un bebé, estamos solos en este mundo, su padre nos abandonó — Céline se le quebró la voz, sabía que podría sacar el pasaporte de manera fácil, tenía la custodia legal de Enzo, y el padre de su pequeño sobrino se encontraba enfrente y claramente le estaba coqueteando el muy desgraciado.

Enzo, miro a la joven y sintió una oleada de compasión, ¿Cómo podían jugar con una mujer y peor aún abandonar a un hijo?, eso era algo que nunca podría hacer, sus valores nunca le permitirían dejar a un hijo abandonado, así que con más ahincó decidió ayudar a la joven Céline.

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