Céline se encontraba en la oficina de su jefe, muy pronto sería la hora de la verdad, vería cara a cara a ese maldito bastardo, vería la clase de hombre se burló de su hermana, y llevado a una profunda depresión que la llevo a la muerte: la vecina cuidaría al pequeño Enzo, las visitas privadas por la noche, solo las hacían para millonarios que pagaban una cantidad elevada de dinero, y la propina que les daban a los guías era fabulosa.
Llevaba puesto su uniforme, el museo en esas visitas contaba con servicio de cafetería VIP, algunos canapés selectos, y la guía especial, ella tenía tres itinerarios, uno para recorrer las salas clásicas y obras de diversos autores, uno para el arte griego y uno para las exposiciones de moda, esperaba que el hombre quisiera alguno de ellos; esperaba que poder conseguirán con este, por lo que había leído era afecto al arte y obras, le diría que podría ayudarlo a tener una excelente colección, ella conocía a nuevos artistas, y sus obras.
Necesitaba conocer al hombre que había engañado a Marie, el muy maldito se las pagaría, comenzó a acomodar los folletos y demás, hablo con los de cafetería y demás, miro el reloj en unos cuantos minutos llegaría Enzo Rosellini.
El guardia llego con una pequeña comitiva, era el hombre con tres de sus guardaespaldas y una de sus asistentes, la mujer se miraba de aspecto prepotente y muy guapa casi como todos los italianos, hasta los guardaespaldas vestían trajes de marca cara, todos en negro, excepto el hombre que iba completamente relajado, al parecer se había cambiado por algo más cómodo para poder caminar por el museo.
—buenas noches, señor Rosellini, mi nombre es Céline Dumont, seré su guía personal está en el museo, espero que la visita a nuestro hermoso museo de Louvre sea de agrado para usted — la voz de Céline intentaba contener la rabia que sentía al ver al atractivo hombre, se golpeó mentalmente, no podía sentir atracción por ese maldito —
Enzo se quedó impresionado por la belleza de la chica, él había estado con mujeres hermosas de todas las nacionalidades, pero ella tenía un brillo especial en los ojos, un brillo que la hacían salvajemente hermosa, se sintió completamente atraído por la mujer, así que de inmediato sintió deseos de presentarse.
—Bounassera señorita Dumont, me presento soy Enzo Rosellini, muchas gracias por aceptar ser mi guía esta noche, debido a mi apretada agenda, me encanta el arte, y hay nuevas exposiciones en el museo que me encantaría ver — Enzo miro a la joven quien le regreso la sonrisa de manera parca.
—¡perfecto!, tengo un plan para usted esta noche, ¿su comitiva vendrá con nosotros? O ellos ¿querrán recorrer el museo para ver otras obras? — miro a la comitiva del señor —
— ellos vendrán con nosotros, si comprenderá no me puedo separar de ellos, más que guardaespaldas y asistente son mis mejores amigos y amiga — miro con cariño y agradecimiento a las personas que venían con él — así que vamos, la señorita Dumont nos enseñara las nuevas exposiciones, pero como siempre, quiero ver a la hermosa Gioconda.
— muy bien, caminaremos un poco, vengan por aquí — hablo la joven, mientras se ponía delante de la comitiva, mientras que Enzo miraba la espalda de Céline, sonrió, una mujer así necesitaba él, la chica comenzó a platicar acerca de cada una de las obras que se encontraban en la sala, al parecer era exposición que solo estaría unos tres meses, el artista de origen mexicano estaba haciendo esa gira antes de que su obra se fuera de manera permanente a su país, y Francia era el segundo país que visita, el primero había sido Estados Unidos.
—señorita Dumont — le hablo Enzo — ¿sabe si el artista vende alguna de estas obras? — Enzo miraba maravillado la hermosura de cada una de las obras — es que me parecen maravillosas, y siento que debo de poseer una de ellas — la voz del hombre mostraba emoción.
Céline respeto hondo, ese hombre creía que todo lo podía comprar y pagar con el sucio dinero, pensó en Marie, y en el pequeño Enzo, su sobrino, él bebé necesitaría muchas cosas, educación, comida, y demás, ella no ganaba mal, pero sintió rabia al ver que ese hombre despilfarraba el dinero en cosas banales como un cuadro o una escultura, tendría que tragarse todos los insultos que pasaban por su mente en esos momentos para no arruinar sus planes.
— Tengo el número del señor Gilberto Contreras, es un buen amigo — la mujer había conocido al artista en un curso en Madrid, así que sería muy fácil hablar con este y ver si vendía alguna de sus obras — podría hablar con este y llegar a un acuerdo, si es que este quisiera vender, señor Rosellini — la mujer ya se encontraba a su lado.
—eso me parece genial, no tiene idea cuanto me encantaría tener una de estas magnificas obras, puedo pagar el precio que el artista pida, y me atengo a sus deseos — Enzo se miraba completamente entusiasmado.
— y no solo conozco a Contreras, conozco a Gerald Hills, un excelente artista de escultura, y sé que el apreciaría que su obra la tenga una persona que aprecie el buen arte — Céline conforme hablaba iba envolviendo al hombre — no solo soy guía del museo estoy esperando a que me den el título de restauradora —
Enzo abrió los ojos, desde hace meses buscaba un restaurador, pero no había tenido tiempo de entrevistarlos y al único que entrevisto no sabía nada de arte y al parecer era un aficionado, pero aquí estaba la bella Céline quien era culta y lo que necesitaba de una profesionista del arte.
Céline sonrió para sus adentros, muy pronto tendría lo que buscaba, el hombre miraba cada una de las obras con emoción y sentía que cada una de ellas le quería transmitir.
Céline caminaba al lado del hombre y sentía mucha intranquilidad, era el padre de Enzo, se miraba tan buena persona, pero no sabía que no era así, el jugar con una mujer, el que la abandonara estando embarazada, no lo hacía una buena persona.
Céline miraba al hombre quien se encontraba muy entretenido contemplando las obras, ahora se encontraban en la sala donde se encontraba la mona lisa, era imponente a pesar de ser tan pequeña, el personal del hombre los seguía de cerca, miro su reloj era casi la hora del aperitivo, mando un mensaje al personal para que tuviera todo listo en unos cuantos minutos. — Señor Rosellini, el museo le ha preparado un breve receso, este incluye unos cuantos bocadillos — hablo Céline mientras miraba y comenzaba a cotejar cada una de las actividades que habían preparado para Rosellini — si quiere me puede acompañar, hay una sala que preparamos para usted. El hombre se giró hacia ella y le sonrió con cortesía. — Gracias, señorita Céline. Ha sido muy amable de organizar esta visita privada al Louvre. Me ha impresionado mucho la colección de arte que tienen aquí. — Dijo mientras miraba a la mujer. — Por supuesto, la acompaño a la sala. Espero que los bocadillos sean de mi agrado. — Añadió con un t
Céline miro al hombre, tenía que comenzar su papel, el papel de una pobre madre soltera, que muy pronto se quedaría sin empleo, el hombre tenía una mirada extraña, casi cálida, no sabía el motivo; ella no debía caer, recordó a su hermana, a Marie, la depresión que había tenido durante todo el embarazo. Meses atrás. — Tienes que comer, Marie, no por ti sino por el bebé, ambos necesitan nutrientes, te vez mal, el médico dijo que tenías peso bajo y que el bebé también, por favor come —Céline puso el plato con una ensalada y un corte de carne — mira te lo envían del restaurante, es tu corte de carne favorito y un creme brulé — la mujer miraba a su hermana, la delgadez extrema que estaba presentando, las ojeras profundas — —no tengo hambre, Céline, por favor, déjame dormir, comeré más tarde, quiero descansar —la voz de Marie era suave, mientras cerraba los ojos, y se volvia a quedar dormida. Época actual. Trago saliva y miro al hombre que le había arruinado la vida a su hermana, se
Céline se quedo mirando como la comitiva de Rosellini se iba, suspiro, él primer encuentro con el hombre había sido un tanto inquietante, ahora comprendia el motivo po el cual su hermana se enamoro de aquel hombre, era simplemente encantandor y varonil; sentía que algo debia de hacer o cumplir con algunas cosas, pero las haría mañana, tenía que regresar a casa para ver como se encontraba Enzo. Se dirigio al estacionamiento de los empleados, vivia casi a treinta y cinco minutos del museo, para ser más preciso en Porte de Bagnolet, siempre había vivido ahí, junto a sus abuelos y hermana, era una zona lejana, su auto era sencillo, pequeño, incluso había pensando en cambiarlo en cuanto naciera Enzo, antes que Marie muriera; encendio la radio y su celular de manera automatica entro en su lista de reproducción, y comenzo a sonar una canción en inglés, era la canción favorita de Marie, un nudo en la garganta se le hizo, era muy reciente un par de días desde que todo había cambiado. Al lleg
Céline se acomodo el cabello hacia atrás, y comenzó a caminar, miro la lujosa entrada del Ritz, en la entrada pidio informes donde se encontraba el restaurante principal, el mayordomo principal del hotel la condujo hacia el lugar, puesto que le habian entregado una fotografía y la hora en que debía de llegar, al parecer la mujer se mostraba tranquila. En una mesa apartada, Enzo Rosellini se encontraba sentado y al parecer esperando a la chica, la joven iba atrás del mayordomo del hotel, cuando este le anunció al hombre que la mujer había llegado. — Señor Rosellini, la señorita Céline Dumont, ha llegado — hablo en un italiano casi perfecto al hombre, Céline sintió un poco de miedo, su italiano estaba un poco oxidado, pero haría el esfuerzo por hacer y lograr que fuera entendible al hombre. —Gracias, Philippe — hablo el hombre con firmeza y agradecimiento — buenas noches, señorita Dumont, o ¿puedo llamarla Céline? — Enzo miro con intensidad y un tanto de curiosidad a la mujer, sentía
Me encontraba en la puerta del hospital con un bebé en brazos, no sabía que hacer, ni adonde dirigirme, no tenía dinero suficiente en mi cuenta de banco y en mi cartera apenas tenía treinta euros en mi bolso; mis primeros pensamientos, >; su madre mi hermana, acababa de fallecer, es más su cuerpo la funeraria se lo estaba llevando, yo tenía que ver como pagar todo el servicio, y todo, nos encontrábamos las dos solas contra el mundo, nuestros padres se habían ido cuando éramos niñas, mis abuelos que se hicieron cargo de nosotras ya no se encontraban en este mundo, de nuestros padres no hablare; yo cargaba al pequeño bebé y lo miraba, era el hijo de mi hermana, miraba su pequeño rostro, y sentía unas enormes ganas de llorar, todo por culpa de ese maldito italiano, de ese maldito hombre que la había enamorado, usado y abandonado. —¡no te preocupes, Enzo! — hablo la mujer de aspecto completamente francés— tú tía Céline se hará cargo de ti — la mu
Paris despertó lluvioso, Céline asistió a la funeraria donde se encontraba su hermana, ahí se encontraban algunos amigos de su hermana, amigas, y algunas personas que querían a Marie, amigas de ella habían asistido para dar las condolencias. Miro como los empleados de la funeraria se llevaron el cuerpo de Marie para la cremación, el trago que sentía en su garganta un enorme nudo, tenía los ojos apunto de derramar las lágrimas más amargas y dolorosas que sus ojos habían sacado en sus veintisiete años de vida. —¡gracias por venir! — dijo un poco voz alta — ella estaría muy feliz — la joven se encontraba vestida de negro, el pequeño Enzo se había quedado al cuidado de una vecina, mientras los servicios funerarios se llevaban a cabo. Los presentes esperaron el tiempo necesario para que entregaran las cenizas de Marie; un día anterior intento hablar con sus padres que vivían en otro país, pero le dijeron que no podían asistir, que le dieran el número de cuenta de la funeraria para pag
Rossellini, viajaría en primera clase de Roma a Paris, su primo viajaría con él, ya tenían la reserva del hotel, su visita privada al museo era algo que esperaba desde hace muchísimo tiempo, por su trabajo y ocupaciones no podía ir tan seguido a museos o cualquier cosa por el estilo. Al entrar al hotel, miro que tenía muchos mensajes de sus padres, al parecer querían hablar de la boda con Vera, en verdad ese tema era fastidioso, Vera en ese momento se encontraba en Nueva York. El hombre y la gente que lo acompañaba salió con dirección a la lujosa sucursal de sus autos, iba completamente serio, esa ciudad le traía recuerdos de una mujer, una mujer que había visto tiempo atrás, sacudió la cabeza en señal de querer sacar ese recuerdo y continuo con las actividades que tenía que hacer. Cuando entraron a la sucursal los automóviles se encontraban completamente ya armados, se veían imponente, algunos vendedores ya se encontraban en el lugar, el gerente y un planificador le estaban inform