Cuando Paul se detuvo frente a un edificio grande y lujoso en una parte ajetreada de New York, Alison miró hacia arriba, sin saber qué hacer a continuación.—Creo que lo llamaré… —dijo en susurro, pero no obtuvo una respuesta de Paul.Marcó el número de Oliver, y al segundo tono, él tomó la llamada.—¿Llegaste?—Sí, estoy abajo… te esperaré aquí…Hubo un silencio de la otra parte, pero luego lo escuchó decir.—Jane… no voy a atacarte… puedes subir.—Dijiste que ibas de salida, puedo esperar aquí abajo, además, debo ir al hospital con Cristopher… por favor, Oliver, no demoremos esto.Ella pudo escuchar como el suspiro salió de su boca, y cerró los ojos para que ese hombre no complicara más las cosas.—Bien… voy saliendo… —su mandíbula se apretó tanto que le dolió.—Gracias…Al finalizar la llamada, abrió la puerta, dejó la carpeta dentro y estiró las piernas.La tarde estaba terminando y quería aprovechar el tiempo que le quedaba con Cris y Samantha.Estaba ajustando su chaqueta porque
Cristopher tiró los papeles que estaba leyendo en la mesa, y se quitó la chaqueta para dejarla en el sofá. Se sentía sofocado, tanto que incluso había pasado en vela toda la noche, sin poder dejar de pensar, sin poder quitar ese fastidio en su pecho, y el dolor que le había causado nuevamente Jane junto a su hermano. Sus manos se hicieron en un puño mientras negó. No podía creer que aun y con todo lo que había pasado, hubiese podido confiar en una mujer como ella. Apretó su mandíbula cuando recordó verla a los ojos, y su obstinación lo golpeó más fuerte cuando, en medio de la situación, deseaba creerle. Deseaba haber podido escucharla, porque esta agonía era peor que su rabia que explotó haciéndole perder el sentido. Se dio la vuelta. No podía trabajar así, no quería hacerlo, y no lo haría. Caminó rápidamente hacia la salida con la mente perdida, solo pensando que quería ir a casa y dormir por muchos días para no pensar. Quería olvidarse de todo, incluso de que su padre tenía u
Jane se quedó sin palabras cuando Cristopher estuve frente a ella mirándola con atención.Minutos antes estaba caminado desquiciada por el apartamento queriendo matar con sus propias manos a esta mujer, a ver si su cuerpo se devolvía de repente con este acto.El hecho de ver esas fotos en los periódicos le había trastornado el alma, porque, aunque Alison estaba siendo parte de un papel, nunca iba a permitir que invadiera su vida más de lo necesario.Y se lo había advertido a esa zorra.Quizás no le había claro quedado en sus advertencias de que Cristopher solo era de ella, y ahora, este error garrafal, de que él viera el cuerpo de esta mujer en su apartamento, había sido la gota que derramó su paciencia.Definitivamente, iba a sacar a esa mujer prontamente de su vida.—Hola… Jane no está…El hombre parpadeó asintiendo.—¿Quién eres? —preguntó de forma sutil, mientras su mandíbula trataba de gesticular alguna palabra para salir de este embrollo.—Ammm… soy una conocida de Jane… ella, m
Alison se levantó de forma lenta guardando los papeles en la carpeta, mientras sus manos temblaban de la pura adrenalina. —Iré a culminar con esto… y, además, buscaré a Charlotte… Jane se la quedó mirando largamente, y antes de que Alison se girara para tomar también su maleta, ella le agarró el brazo. —¿Dónde está mi teléfono? —Ammm… lo siento… ayer me quedé en casa de Emma, y no pensé que… —¡Demonios! Eres tan despistada. ¿Podemos ir a buscarlo? Alison abrió los ojos, y negó rápido. —No tengo llaves, y Emma no está en este momento en el apartamento, además, si no llevo estos documentos pronto, puede que… —¡Está bien! ¡Vete! —cortó Jane. «Por supuesto que me iré», gritó Alison en su mente, y con un asentimiento, comenzó a caminar para salir de ese apartamento. Desde el momento en que saliera de aquí, esa mujer no tenía ninguna autoridad para con ella, y aunque temía por su propio cuerpo, Jane lo necesitaba también para hacer el cambio. Así que no iba a hacerle daño por ahora.
—No importa lo que vayas a decirme… no sé cuál es tu juego ahora… ni quien sea tu amiga… no volveré a caer en tus artimañas… —Estas fueron las primeras palabras de Cristopher. —Y yo lo sé todo… incluso lo que hicieron Oliver y tú… —Isabella intervino algo precipitada, pero Alison vio como Cristopher puso la mano encima de la de su hermana para tranquilizarla. —No habrá más chantajes aquí… Jane, Isabella lo sabe, y mis padres también lo sabrán… —intentó el hombre de nuevo. Alison quitó los ojos de la mirada enojada del magnate y luego se giró hacia Emma, que tenía el ceño fruncido como si quisiera pelear. Tomó un suspiro largo, uno que le dolió al tener todo su cuerpo en una fuerte tensión. —No tienen que pelear conmigo ahora… es mejor que ambos me escuchen, y luego podrán decir lo que quieran. Tanto Isabella como Cristopher se miraron, pero fue el hombre quien se cruzó de brazos para darle señal de que hablara. Alison comenzó a sacar la carpeta del maletín, y luego la arrimó ha
Capítulo 34 El estremecimiento recorrió la piel de Cristopher, mientras Isabella detallaba largamente a Jane… o a la mujer que estuviera dentro de ella.El magnate solo pudo hacer un silencio, mientras esos ojos le inundaban el alma completa. Aquí estaba ella, con estos papeles, liberándolo de una carga muy pesada que había cargado por años.Y por supuesto que recordaba ese momento cuando la vio por primera vez, cuando sus ojos se encontraron y cuando no se la quitó de la cabeza después de eso. También recordó los gestos de Jane en su cuerpo, pero tampoco era mentira que pensar en la historia que estaba relatando era, literalmente, una locura.Él vio como su compañera le susurró alguna cosa en el oído, y… Alison asintió rápido, para comenzar a levantarse del asiento.—Yo debo irme… Mañana es posible que regresemos a nuestras vidas de nuevo y…—¿A dónde irás? —Cristopher se levantó muy rápido para interrumpirla.—Yo… es necesario que me vaya de New York… Ustedes conocen a Jane, quizás
—Es un tipo de sangre raro… —confesó el magnate después de un largo silenció y Alison asintió bastante conmovida, para luego alzar el rostro hacia él.—¿Crees que haya la posibilidad de que pueda ser su donante?El rostro de Cristopher palideció.—¿Harías esto? —preguntó asombrado, y Ali no titubeó por responder.—Por supuesto… pero, primero…—Claro… deben… cambiar…—Sí…El magnate suspiró masajeando su sien.—Es increíble… —Tomó la carpeta y la abrió—. Pero déjame decirte una cosa, no tienes que irte de New York, no voy a permitir que Jane te haga daño.Alison lo observó por un momento, y sintió que de alguna forma Cris estaba expresándole que ella le importaba.—Quisiera ir a mi casa… debo reunirme con Charlotte… Mañana por la noche, podré tener mi cuerpo, y realmente ya lo necesito.Cristopher asintió mientras ambos se levantaron.—Te llevaré…Salieron de la casa, mientras Ali sentía un silencio como ningún otro entre los dos, y a medida que iban llegando a su destino, su corazón l
El gran día había llegado.Alison se levantó, era sábado por la mañana y cuando se fue a la cocina, notó que Emma estaba preparando unos huevos revueltos, mientras el pan se tostaba con mantequilla.Pasó por su lado y se sirvió un poco de café mientras le dio los buenos días, y luego escuchó ese viejo sonido, que tenía su celular, que había dejado cargar toda la noche en una mesilla en su pequeña sala.—Ese aparato ha sonado desde hace rato… —Anunció Emma, mientras ella tomó su primer trago de café.Literalmente sus entrañas temblaban al imaginar que hoy sería el día en que quedaría libre de este sueño que definitivamente estaba marcando su vida, y dejando la taza en la encimera, se apresuró por revisar las notificaciones.No pudo evitar sonreír cuando leyó el primer mensaje.«Soy yo… tu deseo. ¿Podrás guardarme en tus contactos?» El mensaje era de anoche, junto con los demás que le seguían.«He pensado por mucho tiempo esto, me gustaría asistir al cambio, sin que Jane lo sepa» Ella