Cuando Cristopher estaba saliendo de la estación de policía, con los oficiales detrás de él, recibió otra llamada, del mismo número del cual Jane lo había llamado momentos atrás.Eran las 5 de la mañana, y la carretera se le hacía infinita, para llegar a ese hotel que marcaba la ubicación de GPS.—Jane… —él respondió desde sus manos libres.La policía le había dicho que se quedarían a unos 500 metros antes del destino, y tratarían de llegar lo más camuflajeados posible. Él tenía que hacer tiempo con Jane, y soportar al menos unos 15 minutos para distraerla.Le habían asegurado que los cargos por rapto de menores eran bastante serios, y aunque ella fuera su hermana en los papeles, la demanda podría aumentar de unos 8 a 10 años. Sumado a las intensiones que tuvo para realizar tal acto.—Cristopher… ¿Por qué has demorado tanto? —él pensó rápido cuando la voz agitada de Jane llegó.—Anoche estaba en casa de Isabella… estaba terminando unos asuntos de la empresa.Esto era suficiente, Isab
Los días siguientes fueron realmente largos, cansados y… frustrantes.Sam recibió algunas transfusiones, tenía la hemoglobina muy baja, y había pescado una virosis que para ella era fatal.Había pasado una semana y media desde el momento en que fue raptada, y como todos los días posteriores, era sagrado que Alison y Cristopher estuvieran en la clínica para cuidar de ella sin despegarse un solo minuto.Incluso Alison se quedaba a dormir con ella, mientras Helena cada nada se disculpaba por el descuido.Ali tampoco había podido hablar con ella. Samanta nunca estuvo tan débil como en estos momentos, y para completar solo la alimentaban por la vena. Así que no había sido posible escuchar su dulce voz.—Ella es fuerte… va a salir de esto… el médico dijo que en unos días, si ella mejora, podemos continuar con la transfusión…Alison levantó la mirada hacia Cristopher, que estaba del otro lado de la cama, mientras ella besaba una manita de Sam.—¿Puedo? ¿Puedo pedirte algo?—Lo que quieras… —
—¿Qué te parece? —Sam caminó despacio mientras le quitaban la venda de los ojos, y al mismo tiempo, entrando a su enorme habitación rosa con lila, que habían preparado desde hace meses para cuando ella por fin saliera de la clínica.Tanto Cristopher como Alison pudieron ver el puchero de Samanta, y con eso comprobaron que la sorpresa la había hecho muy feliz.—¡Es la habitación más bonita de todas! ¡Gracias, Ali! —Cristopher carraspeó y se cruzó de brazos, demostrando los celos—. Tú también… eres el mejor hermano de todos…El magnate se agachó para recogerla en sus brazos, y luego le besó las mejillas.—Pero no te acostumbres mucho, recuerda de lo que te hemos hablado…Sam asintió sabiéndolo todo. Hace un par de meses en el hospital se había enterado de que, por un milagro del cielo, ahora tenía una hermana de verdad, aunque no entendía cómo Ali no lo era de Jane.Algunas cosas no estaban muy claras para ella, pero no podía hacer muchas preguntas cuando todo parecía ir bien con su vid
Los días posteriores fueron un caos. La prensa invadió las vidas de ambos en el trabajo, en las comidas familiares, e incluso, cuando querían apartarse del mundo para tener un momento a solas.La presentación de Alison hacia los padres de Cris, fue un poco incómoda al principio, porque, aunque al final todos se habían enterado de la gran verdad, Jane había crecido en ese seno familiar, y era muy repentino para Henry y Ana, que las cosas dieran un giro tan brusco.Sin embargo, Isabella fue clave para la adaptación.Isabella y Alison ahora eran las manos derechas de Cris en todo lo que se refería a la empresa, incluso salían de compras junto a Sam, y se habían vuelto cercanas, a tal magnitud, de que Isabella hablaba maravillas de ella a sus propios padres.Con respecto a la empresa Koch, inc., Alison intervino en algunos asuntos como el manejo de los empleados de la limpieza, y estos dos hombres, que fueron por un momento su caos, ya no permanecían al área junto con las mujeres.La admi
Alison siempre había escuchado de Cancún… un lugar de Latinoamérica, exactamente en México, que decían era exótico en todo el sentido de la palabra. Ella se asomó a la ventanilla del jet en el que viajaban, mientras sus nervios conectaban toda su piel. —Me hubiese encantado que Sam viera esto… —La traeremos en cualquier momento, lo prometo… —ella asintió mirando a Cris, y luego se tranquilizó sabiendo que su hermana había quedado en perfectas manos. Isabella fue la primera en alzar la mano cuando pidió ayuda para cuidar a Sam por una semana, y esto hizo que suspirara de alivio sabiendo que esa mujer era perfeccionista en toda su persona. Y más cuidando a su pequeña. —No puedo creer que tendré toda una semana de tu atención solo para mí, de ti… —el magnate rio negando. —Eso mismo digo… has estado más solicitada que el presidente últimamente. Ella volvió a reír, pero de cierta forma era verdad. Nunca en su vida estuvo tan ocupada, y jamás se había dormido del cansancio, cuando ape
—Ali… Ali… m*****a sea, es él… es él… —¿Qué? —Alison se giró de golpe entre despistada y asustada por el llamado de su amiga y compañera de trabajo Emma, sin saber que Cristopher Koch estaba llegando al ascenso especial, que solo él y su familia usaban cuando venía a la empresa. Todo estuvo mal en esta mañana para Ali; desde que se levantó tarde, hasta cuando trajo los cafés equivocados para sus jefes, los hombres que más odiaba porque eran unos malditos abusadores con los trabajadores de limpieza. Por supuesto, solo dio una sonrisa cuando dijeron que el late de vainilla no era para machos como ellos, y que se apresurara por unos cafés sin azúcar, y bien cargados, haciéndola ir cinco cuadras de ida y otras de venida, en menos de diez minutos. Porque si esto no sucedía, le recargarían de más trabajo y, por lo tanto, ella saldría mucho más tarde de su carga horaria. No tenía que estar en este momento frente al ascensor privado del magnate con el que fan
El corazón de Alison retumbaba con fuerza totalmente conmocionada por lo que estaba viendo. No pudo evitar llevar sus manos a sus pechos, que eran dos veces más grandes que los suyos, y sintió en el tacto una sensación extraña cuando se dio cuenta de que la silicona invadía la carne que tocaba. Comenzó a registrar sus brazos, sus piernas más flacas que las de ella, y una cintura que incluso le daba miedo respirar profundo por lo pequeña que era. Definitivamente, no era su cuerpo, porque a pesar de que este era hermoso, amaba el suyo, que era de más atlético, y unos centímetros más alto. Sus ojos se aguaron cuando tocó el cabello rubio en mechones dorados y marrones, que solo llegaba hasta sus hombros y que era un poco áspero al tacto. Jamás en sus 20 años de edad había tinturado su cabello, y muy pocas veces lo cortaba porque le encantaba como caía de cascadas por su espalda. Tembló un poco cuando su rostro volvió al espejo y vio a Jane, la pr
Alison vio como Jane se desplazó por la habitación después de tirarle cierta información, y luego le hizo una seña de que iría a tomarse un baño.Ella se levantó evidenciando que Jane había traído su bolsa de pertenencias, y no dudó en revisar que allí estaban sus documentos y su teléfono celular.Tomó el aparato queriendo hacer una llamada, pero luego pensó que nada serviría, ya que esta voz que tenía, no era la suya.Sin embargo, cuando verificó los mensajes, allí estaban los de su amiga Emma, un poco inquieta por su comportamiento por la mañana.“¿Qué ocurre contigo, Ali… saliste de aquí como si tuvieses miedo de mí? ¿Todo está bien?”Por un momento, Alison pensó en contarle la verdad, jamás podría engañar a Emm