Narrador.
Luego de que Lars y su parte animal tuvieron una larga conversación llegando los dos a un mismo punto sintió que después de haber besado a Maia ella podría irse de su lado por miedo a él y aunque vio que no le es indiferente decidió que debía asegurarse de que la pequeña no corriera de él así que pensó en otra habitación más segura de la cual no pueda escapar.
*No lo hagas, * pidió Maj temiendo a que eso aleje más a la pequeña de ellos.
Por primera vez Lars corto la conexión con su bestia y se encaminó al salón donde Maia y Ana estaban hablando de lo sucedido en la piscina.
—Ana, tienes razón, nos vamos, este lugar no es
Narrador.Lars seguía con su extensa experiencia utilizándola en Maia, buscando puntos sensibles de su intimidad, y regocijándose con esos gemidos tiernos, que de esa voz fina se escuchan delicados, en cambio, Maia sentía como su ser vibraba, y creía que se iba a desmayar de placer hasta que un caliente que no conocía sé formó en su pecho y fue bajando lentamente hasta su vientre, ahí se unió a un remolino que parecían crear sus entrañas y sintiendo que algo explotó dentro de ella, un grito escapó de su garganta; quería más así que se abría todo lo que podía ante esa boca que no solo sabía besar sus labios , sino que le besaba perfectamente su V.—Me gusta, quiero más…—
Narrador.Lars dejó ir a Anthony, y prefirió ir en busca de Maia, total si algo malo le llega a pasar a la cachorra, sabía perfectamente en dónde buscar a Anthony.Cuando llegó a la casa, fue directo al aposento en el que estaban las chicas y cuando vio que no estaban se puso furioso, Fer lo había seguido y estaba también desesperado, pero a diferencia de Lars fue capaz de ver la ventana rota.—Espera hermano, parece que ellas salieron por este lugar — dijo deteniendo a Lars, quien iba dispuesto a terminar lo que empezó con Anthony.En cuanto Lars vio los cristales rotos sonrió, entonces cerró los ojos y por los aromas dentro de esa habitación pudo ver lo que sucedió tiempo
Narrador.Lars miraba a cada uno de sus empleados buscando entre ellos al traicionero y percibió el miedo de Brian, un tic nervioso en una de sus piernas izquierda lo delató, más el sonido exagerado de su corazón.Sin mirarlo y mirando fijo a otro de sus empleados Lars lo llamó —ven aquí Brian.Con las rodillas temblorosas Brian dio un paso adelante; sin embargo, no quiso avanzar más por miedo a lo que Lara le pudiera hacer, —¿dime la razón de haberme traicionado? — Brian levantó los hombros, no sabía que decir, puesto que estaba descubierto.—No lo he traicionado jefe simplemente dije la verdad, además usted parece no querer matar a la hija de ese león&mdas
Narrador.Maia continuó su andar a la cocina, encontrando a una de las empleadas y aun furiosa pidió que le preparara de comer.—Oye chica, — la llamo, la mujer humana que estaba trabajando volteo a verla y le sonrió tras recordar que es la chica loca que retó a Camilo, el jefe gruñón, como le han nombrado ellas y han querido ver a Maia, pero Camilo no se los permite, — necesito mucha carne, es lo único que puede calmarme—pidió Maia ansiosa.—Está bien, deme unos minutos—respondió ella con decencia y no le molestó la confianza de Maia, porque en ese lugar todos andan con las caras amarradas y no le sacan tema de conversación.—¿Cómo te llamas?
Narrador.Fer besaba a Ana sin darle tregua, chupaba con intensidad y pasión sus labios, jugaba con su lengua y sin importarle su torpeza, seguía atacando su boca sin que nada lo detuviera, sostenía su nuca a la vez que con la mano libre le acariciaba el pecho y por su parte Ana no podía pensar en lo que estaba sucediendo entre ambos, ya ni recordaba el desorden del lugar, sino que apretaba bajo las palmas de sus manos el edredón acolchado y gemía sobre los labios calientes de Fer que no le daban tregua a respirar.Los dos estaban calientes, con ganas de avanzar más y desnudarse, Fer omitió escuchar todo el alboroto que se oía en el primer piso como Maia no paraba de reír junto a Jhoa.De repente Fer tuvo que alejarse de esos labios que no quería dejar de sabore
Narrador.En la reunión Lars estaba dando su demostración de cómo sería la productividad y las ganancias que le generaría explotar esa mina y sobre todo en que podría beneficiar a los clientes que estaban ahí escuchando su propuesta y mirando con interés las demostraciones que la asistente de Lars proyectaba en la pantalla grande tipo cine que tienen en la sala de juntas.«Estúpidos humanos, se creen mucho cuando tienen dinero» pensó Lars macabro cuando los veía hablarse unos a otros en el oído escuchando sus comentarios sobre que parecía buena inversión y aunque para él es más como una tapadera como empresario humano que dice ser los necesita para justificar la ganancia que generan sus negocios, no tan legales.Son
Narrador.Alisan miraba a Camilo como si quisiera arrancarle la cabeza de un solo golpe, mientras que él estando de pie frente Alisan tragaba saliva con dificultad a la vez que las piernas le temblaban.—Dime leopardo, ¿qué te trae por mi territorio? —, mientras Alisan lo interroga, lo mira con ojos entrecerrados y porte de enemigo violento utilizando su voz profunda y tenebrosa de león, dejando que al final de cada palabra saliera un bramido explosivo y profundo, quería implantar temor en él y lo estaba logrando porque a Camilo se le erizó los pelos, su leopardo le decía que serían devorados por puro placer cuando el rey León supiera que trabajan para Lars.*No debemos asustarnos, somos tan salvaje como él* le dijo Camilo a su leop
Narrador.La bruja Ruya siempre tuvo el deseo de conocer a Lars y ahora que lo hizo quedó impresionada con ese hombre tan imponente y que por demás le dio un buen recibimiento, sobre todo porque también confundió sus intenciones al dejarla vivir en su casa.«Ofrecida» pensó Maia sin dejar de mirarla y la bruja sentía su presencia, pero no se molestaba en voltear a verla, sino que reía tras poder oler sus emociones.—Celas a un hombre que no siente más que odio por ti— manifestó Ruya a Maia, ya Camilo le había dicho todo por qué debía saber la historia para poder crear el elixir mágico con el cual durmieron las bestias de Maia.—Deja de hablar pendejadas est&uacu