- No toques mi ropa interior, pervertido- refuté irritada. Después de una discusión, un beso robado y otra discusión, acepté el mudarme con Christopher, ahora me encontraba empacando mi ropa en algunas maletas, mis demás pertenecías las mandaría a guardar después.
— ¿Sigues enojada?— Preguntó burlón. A veces odiaba el que se viese tan jodidamente atractivo.
«Cálmate Andrea, aún sigue siendo tu profesor»
—Eres un lobo odioso— Exclamé guardando las últimas prendas.
- Andrea tenemos muchas cosas de que hablar, ¿lo sabes no?- Cuestionó con la mirada sería. Suspiré y asentí con la cabeza. Chris subió todo a su auto, me preguntó ¿cuántos automóviles tiene? La última vez traía una camioneta. Al salir me quedé viendo una botella de brandy bacía que yacía arriba del mostrador. Lo que es verdad es que Luciana de vez en cuando le gustaba darse sus escapadas a mi casa y beber mientras veíamos alguna película.
La tomé pensando en una idea loca, ya sabía cómo nos conoceríamos más Chris y yo.
Estaba abrochadome el cinturón de seguridad. Él subió al auto y me sonrió para después fijar camino hacía su departamento. Le mandé mensaje a Luciana contadole todos lo sucedido, está parecía por mucho más emocionada que yo. Incluso me dijo que hiciéramos una pijamada el fin de semana. Cómo si eso fuese a suceder.
Veinte minutos es lo que tardamos en llegar a la zona de los departamentos más lujosos del aquí.
Christopher subió por un estacionamiento, al llegar llamó a dos personas encargadas de llevar las maletas a su hogar. Me sentía un tanto fuera de lugar, nunca había estado en esta área de la región, mucho menos me he subido a algún asesor y eso era algo que me tenía con los nervios de fuera.
- Vamos cielo- sonreí al escucharlo decirme de esa manera. ¿Esto podría ser real? Después de todo lo que viví, de todo lo que pasé, ¿sería feliz?
Llegamos a lo que era una resepción y bastante hermosa. Caminé a lado de Chris teniendo la mirada de los demás.
Seguimos por un pasillo hasta que dimos con esa caja metálica. Tragué saliva y dejé de caminar.
- Yo, yo subiré por las escaleras- agregué con desconfianza. Él se dió la vuelta frunciendo el ceño, su expresión cambió como si nada.
- ¿Eres claustrofóbica? ¿Por qué no me lo dijiste?
— Es que yo nunca me he subido a uno y, no me gusta estar en espacios tan pequeños- admití avergonzada. De un momento a otro aquellos recuerdos que enterré hace tiempo amenazaban con salir.
—Lo lamento de verdad lo siento, subiré las escaleras, no hay problema.
Volví a sentir ese nudo en la garganta, negué con la cabeza y dí un paso hacía atrás temiendo algo que, sabía él no haría. La preocupación rodeó sus facciones, se acercó a mí y su pulgar acarició mi rostro, sin saber que estaba llorando quitó algunas lágrimas de mi rostro.
— Andrea, calma, no te obligaría ha subir jamás, tranquila- Pero la pena seguía ahí, mucho más cuando los dos chicos que traían las maletas llegaron a preceinciar la escena.
— Suban las maletas- ordenó sin siquiera separar la mirada de mis ojos. Ambos entraron al ascensor, supongo que ya sabían que habitación sería.
- Vamos, iremos por las escaleras- me tomó la mano guiándome hasta la puerta, una vez entramos Christopher me tomó en brazos, un leve jadeo salió de mis labios por la impresión.
- Son muchas escaleras, pero llegaremos en unos segundos- Fruncí el ceño, iba a hablar pero en eso, sentir como empezaba a correr a tal velocidad que no lograba destinguir los barrotes de las escaleras, escuché otra puerta abrirse y una luz cegarme, lo que pudo habernos tomado más de diez minutos, solo tardó menos de medio minuto.
Christopher me bajó cuando estuvimos en el corredor, sin embargo al poner los pies en el piso estos no me sostuvieron y caí torpemente al suelo riendo.
Su rostro lo miraba triple.
- Carajo- escuché un gruñido de su parte.
- ¿Estás bien?
Reí, pues sus rostros se miraban graciosos.
- Ni siquiera las borracheras que tomaba con Luciana me dejaban así de mareada- comenté.
- Debí decirte que cerrarás los ojos- asentí con la cabeza. Pasó sus brazos por debajo de los míos y me levantó recargándome en su pecho.
- Adivinaré ventajas de lobo- una risa esquisita llegó a mis oídos.
- Ven, te ayudo- Volvió a cogerme en brazos, la cabeza aún me daba vueltas pero en menor cantidad. Observé las maletas que yacían bien acomodadas al pie de la puerta.
- ¿Dos moradas? Yo solo tengo una.
Volvió a bajarme y está vez tomó mi rostro haciendo que lo mirase fijamente. Un pequeño destello irradio en sus pupilas. Cerré mis ojos y al abrirlos ya no me sentía mareada.
- Wow- comenté- Ahora es una- señalé la maleta que veía doble.
Abrió la puerta mientras tomaba algo del equipaje, al entrar me quedé en shock. El lugar era verdaderamente hermoso, nunca había visto un departamento tan elegante y clásico a la vez.
- ¿Te gusta?- preguntó.
- Es hermoso- límite a decir.
- Dejaré las cosas en la habitación- me giré y quedé un poco aturdida, en cuestión de un minuto Christopher ya había dejado las maletas creo yo en la habitación.
- ¿Y qué quieres hacer ahora? ¿Tienes hambre?, ¿quieres que pida algo de comer?
Negué con la cabeza, lo que realmente me importaba y ansiaba a la vez era conocerlo.
- Quiero conocerte, saber quién eres y quiero que tú me conozcas, porque una vez sepas cual es mi pasado, temo que me corras de aquí- bajé la cabeza y suspiré. Sería la segunda vez que me desahogara con alguien después de Luciana. Y eso me daba terror.
Saqué de mi bolso la botella de brandy. Encaró una ceja y se cruzó de brazos.
- No me digas que me golpearas con ella- negué con la cabeza y reí levemente.
Miré a mi alrededor, frente había una gran sala, lo guíe hasta el centro de esta y me senté en la alfombra recargando la espalda en el sofá que no lucía nada barato.
- Am, se supone que debes sentarte en los sofás- Exclamó con burla. Rodé los ojos.
- Siéntate- estaba algo nerviosa. Sin pensárselo mucho, se quitó su saco y sentó frente a mí.
- Bien, vamos a jugar a la botella- se carcajeo, sonreí, verlo reír era, satisfactorio.
- La última vez que juegue algo parecido tenía ciento diez- mordí mi labio inferior. ¿Cuántos jodidos años tenía Chris?
- Bien pues, lo volverás hacer hoy, no hay retos si no preguntas, la persona que más cerca este de la punta deberá preguntarle algo a la que esté del otro lado, ¿estamos?- asintió con la cabeza.
- Bien daré la vuelta- giré la botella, ambos estábamos atentos para ver a quién le tocaba. Sonreí mayormente, al ver que me había tocado hacer la pregunta.
- ¿Cuántos años tienes?- me atreví va preguntar.
- Cuatrocientos cincuenta y seis- abrí los ojos hasta no más poder.
- Okey, am, y cuántos tienes en...
- Treinta y dos Andrea- asentí con la cabeza un tanto más relajada. Esta vez fue el turno de Chris.
- Yo iré al grano Andrea. Quiero saber, ¿porque tienes esas marcas en tus brazos?
Y el momento que tanto temí enfrentar había llegado.
¡Gracias por leer!
Christopher:Sus ojos no tenían ninguna expresión. Un largo suspiro salió de sus labios.— No todos tenemos una vida fácil, siempre hay problemas en ella, o algo en lo que no estemos de acuerdo- se encogió de hombros. Bajó la cabeza y prosiguió.— La mía no era diferente a las demás, te pido por favor que me escuches sin interrumpirme, porque es más difícil de lo que parece- tomé sus manos acariciándola, esta me miró con ojos llorosos.— Te escucho- Susurré.Sabía que había algo dentro de Andrea que se estaba conteniendo a no salir, sabía que estaba rota, pero me encargaría de unir cada uno de esos pedazos aún así fuesen los más diminutos.- Cuando era niña, siempre estuve sola, vivíamos en una reg
Hay inviernos que son tan fuertes que, con un solo soplo son capaces de congelar todo a su paso. Llegué a creer que uno de ellos había terminado con mis sentimientos. Cuando tu vida cambia de la noche a la mañana te cuestionas sobre qué es lo que haces mal y a su vez, que es lo que haces bien. Han pasado días desde que me hospedo en el departamento de Chris, ambos hemos creado una rutina por así decirlo. El saber que tenía genes de vampiros me desconcertó a tal grado que durante dos noches la pasé en vela leyendo relatos sobre ellos. Claro hasta que Christopher descubrió mis ojeras antes de maquillarme y me reprendió tal niña pequeña. Para llegar al colegio lo hacía estacionarse detrás de este y entrar primero yo. No sé como hacíamos este tipo de papel alumna profesor, casí todas sus clases me daba puntos extras sin ninguna razón. Fue tan tedioso que llegué a decirle: « Meta sus puntos extra por el culo» Ese día no
POV: Christopher:Tenerla entre mis brazos era uno de las mejores cosa que me pudo haber pasado. Su cuerpo estaba invadido de mi olor, ahora cualquiera sabría que es mía, la marca que sobre sale a lado de su cuello es como una pequeña cicatriz. Forma un infinito rojizo con su misma piel.Me siento mejor que nunca, ahora que he completado el vínculo bebiendo por primera vez su sangre, mi sistema se elevó dándome las habilidades y fuerza de un vampiro por completo, así como el espíritu y calor de un hombre lobo.Sé que al volver habrá muchas cosas que hacer y aclarar, mi manada ya tenía conocimiento de mi genética al igual que el Clan. Lo único que me preocupa es que con mi cambio, la noticia no tardará en llegar a manadas y clanes enemigos de Inglaterra he incluso Polonia.No me considero una amenaza, pero para otros sí, soy el
—¡Andrea ábreme la puerta con un demonio!.—¡Vete Christopher, déjame sola!—Estás en un jodido congelador a una temperatura de menos cinco grados.Bufé cansada cruzándome de brazos tratando de darme calor.Genial arruine mi primera impresión, ahora todos allí fuera deben pensar que estoy loca. Lo primero que hice al enterarme de que esa vampiresa operada fue esposa de Chris fue correr y encerrarme en la primera habitación que viera, en este caso fue un enorme congelador.¡Cielos! ¿Por qué hay tanta carne?- Amor sal por favor, te enfermaras.- No, todos afuera creerán que estoy loca.- Vanessa ya se fue, solo queda tu amiga y mi hermano en la sala, déjam
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al momento que sentí el frío viento azotar en mis piernas y brazos. Todo mi alrededor se movía sumamente rápido, no era capaz de reconocer los objetos, platas incluso la carretera. Los ojos me ardían y me sentía mareada.De pronto dejé de sentir esa sensación, abrí los ojos encontrándome aún sujeta de la cintura del hombre rubio, mi corazón empezó a latir con mayor fuerza al darme cuenta de que estábamos frente un gran acantilado. Un grito desesperado sale de mi garganta cuando ese sujeto se deja caer, me aferro a su saco dejando un sin fin de temblores envolver mi cuerpo.Aprieto la mandíbula fuertemente, en segundos la misma sensación regresa.Cuando creo que por fin a parado abro los ojos, me siento increíblemente mareada.
Me encontraba sumamente nerviosa y preocupada.- ¿Y si regresamos por ella?- Cielo, tu amiga estará bien, Caín es su nueva pareja no le hará daño.Me negaba a creer que el mundo conspirara así en nuestra contra, o a favor dependiendo de cómo lo viéramos.Solo espero que ese vampiro no pierda el control con Luciana, ella suele ser demasiado molesta cuando se lo propone.- Solo hemos interrumpido las cenas que nos organiza tu familia, lo lamento- me disculpé, porque era cierto, desde que llegamos todos terminan yéndose.- Andrea no tienes nada de que disculparte, solo han sido pequeñas interrupciones.«Si claro, pequeñas interrupciones»Christopher siguió firmando algunos papeles que yacían sobre
Me dolía la cabeza, poco a poco abrí los ojos, la confusión me embriagó al darme cuenta de que esto era una habitación de hospital. Los recuerdos de haber estado aquí hace un años regresan como un recuerdo Efímero. El olor a productos de limpieza me molesta un poco, puedo notar que es diferente a cualquier cubículo en el que he estado. Aquí todo es más moderno y sofisticados, a mi lado hay un sofá suficientemente grande para que una persona duerma, incluso tiene un par de mantas dobladas a un lado. Trato de sentarme sobre la camilla, para ser como si hubiese dormido por horas, mi brazo duele y ahí puedo notar un piquete. Hay un saco recargado en la silla de madera a lado de mi cama, sé perfectamente a quien le pertenece. El sonido de pasos y previamente la puerta abriéndose me alerta. - Andrea- Musita el lobo. - ¿Qué pasó?- preguntó siendo consciente d
—Shhh cállate Stela la vas a despertar.—¿Pero solo dije que me gustaba su marca?Abro los ojos un tanto somnolienta con la sorpresa de ver a dos chicas al pie de la cama.—¿Cory?—pregunto al ver a la mate de Camilo. Mi atención se fija en la chica de cabello café y fleco, recuerdo haberla visto antes pero su nombre me es borroso.—Am, disculpa tu...— Soy Stela, la amiga de Alan— aclara con una sonrisa. Asiento con la cabeza poniéndome en una mejor posición.—¿Y Christopher?—Tenía algunos asuntos que atender, eran urgentes y nos pidió que te cuidaramos. Literalmente nos cortará la cabeza si algo te pasa— Exclamó la tal Stela.— Oh ya veo— en ese inst