Somali sonrió ante esta revelación, con una ternura que le iluminó el rostro. No le molestó para nada, al contrario, le gustó bastante. Aunque en el fondo ya lo sabía, pues ¿quién más podría haberla besado en un momento como aquel? Sin embargo, escucharlo de los labios de Dorian, ver su expresión confundida y luego la chispa de reconocimiento en sus ojos dorados, le provocó una sensación cálida en el pecho, un suave cosquilleo que se extendió por su cuerpo.Con delicadeza, alzó ambas manos y enmarcó el rostro de Dorian entre sus palmas, en lo que sus pulgares acariciaban la piel suave de su quijada. —Pues eres muy cruel e injusto… —dijo, inclinando el rostro apenas unos centímetros más cerca del suyo—. Porque en ese momento… yo no estaba totalmente despierta, así que… prácticamente lo olvidé.Dorian la miró con un dejo de culpabilidad y sorpresa, abriendo la boca para responder, pero sus palabras parecieron atorarse en su garganta por un instante. —No quiero que pienses que quise pa
Dorian sostuvo su mirada, sintiendo un peso invisible apretándole el pecho. Por un momento, pensó en cómo responderle. No quería que ella sintiera que él la había abandonado a su suerte, pero tampoco quería endulzar la verdad.—Sabía que eras mi mate desde que naciste —confesó en voz baja.Los ojos de Somali se abrieron con sorpresa y su mente se llenó de preguntas, de incertidumbre.—¿Entonces por qué? ¿Por qué estamos en esta situación? ¿Por qué nunca me dijiste nada?Dorian exhaló profundamente y le sostuvo las manos con fuerza, como si temiera que ella pudiera alejarse.—Porque si te lo hubiera dicho antes, no me habrías creído. No después de todo lo que te hicieron creer. Me odiabas, Somali. Llevabas demasiadas mentiras dentro de tu corazón y yo quería esperar a que tu mente se desintoxicara de todas ellas antes de decirte la verdad.El rostro de Somali se suavizó al escuchar sus palabras. Comprendía lo que Dorian quería decir, pero el dolor de haber vivido en la oscuridad tanto
Tras los exhaustivos exámenes de Zeira, Dorian llevó a Somali de vuelta a su hogar, la casa tan grande en la que vivía con el Alfa, la cual estaba llena de calor y de un sentido de pertenencia que Somalí ya podía sentir en su interior. Dorian la acomodó cuidadosamente en la cama, cubriéndola con una manta cálida.A pesar de que Zeira había afirmado que estaba bien, Dorian no podía evitar mirar a Somali con cierta preocupación.—Somali, Zeira dijo que estás bien, pero quiero saber, ¿cómo te sientes tú realmente? ¿Te sientes bien?Somali miró a Dorian con una expresión serena, pero en sus ojos brillaba una paz que antes no había experimentado. No necesitaba pensar demasiado para responder, porque las palabras salieron de su boca con un peso diferente, uno de claridad y calma que la envolvía por completo.—Me siento... bien... me siento completa —respondió, como si las palabras tuvieran una gran carga emocional para ella—. Antes, había un vacío dentro de mí. Sentía que me hacía falta alg
Dorian se quedó en silencio por un momento, observándola con detenimiento. Se había sentado al borde de la cama, con los codos apoyados en sus rodillas y las manos entrelazadas, como si estuviera reuniendo las palabras correctas para responderle. Sus ojos recorrían el rostro de Somali, buscando algo en su expresión, tal vez una señal de que ella entendería su explicación. Pero Somali simplemente lo miraba fijamente desde su lugar en la cama, con la manta cubriéndola parcialmente. Su mirada estaba llena de expectativas, esperando una respuesta, esperando que él justificara lo que había hecho.—Dorian, ¿por qué me llevaste al mundo humano sabiendo que soy tu mate? —repitió, tras esperar largos minutos en los que el Alfa se mantuvo callado.Dorian tomó aire y luego lo soltó lentamente.—Lo hice para protegerte —expuso con seriedad.Somali parpadeó, sorprendida por lo simple de su respuesta, pero al mismo tiempo, sintió que esas palabras no eran suficientes. Frunció ligeramente el ceño y
Dorian apretó los puños sobre sus rodillas. Recordar aquella época aún le provocaba un amargo sabor en la boca. Fue una victoria, sí, pero no fue suficiente para garantizar la seguridad de Somali.—A pesar de la victoria, entendí que no podía seguir teniéndote aquí —explicó el Alfa—. No solo por el Clan de Nolan, sino por los humanos. Ellos también representaban una amenaza constante. Su odio hacia nosotros, su necesidad de exterminar a los lobos, no hacía más que crecer. Cada día era una lucha para mantener el equilibrio, y si te quedabas a mi lado, corrías el riesgo de morir en cualquier momento. Porque, aunque seas mi mate, aunque lleves en tu interior un poder más grande del que siquiera imaginas… no eres inmortal, Somali.Hizo una pausa, permitiéndole asimilar sus palabras. —Yo podía resistir, podía enfrentar las guerras, las batallas… pero tú, no. Tú podías morir. En cualquier descuido, en cualquier emboscada, en cualquier ataque imprevisto. No importaba cuánto te protegiera, s
Dorian hizo una pausa y suspiró, frotándose el rostro con ambas manos. El peso de sus decisiones pasadas se hacía cada vez más evidente en su semblante.—Es mi culpa en gran parte —añadió el Alfa—, porque siempre he sido un líder que acoge a los lobos sin manada. He permitido que aquellos que han sido exiliados, traicionados o que han perdido a sus familias encuentren un hogar entre nosotros. Siempre creí que darles refugio era lo correcto, que merecían una segunda oportunidad. Pero Freya me advirtió muchas veces que debía ser más cauteloso, que no podía confiar tan fácilmente en los forasteros, que debía proteger a mi manada ante todo. Yo no le hice caso. No tenía el corazón para dejar a esos lobos a su suerte. No podía darles la espalda.Su mandíbula se apretó mientras recordaba las consecuencias de su decisión y sus ojos se oscurecieron por la ira.—Pero cuando descubrí que uno de esos lobos traicionó nuestra confianza, que fue él quien informó a Nolan sobre ti... tomé una decisión
—Entiendo. Está bien —replicó Somali, mostrándose comprensiva. Sabía que Dorian solo quería protegerla, y esa era su manera de demostrárselo.Dorian la observó con una expresión suave, casi tierna. De pronto, se asomó un poco más a ella, como si quisiera que cada palabra que iba a decirle se quedara grabada en su corazón y en su alma.—Hay algo más que quiero agregar, Somali —articuló—. Es posible que empieces a escuchar muchas historias dentro del Clan... historias sobre ti. Algunas te parecerán increíbles, otras quizá te asusten o te hagan dudar. Pero quiero que sepas que, sin importar lo que digan, la verdad siempre estará aquí, entre tú y yo.Somaii parpadeó, intrigada.—¿A qué te refieres?—Tú eres mi mate, mi compañera destinada, y ahora que hemos aclarado todo, quiero que mi Clan también lo sepa. Quiero que te vean por lo que realmente eres: la Luna de esta manada. Quiero que ellos te reconozcan como parte de nosotros, porque es lo que eres, Somali. Eres mi destino, mi razón de
Dorian sostuvo con delicadeza la mano de Somali entre las suyas, en lo que sus dedos rozaban suavemente la piel cálida de la joven antes de inclinarse y depositar un beso sobre el dorso de su mano. El gesto era íntimo, inundado de una ternura que contrastaba con la intensidad de su conversación. Luego, sin apartar su mirada de los ojos de Somali, le habló con voz pausada y profunda, como si cada palabra que pronunciaba llevara el peso de algo verdaderamente importante.—Ahora necesito que me digas la verdad, que seas completamente sincera conmigo —articuló—. ¿Por qué tomaste la decisión de irte del territorio de Varhallow? ¿Qué te llevó a hacerlo?Dorian dejó escapar un leve suspiro y continuó, sin apartar su mirada de ella.—Sé que tenías un deseo ardiente de conectar con tu loba lo antes posible. Sé que la prisa por concretar tu venganza contra Nolan consumía cada uno de tus pensamientos. Pero lo que no comprendo es cómo llegaste a la conclusión de que debías abandonar este territor