Esta obra se encuentra registrada bajo el número 10-898-22.direccion nacional del derecho de autor, ministerio de interior todos los derechos reservados © Patricia López
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Capítulo 48.
Me besa largo y con fuerza, incendiando mi sangre, susurra contra mi boca—Te deseo mucho—baje mis manos por su abdomen perfecto , inhala con fuerza, lentamente saco su camisa sobre sus hombros la dejo caer al suelo, desliza sus labios por mi mandíbula succionando suavemente, mientras mis dedos vuelan a su cintura quitando el botón y bajando el cierre, siento su erección firme contra mí, muero por estar en sus brazos porque estoy segura que tendrá que pasar mucho tiempo para estar en sus brazos nuevamente, sube mi vestido de un solo ja
MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.CAPÍTULO 49.Con las pocas fuerzas que tenía la agarré de los brazos sosteniéndola, mamá trató de hablar, pero el nudo que tenía en la garganta no la dejó. —¿Mamá le pasó algo Álex? —exclamé —. ¿¡Verdad!? Grité, sus lágrimas no paraban y la voz no le salió así que solo asintió. En ese momento sentí que todo me daba vueltas, el aire no me llegaba, el estómago se me retorció, la garganta se me secó, mi corazón latía rítmicamente tan fuerte como si quisiera atravesar mis costillas, no me podía mover, solo sentí unas manos que me sujetaban, eran dos guardias que me sostenían al igual que lo hacían con mi mamá. Segundos después llegaron unos paramédicos, pero en mi cabeza solo se reproducía una y otra vez ese maldito mensaje. Todo dejó de moverse, solo habían ecos vacíos y una terrible oscuridad que empezaba a consumirme, entonces repetí en silencio; Álex. Reaccioné abruptamente zafándome de los paramédicos y salí corriendo abriéndome paso entre la multitud, corrí
MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.CAPÍTULO 50.Trataba de abrir los ojos, pero los sentía demasiado pesados, en el lugar donde estaba todo era oscuridad, escuché algunas voces que no lograba reconocer, gritos, cosas que decían, pero nada era claro. Empecé a sentir como si me movieran de un lugar a otro mientras toda mi vida pasaba en imágenes rápidas.—¡Está perdiendo mucha sangre! —exclamaron. —Abran el quirófano —alguien ordenó.Traté de pelear contra las náuseas y el dolor, trataba de moverme y gritar, pero nada en mi respondía, mi cuerpo no me respondía, ni mis sentidos, nada, todo era oscuridad, tristeza y dolor. Lo peor, yo no quería salir de ese lugar, solo quería permanecer ahí para no sentir. Al día siguiente solo había más dolor en mi cabeza, mi pecho, mi alma, un dolor en la parte baja del vientre que me hacía quejar, solo sentía dolor y dolor. Seguía en una oscuridad espesa. Sollocé.—¿Dónde estoy? Aunque lo intenté, no podía abrir mis ojos, las voces poco a poco se iban acla
MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.CAPÍTULO 51Quería evadir mi realidad porque lo que estaba pasando era demasiado traumático, estaba segura que la pérdida de un hijo no se supera nunca, pero te toca aprender a vivir con eso. Recordé su hermosa sonrisa, un día yo le dije si te faltan las fuerzas yo te las daré, era hora de levantarse y recoger los pedazos de mi vida. Claro que entendía lo que Katia intentaba decirme, eso fue más que suficiente para sentir que la sangre me hervía, levanté la mirada y ella se quedó mirándome fijamente como esperando una respuesta, giró sobre su propio eje.—¿Dé qué hablas?—solté.Empezó a gritar y a saltar como una niña dejando escapar un par de lágrimas. —Paola gracias a Dios, lo sabía, sabía que regresarías, ¿dónde está la insoportable que Álex necesita? —¿Estás diciendo que esa mujer quiere matar a mi Álex? —fruncí el ceño.—Así es, llegó queriendo dar órdenes.Le pedí que me ayudara a cambiar, me quité la bata de hospital y me puse un conjunto deportiv
MI ESTÚPIDO HERMANASTRO CAPÍTULO 52.NARRA ÁLEX... Estaba en un lugar donde todo era tinieblas y oscuridad, traté de moverme, pero no podía, sentía mi cuerpo pesado no me respondía, ninguno de mis sentidos lo hacía, ni mi cabeza, mis manos, mis piernas, mis dedos, mi boca, mis ojos, nada en mí funcionaba, me sentía frustrado. Tenía pesadillas o recuerdos no lo sabía porque no podía diferenciar la ficción de la realidad, tampoco el pasar del tiempo, si eran minutos, horas o días, peor aún meses y años, no lograba entender nada. Sólo tenía imágenes de la avenida principal, muchos gritos y cuando reaccioné un coche me arrolló arrastrándome varios metros, el dolor era insoportable podía sentir como se rompía cada uno de mis huesos. Traté de gritar, pero el dolor era tan fuerte que me dejaban sin alientos, esas imágenes las tenía en mi cabeza y no podía ver nada porque todo era oscuridad. escuché.—¡Álex!La voz de Paola, una voz agonizante, luego todo era oscuridad y paz. Escuché ecos d
MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.Capítulo 53.No saben la alegría tan grande que sentí cuando Álex abrió sus hermosos ojos y me miró con la misma dulzura de siempre. Sentí que el corazón se saldría de mi pecho, después de anhelarlo por dos largos meses por fin se cumplió. El doctor tenía razón, que Álex despertara ya era un avance muy grande y un verdadero milagro después de verlo en esas condiciones.Nuestro mayor miedo era la reacción de Álex al saber que su vida dio un giro drástico, como era de esperarse lo tomó de la peor manera. Ya superamos una prueba, ahora se nos venía la más difícil, pasara lo que pasara yo seguiría a su lado siempre. Sentí que el corazón se me desarmó al ver la tristeza de sus ojos, nos sacaron de la habitación, los enfermeros los sujetaban con fuerza porque Álex estaba como loco, desde el pasillo se escuchaban sus gritos.—¡No, suéltenme, no quiero vivir así, no quiero, no es justo! ¿Dios por qué? Cada palabra retumbaba en mí como un cuchillo afilado que me las
MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.CAPÍTULO 54. Hablamos con el doctor y por fin después de un mes y dos semanas le dio el alta, por fin podíamos regresar a casa. Cuando le llevaron la silla de ruedas tuvo otra recaída, más bien un choque emocional, él trataba de ser fuerte, pero yo sabía que eso era demasiado para él, para todos. Siempre estuve con él en todo momento, no pensaba dejarlo solo, eso Jamás. Llegamos a la casa y aunque quisimos adecuar una habitación en la parte baja él no quiso, pidió su habitación de siempre. Era más difícil por las escaleras, pero aún así quisimos complacerlo. Rodrigo lo subió a su habitación y yo me quedé con él, me senté a su lado,él permanecía en silencio, me tumbé junto a él. —Te juro que trato de ser positivo y ver las cosas de otra manera, pero es difícil, demasiado.Lo abracé y él apoyó su cabeza en mi pecho, aspiró bruscamente. Acaricié su cabello.—Te entiendo mi vida, esto es demasiado difícil, es un cambio radical para todos, pero quiero decirte
Mi estúpido hermanastro.Capítulo 55Narra Rodrigo y Estefanía. Salimos de casa para respirar un poco de aire puro, todo lo que pasó las últimas semanas nos tenían al borde del colapso, primero nuestros hijos se enamoran, esa noticia nos tomó por sorpresa y no supimos entenderlos, todo porque siempre quisimos formar una familia y que ellos llegaran a quererse como hermanos, pero se enamoraron y nosotros nos comportamos como unos moralistas, no los apoyamos, tal vez fue la sorpresa de como pasaron las cosas.Teníamos claro que se odiaban aunque era ilógico porque ambos eran tan iguales, como almas gemelas, siempre lo fueron. Fallamos como padres al tratar de llenar los vacíos que sus ídolos dejaron en ellos, no fuimos capaz de enfrentar la verdad, preferimos callar pensando que lo hacíamos por su bien. Cumplimos todos sus caprichos y llenamos sus vidas de lujos, pero les faltó lo más importante, nuestra presencia. Tuvieron unos padres ausentes, nos enfocamos en trabajar para darles tod
MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.CAPÍTULO 56—Los resultados nos indican que sí te puedes operar ya que la inflamación desapareció.La alegría era demasiado grande, una hermosa sonrisa se dibujó en sus labios.—Me imagino que hay un, pero, ¿verdad? —preguntó.—¿Cuál es la mala noticia? —pregunté.—Tendrá que viajar a los Ángeles para continuar el tratamiento, ya que allá hay uno de los mejores cirujanos de ortopedia.—Perfecto, si tenemos que ir al fin del mundo lo hacemos — comenté. Álex sonrió, al igual que nuestros padres. Tenía miedo de preguntar, pero Álex se adelantó. —¿Dígame, cuales son las probabilidades que la cirugía funcione?—Un 50, 50. El doctor nos dejó solos para que lo decidiéramos.—Es un buen porcentaje —comenté. —Demasiado bueno — soltó Álex. —Son muy buenas esperanzas — comentó mamá. —Hijo, todo saldrá bien. —¿Te operas sí o no? —Lo tomé de las manos. —Que sea lo que Dios quiera — esbozó una pequeña sonrisa. Había algo de miedo en su mirada, apretó mi mano, unas l