Sus palabras me reconfortan y me hacen darme cuenta de lo afortunada que soy de tenerlo a mi lado. Juntos, podemos superar cualquier obstáculo y construir un futuro sólido basado en el amor y la confianza mutua.—¡Yo sé, que voy a llegar a amarte, de la misma manera o más, que tú lo haces conmigo! Si es que no lo estoy haciendo ya —le repito sonriendo llena de la más inmensa felicidad que jamás pude imaginar que podría sentir. — Yo no sé lo que es el amor, todo lo que sé de eso, me lo has enseñado tú. Pero te voy a amar Gaby, y no quiero que te alejes de mí, quiero vivir el resto de mi vida a tu lado. Tener muchos hijos, crear una familia grande contigo amor. Sé que soy muy difícil, y tengo miles de problemas. Tú mejor que nadie los conoce, pero si me tienes paciencia…—Amor, gracias —me interrumpe. — Te amo tanto Evelin, que no sabes lo feliz que al fin me haces al decirme eso, no me importa nada, solo que me ames —dice besándome suavemente en mis labios. Ahora me doy cuenta cuanto
Y mientras miro el anillo en mi dedo, sé que esto es solo el comienzo. Hay tantas aventuras, tantos momentos maravillosos por venir. Y no puedo esperar para experimentarlos todos con Gaby a mi lado.—Ja, ja, ja…—, río alegremente, reflejándome en su mirada—, está bien, llevaré uno en cada mano, si eso te hace feliz. Pero amor, soy tuya. Aunque no lo sabía, siempre lo he sido. Recuerdo que lo mencionaste cuando escuchaste a mi padre decir que había legalizado nuestro certificado de matrimonio en el hospital. ¿Ya me amabas desde ese día, Gaby?—Sí, Eve. Sentí una gran alegría al saber que legalmente eras mía, más allá de la empresa. Decidí que no te dejaría ir nunca, desde el momento en que giraste tu cabeza en el banco y dijiste que no habías dicho nada, que no encontrabas extraño que yo llorara. Me dije a mí mismo: "Gabriel, esta es la mujer que has estado esperando toda tu vida". No puedo explicarlo, Eve, pero en ese instante en que volteaste a mirarme, el sol del atardecer estaba d
"La ambición por lo que otros poseen no sólo empobrece el espíritu, sino que también oscurece la capacidad de valorar y cultivar las propias riquezas. La verdadera prosperidad radica en apreciar lo que uno tiene y en esforzarse por alcanzar los propios sueños, no los de los demás."Retrospectiva En la dirección de la empresa de Gabriel de A’lessi. Aún cuando su padre vivía sucedía la siguiente escena entre Franco D’Alessi y Ricci:—Franco, tienes que aceptar que no tienes de quien depender.—Rossi, ¿por qué dices eso? Mi hijo, solo está pasando por una etapa difícil. Pero tú mejor que nadie sabe, que él es muy bueno en lo que hace—Si, pero no sabemos cuando va a tardar esa fase. ¿Por qué, no lo casas con mi hija María Isabel?—No obligaré a mi hijo, a casarse con tu hija. Además, los dos sabemos que ella tiene un hijo con ese Román.—Por eso mismo, es que te estoy ofreciendo este trato. Yo pondré a disposición tuya toda mi fortuna, y Gabriel le dará el apellido a mi nieto. Sabes, q
Mientras Bambilla se queda pensando. Si Gabriel se casó con una millonaria, ninguno de nuestros planes va a dar resultado. Mejor, voy mirando cómo mover todo mi dinero. Y desaparecerme, antes que me agarren.—¿Qué te tiene tan pensativo Bambilla? — pregunta Ricci, junto a Esposito, entrando por la puerta.—Se acaba de ir de aquí Marino, dice que es verdad que está casado. Y al parecer con una mujer que tiene mucho dinero.—Es verdad que está casado. Pero la mujer no tiene dinero. Se trata de la hija de Salvatore Rossi, un doctor que tiene una vieja farmacéutica, que está casi al cerrar —. Explica Ricci tomando asiento.—¿De veras?—Sí, lo único que tienen son las propiedades esas. Al parecer, los padres donaron todo el dinero antes de morir. Solo, le dejaron esas dos casas y la fábrica.—Vaya Esposito, me asusté pensando que se había casado con una vieja millonaria. Ellos dicen que también cuando vieron las fotos. Pero habían investigado. Se ríen entre ellos diciendo que la chica
Mi padre me mira al realizarle la pregunta, luego a Gabriel que baja la cabeza apenado y se da cuenta que en verdad estamos en serio problema. Enseguida dice que está de acuerdo y que llamará a su banco ahora mismo. Pregunta como si no fuera nada cuánto necesita Gabriel que lo arreglará. También, le pide el nombre de su banco, que mandará a su abogado a redactar el documento de aval.— Aunque hijo, si ese banco que fue el que inició con Franco la empresa, te está haciendo ese embargo, sabiendo lo serio y respetable que era tu papá, no creo que debas seguir con ellos Gabriel—dice muy serio. —Es mi opinión, yo te puedo recomendar el mío, ellos jamás se prestarían para hacerte una cosa así.—Tiene razón señor Rossi, sí, creo que es muy buena idea esa que me dice. Hablaremos de eso después —responde Gabriel pensativo.—Evelin, ¿cuánto es lo que adeuda la empresa? Para avisar a mi banco. Ya mi padre se puso en acción, se giró hacia mí y preguntó de cuánto es la deuda, lo cual no tengo i
Me quedo pensativo, me parece haber escuchado esos nombres antes. No sé donde, pero estoy seguro que los he escuchado en algún lugar. Sigo trabajando en la computadora, hasta que viene Ester a avisarme que ya subieron. Cubro a Evelin con mi saco y después de repetirle a Ester que la cuide muy bien, me voy al encuentro de los americanos. Al llegar, observo una rubia muy arreglada en un estrechisimo vestido, y a un rubio alto de traje.—Buenas tardes —saludo frunciendo el ceño, no me agradan. — Mi nombre es Gabriel D´Alessi. Soy el dueño de la compañía, estaba por irme cuando me avisaron que tienen interés en mostrar algo.—Mucho gusto, Rusell Smith y Miranda Miller —se adelantan y me extienden su mano— disculpe usted, que hayamos insistido tanto en hablar con usted, pero creo que le interesará nuestra conversación.—Muy bien, les doy quince minutos. Mi tiempo está muy restringido, solo lo hago porque me interesa en estos momentos encontrar factibles proyectos. Así que no pierdan el
No sé que tengo, duermo sin parar, no supe ni cuando me dormí en el auto, me desperté al llegar a la casa y sentir los brazos de Gaby cargándome de nuevo.—¿Llegamos Gaby? Bájame, yo puedo caminar.—Ya te tengo en mis brazos cariño, quédate quieta. Mira, ya entramos.—¡Es hermosa, esta entrada de la casa Gabriel! — exclamo, ante lo lujosa de la sala por donde hemos entrado esta vez.—Sabía que te iba a gustar Eve, es el ala de la casa de mamá. Creo, que te vas a sentir mejor que en la que yo vivía hasta ahora.—No entiendo, ¿cómo el ala de la casa de tu mamá? ¿No vivían todos juntos?—Sí, lo hacíamos. Ante mi curiosidad me cuenta que a su mamá, le encantaba reunirse con sus amigas, siempre estaba rodeada de ellas. Y hacía muchas actividades de beneficencia, por otra parte, su padre también hacía lo mismo. Por lo que ambos, decidieron por ser la casa tan grande, tener un área para cada uno, con su estilo. Y en el centro, era la que habitábamos los tres.—Vaya, que interesante. Per
Gabriel me hace toda una demostración de como llama a la servidumbre. Que le responden de igual manera y les pide que nos sirvan allí. Y sigue explicando todo lo que debo de hacer.—Ja, ja, ja, tu casa es muy sofisticada, Gaby.—Nuestra casa Eve, nuestra. Al poco tiempo, entran los sirvientes con bandejas en sus manos. Gaby y yo, nos hemos lavado las manos en un pequeño baño que hay en la glorieta. Arreglan la mesa hermosamente con cristalería muy fina, y luego se retiran.—Ven linda, le dije a Manuela que te hiciera una crema, que siempre me hacía cuando enfermaba de niño. Si no te gusta, mandaremos hacer otra. Pruébala amor. —Sí, deja ver. Oh, está muy buena Gaby, me la comeré completa. También, probaré de todo. Parece que el jardín, el aire fresco y tu amor, me han abierto el apetito.— Amor, come estás muy pálida, cariño. Cuando llegue tu papá, le diré que te vea.— Yo también quiero que me vea, me siento muy débil. A lo mejor, es por todo lo que pasó hoy. Fueron muchas emoci