Le digo desesperado de ver que nada de lo que digo o hago ella lo cree. Si la hubiera vuelto loca cuando se lo hice, ahora que recordó, se daría cuenta de lo hermosa que es. No sirves como hombre Gabriel. Me digo soltando todo el aire decepcionado de mí mismo. Por este camino, no lograré enamorarla y quedarme con ella.—No es eso Gaby. Estábamos drogados. Tampoco, sé por qué te estoy pidiendo esto. Sabes, que me aterran los chicos. Menos tú Gaby, y eres endemoniadamente sexi y ya hice sexo contigo, te tengo en mi cama solo con bóxer, eres un abusador. Evelin eres una desvergonzada. Te quieres aprovechar de nuevo.—Ya sé, que no me ves como un hombre, sólo como un tonto chico al que estás ayudando. Tampoco, me siento como un hombre, que pueda complacer a plenitud a una mujer—,¿cómo voy a lograr que Eve me vea como hombre? ¡Cielos, ya no sé qué hacer!—, pero créeme cuando te digo que eres una mujer muy bella y me gustas, aunque no te haya complacido a plenitud, perdóname por eso.—¿
La reunión resultó agotadora, pero finalmente llegó a su fin. Me siento inundado por la incertidumbre, sin saber cómo voy a cubrir todos esos gastos. Mi única esperanza es que el banco me conceda el préstamo; de lo contrario, me enfrentaría a la ruina. Justo en ese instante, el teléfono interrumpe mis pensamientos con su insistente timbre. Veo en la pantalla un número desconocido. — ¿Hola? — contesto. — Gabriel, soy yo, tu suegro. Necesito hablar contigo. —Hola, doctor Rossi. ¿Cómo puedo ayudarle? — respondo, intrigado por su llamada. — No puedo hablar por teléfono. ¿Podríamos encontrarnos en la cafetería de la esquina de tu oficina? — Por supuesto, me dirijo para allá de inmediato. — Te estaré esperando. ¿Qué querrá mi suegro? Decido aprovechar este hueco en mi agenda e ir a verlo. ¿Habrá escuchado a Eve y a mí anoche? Es verdad que Eve gritaba bastante, fue una experiencia increíblemente intensa. Pero si nos escuchó, no debería importarle, él siempre ha estado de acuerdo con n
Me quedo allí, en silencio, mientras las palabras de mi suegro resuenan en mis oídos. La emoción me embarga, y me doy cuenta de lo afortunado que soy. Después de haberme sentido tan solo en el mundo, ahora tengo a Evelin, mi esposa, y a su padre, que me ama como a un hijo.Recuerdo los días oscuros, cuando la tristeza y la soledad eran mis únicas compañeras. La muerte de mi padre había dejado un vacío en mi vida que parecía imposible de llenar. Me sentía como un barco a la deriva en un mar tempestuoso, sin rumbo ni esperanza.Pero entonces llegó Evelin. Con su sonrisa radiante y su espíritu indomable, iluminó mi mundo oscuro y me mostró que aún había belleza y amor en la vida. Me enamoré de ella, no solo por su belleza exterior, sino por su fortaleza interior y su bondad.Y ahora, el señor Rossi, me ha aceptado como a un hijo. A pesar de ser mi suegro, me trata con el mismo amor y respeto que tendría por su propio hijo. Siento las lágrimas pugnando por salir de mis ojos, pero no son l
¿Qué estará tramando mi padre? Conozco a ese detective, es el tío Colombo. ¿Qué estará investigando? Mi padre solo lo llama cuando quiere hacer algo en secreto. Aprieto el botón del intercomunicador para llamar a mi secretaria. Necesito saber algo. —Elvira, por favor, ¿puedes venir un momento? —Sí, señora. Enseguida la veo aparecer por la puerta, justo cuando llega mi padre. Lo veo titubear en la puerta al ver a Elvira. —¿Pasa algo, papá? —No, Evelin. Buenas tardes, Elvira. —Buenas tardes, señor — responde Elvira sin mirarlo. Observo a los dos y me parece que están nerviosos. —Vendré más tarde, Eve. Olvidé algo en el laboratorio — dice de pronto mi padre y se va. Puedo ver cómo Elvira suspira y lo mira disimuladamente alejarse. Algo pasa entre ellos dos, me digo a mí misma. Con todas estas hormonas revoloteando en mi cuerpo debido al embarazo, parece que mi mente está más alerta y perceptiva, buscando señales y misterios en cada situación. Me pregunto si es normal sentirme así
Llevo días observando a papá, algo le pasa. Lo conozco muy bien. Sube muchas veces hasta mi oficina, pero luego se detiene, da la vuelta y se marcha. Además, lo he atrapado muchas veces observando a Elvira, y ella también se pone nerviosa cuando lo ve. Hoy no puedo dejar pasar más tiempo sin descubrir qué es lo que está sucediendo. Lo veo entrar a mi oficina y sentarse en silencio. Dejo de hacer lo que estoy haciendo y me siento a su lado.—Papá, ¿cómo te salió la prueba de ayer del nuevo fármaco? —pregunto.—Muy bien, si todo sigue así, estaremos en condiciones de enviar el primer lote de vacunas el mes que viene a nuestra fundación en África —responde él.—¿Tenemos una fundación en África? ¿Por qué no lo sabía? —inquiero sorprendida.—No te lo dije a propósito. No quiero que te vayas a África y me dejes solo —dice él.—¡Papá, no debiste hacer eso! —le reprocho.—Tienes que casarte para que dejes de estar pegado a mí.—No quiero casarme, Evelin. Ya lo hemos discutido. No quiero tener
Miro a mi padre como mueve la cabeza, y luego pasa su mano por el cabello, es un gesto que hace cuando está confundido. Mientras lo hace habla solo. —No lo sé. Pasé por su lado en mi moto sin mirarla y entré a la casa. Luego discutí con mis padres, quienes me amenazaron con desheredarme. Les grité que no me importaba, que no quería su maldito dinero. Y me fui a América con tu madre —sigue la historia que nunca me había contado antes. — No tenía dinero porque lo había gastado todo sacando a tus tíos de la cárcel, ya sabes, los Garibaldi, y había vaciado mis tarjetas dándole mucho dinero para que dejaran de ser mafiosos. Mi mejor amiga me ayudó a comprar los pasajes y me dio algo de dinero. Después que tu madre nos abandonó y logré reunir el dinero para traerte de pequeña, nos quedamos una semana en su casa. Era muy buena amiga, pero después casi nunca coincidimos porque a ella le gustaba viajar mucho. Por eso, y para no molestar, las otras veces nos alojamos en hoteles. Mis pad
En estos días, Gabriel está muy preocupado. Aunque no me ha dicho nada, puedo sentirlo y verlo. Por otro lado mi padre está empeñado en descubrir si Salvatore es realmente su hijo, y apenas he podido ayudarlo debido a la enorme cantidad de trabajo que tengo. Mañana haré algo al respecto. Por mi parte, sigo lidiando con un sueño insoportable. Apenas puedo mantenerme despierta y me duermo en cualquier lugar. No sé qué me está pasando. Decido tomar un baño y luego me acuesto desnuda en la cama. Estoy sola y solo tomaré una siesta, luego me vestiré. Unos besos, que recorren mi cuerpo me despierta, abro los ojos y me encuentro con Gaby, que me besa todo mi cuerpo.—Gaby, ¿qué haces? — pregunto apenada y me tapo corriendo con la sábana.—Eve, estás hermosa, déjame verte cariño. Casi olvido como eres, no me dejas verte linda. Hueles rico —me suplica con cariño.—No, no quiero que me mires —reacciono aterrada. — ¡Mi cuerpo es horrible! No me dice nada como otra veces que se empeña en conv
He gritado como si mi alma se desgarrara. El dolor y la traición se mezclaron en mi pecho, causando una tormenta de emociones que amenazaba con consumirme por completo. Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi corazón latía desbocado, incapaz de aceptar lo que mis ojos veían. La confusión y la ira se apoderaron de mí. Sentí un nudo en la garganta, como si el aire se hubiera vuelto denso e irrespirable. Mi mente se llenó de preguntas sin respuesta y mi cuerpo temblaba con la intensidad de mis emociones. No podía creer que la persona en quien confiaba plenamente me hubiera traicionado de esta manera. La sensación de ser apuñalada en el corazón era abrumadora. Me sentí vulnerable y herida, como si todo lo que creía saber sobre el amor y la confianza se hubiera desmoronado en un instante.—¡Gabriel! ¡¿Qué crees que haces con esa chica?! Había gritado fuera de control. No sé por qué lo he hecho, pero me salió así. El dolor era tan intenso que sentí que mi mundo se derrumbaba a mi alreded