Si el joven CEO Alexander Ivanov hubiese sabido que su amigo Dominic ya estaba poniéndose en marcha para conquistar a Kei, sin duda le habría dado la paliza de su vida. (...) En suiza, en un exclusivo restaurante, el elegante Emmanuel, la bella Emma y el apuesto Angelo, comían un delicioso y jugoso bistec, pero no pasó desapercibido que la chica pelirroja no comía. — Emma, come algo pequeña, mírate, estás muy delgada, prometí a nuestros padres que cuidaría de ti, si te devuelvo a casa en los huesos me voy a meter en un problema con ellos. Pero a la pelirroja no le pasaba la comida, así que se disculpó para ir al sanitario. — Emmanuel, ¿Qué le pasa a tu hermana? Su mirada se ve muy triste. Al CEO le extrañó la pregunta de su amigo, ya que Angelo era muy reservado. El no solía indagar en la vida de las personas, a menos que fueran enemigos o rivales comerciales, entonces si les investigaba todo el árbol genealógico. — Eso, ahhh... Un desgraciado enamoró a Emma, y desp
La información que los CEOS le estaban dando a Rafael, provocó que el hombre bajara con mucho trabajo un pie de la camilla, le dolía si, pero no le. importaba. — ¡Rafael! ¿Qué estás haciendo? ¡Sabes bien que no debes levantarte todavía, debes esperar a que tus heridas saben un poco, quedamos en que ibas a ser más consciente de tu situación! — Ese desgraciado se aprovechó de la situación para irse con Emma, ¿Creés que sabiendo eso me voy a quedar de brazos cruzados? ¡Iré a buscarlos, ella no puede... no puede corresponderle a ese hijo de puta, maldito sapo! — Súbelo Doménico, no puede bajarse de la camilla, se le podrían abrir los puntos, escucha Rafael, mientras tus heridas no sanen y te quiten los puntos, no podrás hacer nada. — Ahhhgrr... Denme mi teléfono para llamarla. — ¿Tú teléfono...? Ah si, aquí está. — Alexander levantó la mirada para ver las manos que su amigo tenía vendadas, era obvio que no podría tomarlo y marcar por el mismo. — Esperen, yo le voy a marcar
Los celos estaban pensando en que al primero que atrapará Rafael le iría bastante mal, cuando una voz los interrumpió. — Buenos días. Espero no haber llegado muy tarde. — La hermosa Serena entraba a la habitación, ella vestía un traje ejecutivo, zapatillas de tacón alto y una coleta alta. Su maquillaje era prolijo y la hacia lucir bella. — Jovencita, te dije que tenía un compromiso muy importante hoy, que fueras formal en tu llegada, ¿Qué fue lo que te entretuvo tanto? — Bueno es que... Recibí una llamada de Donovan... — ¿Donovan Montana? — Si, así es. — ¿Y que quería ese trillizo? No me da buena espina. — Solo quería saludar, deberías de calmarte un poco, dijo que pronto regresarán a América el y su familia, y que quiere ver a papá, para hablar un asunto importante con él. ¿De casualidad tú sabes que quiere Donovan tratar con papá? — No, no lo sé, hazme el favor de traernos dos cafés, uno para Doménico y otro para mí. — Te traeré un café a ti, pero a ese gemel
De camino a la convención, el CEO prendió la calefacción, no quería que la bella pelirroja pasara frío. — Emma, ya mañana se termina la convención, Emmanuel y tú podrán estar de regreso a América por la tarde. — ¿Tú te vas a quedar aquí, o de dónde eres exactamente? — Soy nacido en Inglaterra, mi familia tiene un imperio allá, pero suelo viajar por el mundo visitando mis empresas la mayor parte del tiempo. — Vaya, un viajero, eso suena interesante, por lo general los hombres como tú no suelen querer sentar cabeza. Se terminan enamorando de su soltería. — Puede ser. El CEO de pronto recordaba como hacia un par de años vivía enamorado y feliz, tenía una hermosa novia, ella lo amaba y ambos disfrutaban de la compañía del otro, pero un día... Ella conducía hacia una cita con él y un hombre que se encontraba en estado de ebriedad choco su coche, el accidente había sido tan aparatoso que ella no logró sobrevivir. Eso devastó al CEO y jamás volvió a enamorarse. Al llegar
El mediodía llegó, la convención se había terminado por fin, Emmanuel Angelo y Emma, comían y conversaban amenamente en un restaurante de alta gama. — No conocía este lugar Angelo, estás refinando mucho tus gustos. — Comentó el CEO De León haciendo disimuladamente bullying a su amigo. — Fíjate que creo que estoy de acuerdo, mis gustos están cambiando, ahora mismo la belleza, la elegancia y sofisticación, está llamando poderosamente mi atención. A Emmanuel se le borró la sonrisa de pronto. ¿Qué es lo que quería decir su amigo? Era verdad que le había sugerido muchas veces que no se encerrará en un caparazón, que la vida continuaba, que conociera chicas, pero no a alguien cercano a él. Enarcó una ceja y preguntó. — ¿Qué dices? — Que tal vez ya es hora de que escuché tus concejos, ¿No es eso lo que tanto querías Emmanuel, o es que ya cambiaste de opinión? — No lo sé, hay algo que se escucha extraño. — El CEO se dirigió a su hermana. — Emma, la buena noticia es que regresa
Habiendo heredado el carácter de su padre, también su inteligencia estaba en sus genes. Había resuelto lo que tanto trabajo le costaba, tenía todo listo para enviárselo a Alexander y a sus hermanos. Las cosas habían resultado mejor de lo que esperaba. (...) En una tienda de conveniencia, un auto deportivo bastante elegante y envidia de cualquiera, esperaba por alguien ahí. El CEO miraba su reloj cada poco tiempo. Ella vendrá, ¿Cierto? De pronto de un coche de alquiler, bajó una hermosa señorita. De cabellos largos rubios, ojos azul violeta heredados por su bella madre, ataviada en un fino vestido azul marino que resaltaba más la belleza de sus ojos, y tacones altos. El CEO Dominic Lombardi la miró por el retrovisor y rápidamente bajó de su coche para abordarla. — Hola pequeña Kei, te gusta hacer esperar a las personas, ¿Eh? Pensé que no vendrías y que me dejarías plantado. — Bueno... — La jóven Ivanov no lo negó, quizás si pensó en no llegar y dejar plantado al apues
Apenas el beso terminó, los azules ojos ahora cristalinos y las mejillas sonrojadas de Kei, le resultaron adorables al CEO. En su vida había robado besos a algunas cuantas chicas, pero besar los dulces labios de Kei, sin duda había sido totalmente diferente. — Continuemos el paseo, querida, ¿"O... quieres que sigamos compartiendo ese delicioso algodón de azúcar"? — No... Sigamos por allá. — La bella rubia vió pasar a un niño y le obsequió su dulce, conservarlo sería peligroso, ella correría peligro con ese CEO que apenas prueba el dulce se vuelve loco. (...) Cómo Serena no dijo cuál era su restaurante favorito, Doménico la llevó a un lugar en donde tenías que reservar un lugar con al menos tres meses de anticipación. Los comensales de ese lugar disfrutaban deliciosos platillos, mientras que afuera muchos pedían la oportunidad para entrar, ni siquiera importaba que tuvieras dinero, si no tenías además un apellido importante, poder y mucho, mucho dinero, te sería imposib
Alexandro y Aleksey se habían ido a casa ya de madrugada del hospital, ellos habían hecho la última guardia, más el médico les dijo que el CEO Mendoza ya no iba a despertar hasta media mañana. Los cansados CEOS decidieron ir a dormir a sus camas. Con mucho batallar y tratando de detener a Rafael para que no hiciera una tontería que pusiera en riesgo su integridad física, pasaron unos pocos días hasta que llegó el momento de quitar los puntos en las heridas del joven CEO Mendoza. El médico entró con lo que iba a necesitar en un carrito especial y dos enfermeros más, él llevaba tijeras especiales y pinzas, además de gasas y agua oxigenada. — Señor Mendoza, ya pasó el tiempo necesario para que las costuras estén en su cuerpo, las voy a retirar todas hoy, en algunos lugares puede que duelan debido a que se encarnan. ¿Está bien? — Ya quítenme esto de una buena vez. — El humor de Rafael estaba más negro que la noche. — Rafaél ya quita esa cara, todo va a estar bien, mira, es ve