Al salir de la habitación, Caroline observa a Irene muy disgustada porque no la dejan entrar.—¿Qué haces aquí?— le pregunta, mirándola con desdén. Kiran se hace frente a Caroline como protección para que Irene no se atreva a hacerle nada.—¡Contigo es que quiero hablar!— Irene le sostiene la mirada, por lo que Caroline no confía en ella después de todo lo que le hizo y dijo.—Si quieres hablar, lo haremos en otro lado. No pienso permitir que le arruines la paz a mis hijos—. Caroline se hace a un lado para dirigirse a la cafetería.—Kiran, quédate aquí, y no quiero a ningún escolta conmigo. Sé cuidarme sola—. Aquellas palabras las dijo mirando a Irene, quien tensa su mandíbula al ver el empoderamiento de Caroline.Al llegar a la cafetería, Caroline toma asiento y está atenta a los movimientos de Irene.—¿A qué has venido?— le pregunta, mirándola con desconfianza.Irene toma asiento frente a Caroline y, en ese momento, se acerca una mesera.—Buenas, ¿qué desean ordenar?—Una taza de té
La conversación que Caroline tuvo con Irene es algo que solo compartirá con Parker. Lo malo de todo es que Irene no parece dispuesta a colaborar en demandar a Berenice, en acusarla. Ella pidió tiempo y lo que Taylor percibió es que Irene le tiene miedo a Berenice, lo cual la dejó con la curiosidad. Irene insistió en ver a Patrick, pero Caroline le dijo que no era el momento y que debía hablar con él primero para saber si deseaba hablar con ella.Por otro lado, Lisandro aún está consternado. No obstante, decidió colaborar con Andrea para llegar al fondo de la investigación, es decir, le dio prioridad a su pequeña familia. Al regresar a la mansión Resort, Octavio saca fuerzas de voluntad para actuar ante su esposa, quien está siendo atendida por una enfermera auxiliar.—Lisandro, hijo—. La madre pone una cara de sufrimiento que solo causa repulsión en Lisandro, pero él deja a un lado ese odio que siente por ella para hacer bien su papel —¡Octavio!— se sorprende al ver a su esposo, ya qu
En ese momento, Lisandro Caristeas sintió el verdadero terror al escuchar la voz de Caroline, mientras que la mujer se alejaba tranquilamente de Lisandro con una carita inocente, como si fuera un angelito que no parte ni un plato. Lo más fuerte eran los celos de Caroline, aunque no lo quería demostrar; su rostro se ruborizó al ver a Lisandro en los brazos de otra mujer.—¡Maldición!— espetó Lisandro mentalmente al ver la mirada afilada que la madre de sus hijos le lanzó.—Lisandro— lo volvió a mencionar Taylor. —Un gusto, soy Priscila—. Extendió su mano para saludarla, gesto que observó Caroline para luego mirarla a los ojos de manera seria.—Mi amor—, Lisandro se acercó a Caroline y la tomó de la cintura, por lo que Priscila se sintió algo perdida. —Es una vieja amiga—, agregó y literalmente le estaban sudando las manos. —Ha venido para que la ayude; quiere mostrar sus cuadros para obtener dinero. Siento que deberíamos darle la oportunidad—. Ejerció más agarre en la cintura de Carol
Caroline no tuvo opción que ceder en hablar con Lisandro, así que con mal genio le responde:—Tiene 5 minutos. Parker, cariño, háblale sobre el evento. No me tardo—. Mira a Priscila de pie a cabeza para luego dirigirse a la oficina y Lisandro la sigue.—¿Qué vienes realmente a hacer aquí? ¿Por qué tu carita de inocente no te la creo, Priscila?—Vengo en busca de una oportunidad—¿Segura? ¿O vienes a ocasionar problemas? De una vez te digo que pierdes el tiempo—Vengo solamente a trabajar. Por cierto... ¿cómo permites que tu esposa esté a solas con Lisandro?—No seas metiche; no es tu problema—Eres muy grosero, Parker. Hace años eras más gentil—Si lo dices por el tiempo en el que eras la novia de Lisandro y tú y yo teníamos sexo... ese tiempo ya pasó. He madurado. Así que cuida tus intenciones, Priscila. Y por cierto, deberías ir al gimnasio; estás espantosa. Se nota que has tenido muchos hombres durante estos años—¿Cómo te atreves a hablarme así?— La mujer frunce el ceño por el at
Parker la mira con una mezcla de nerviosismo por no saber cómo va a reaccionar Caroline y, a su vez, con determinación para que ella vea que es real y no es una broma lo que él le ha confesado. Al verla pasmada, toma una profunda respiración para continuar hablando.—Desde que te conocí, he sentido algo especial, Porti. Eres tan diferente a las otras mujeres y tienes un corazón tan bueno... Me pareces una mujer maravillosa—Ay, Parker…— Caroline habla con un hilo de voz, perpleja con esa confesión.—Déjame hablar, por favor—. Parker lleva sus manos a la cabeza y jala ligeramente su cabello por el estrés que siente porque nunca había sentido algo especial por una mujer. —Me gustaría pensar que hay algo más entre nosotros que una amistad y un matrimonio falso—. Desconcertada, Caroline no había visto esto venir, ya que considera a Parker como un amigo cercano en quien confiar.—Parker…— Lo nombra, intentando encontrar las palabras adecuadas para hablar sin lastimarlo, porque ella lo esti
Caroline llega al evento, acompañada de dos escoltas. Lleva seguridad porque no confía en Berenice y sabe que en cualquier momento puede hacerle una jugada sucia. Jamás había estado en un evento de esta categoría; rodeada de tanto lujo y personas importantes, siente náuseas. Aunque en su rostro muestra serenidad y camina con elegancia, ella no había mostrado su talento a nadie, solo a Graciela, sus hijos, Lisandro, Parker y Patrick; el resto ha estado ocultado y no sabe qué reacción pueden tomar las personas con sus dos creaciones.—Caroline está demorando demasiado—, Lisandro está ansioso. Ya deben iniciar la presentación, pero él la ha atrasado esperando a Caroline.—Señor Caristeas, los invitados están impacientes—, dice la encargada de hacer la presentación, preocupada.—Pueden esperar un poco más; la señora Evans no ha llegado—, responde Lisandro, elegante en su traje ceñido a su cuerpo, bien peinado y perfumado, esperando a la mujer que lo vuelve loco.—Lisandro, quizás la señor
Caroline y Parker parecen una pareja de verdad. Están muy juntitos y sonrientes, mientras que Lisandro se siente prisionero del dolor. Todos los invitados están atentos a lo que el Museo les ofrece. La música, los aperitivos y las bebidas son lo justo para la especial ocasión. Sin embargo, Caroline no deja de sentir temor, aunque Parker está a su lado.—Todo va a salir bien, es tu momento—, le propina un beso en la mano, haciéndola sonreír. Claramente, ella siente la mirada fulminante de Lisandro Caristeas, pero no lo quiere mirar, no por ahora.—Por Dios... Siento que el piso tiembla. No sé si estaría bien revelar mi identidad—Claro que está bien, es tu momento—. Parker la abraza, y Lisandro tensa la mandíbula.Una de las piezas más añoradas en el Museo será subastada para recaudar fondos y ser dada a las fundaciones más vulnerables. La subasta inicia y la pareja observa en silencio, pero aquel momento fue interrumpido por Berenice, quien no soportó más y se acercó a la pareja junto
El dolor de cabeza que siente Lisandro le provoca un leve mareo, por lo que siente que no puede estar más de pie. Lamentablemente, no pudo terminar de ver la presentación de Caroline. El hombre, como pudo, sale de la sección y se marcha a su oficina para poder estar tranquilo y así respirar un poco.Para Caroline, la acción de Lisandro fue inaceptable, y más al ver cómo la entrometida Pirsila se marcha tras él. Taylor, como pudo, terminó su presentación. Lo que ella no esperaba era que su arte causara revuelo y una buena oferta. Al preguntarle quién es la creadora de una pieza tan emotiva, ella mira a Parker como pidiendo auxilio, y él se acerca rápidamente.—Te ve pálida— le susurra al oído.—No me siento bien, tengo ganas de vomitar. Por favor, no digas que soy yo; es algo anónimo, y ya, te lo suplico—Pero Caroline, eso no es justo para ti—Te prometo que cuando me sienta bien, lo diré; por ahora—. Pasa saliva y trata de controlar su respiración agitada. —Necesito respirar—Es incr