XX
Empiezo a creer que me estoy volviendo inmune, es eso o ya mi cuerpo dijo ¡Basta a los desmayos!
Alan echa aire a mi rostro con un libro, al parecer la piel se me volvió pálida cuando escuché el nombre de Silvya, pero ¿cómo no? si antes de ser raptada por estos enfermos hablé con ella y lo recuerdo muy bien así que me niego a creer que está muerta.
Abren la puerta y Verónica nos observa con desconfianza, pero se le pasa en cuanto nota que no digo ninguna palabra o hago algún movimiento, simplemente miro la nada.
— ¿Qué sucedió Alan?— Di
XXIDespierto de nuevo en la habitación, solo que esta vez con la cabeza cubierta por vendas y con Emma mirando detenidamente todos los movimientos que hago.Wuo, esto de recibir golpes con y en la cabeza se me da demasiado bien, debería de considerar buscar un trabajo así seguro me haría millonaria.— ¿Por qué corriste?Emma suspira cansada, sigue con el uniforme de mucama con el cual la vi antes de caer inconsciente.—Porque una niña loca gritó un nombre falso y corrió tras de mí como si le hubiera hecho algo.
XXIIPerdí la razón, eso es lo más lógico en esta situación.La rubia se ha puesto en pie, ante la cama con la barbilla en alto y su rostro pálido.¿Qué quiere esa cosa conmigo?El silencio es perturbador pero supongo que entablar conversación con un ente paranormal es mucho peor. Todos se marcharon dejándome aquí, sola... Es culpa mía por haberlo pedido y ahora lo lamento tanto.—¿Qué quieres de mí?.— Pregunto con los nervios a flor de piel.
XXIIIPuedo ver mi cuerpo con claridad desde donde estoy, parada enfrente.—¡Vittoria!—grita Verónica desesperada desde el otro lado de la puerta.Si está así de alterada nada más con pensar que estoy muerta, cuando vea que mi cuerpo está pálido, los ojos vidriosos y labios morados seguro le da algo.—Erior abre esta maldita puerta—ordena, entonces comienzan a golpear con fuerza el pedazo de madera que nos divide y da privacidad.La rubia se desapareció apenas volví a la habitación, ¿en dónde se
XXIVTener los nervios a flote es lo peor que me puede pasar o mejor dicho que me está pasando."Hoy veras a tu mamá"Fueron las palabras claves para que mi corazón bombeara más fuerte y descontrolado de lo normal, Erior entró sin preguntar y soltó la bomba sin una pizca de alegría, más parecía que deseaba retractarse y huir lejos.La madera cruje bajo mis pies, Alan camina tan lento que parece a propósito como si deseara no llegar a nuestro destino, en cambio yo me siento ansiosa. Quiero gritar de felicidad y a su vez llorar desconsolada por todo el tiempo que nos mantuvieron aleja
XXVLimpio y siento la punzada en la zona, el lavamanos está cubierto de sangremi sangre.No puedo creer en absoluto que esto sea culpa de mi madre, ella no es así, al menos no antes de parar tras esos barrotes. Si, era algo tosca pero no tanto y ni hablar de esos cambios de humor tan horribles que tuvo en el momento, algo deben de estar haciendo para que actúe así.El agua fría choca de nuevo contra las partes cubiertas de sangre y gimo de dolor, arde y duele como el demonio. Miro con atención ese reflejo en el espejo y realmente me sorprende darme cuenta que ya no parezco la misma de hace días, ahora veo que mi rostro a pesar de las heridas y mor
XXVI―Muy bien Vittoria relaja el cuerpo y pon tu mente en blanco...La madre de Erior que resulta ser la psicóloga de la familia, coloca una mano en mi espalda y ayuda a que el cuerpo se acomode sobre el sofá de cuero.En un principio me sorprendió ver fotos de la rubia con la que me topé aquel día de búsqueda por las habitaciones, de Erior, la psicóloga y un hombre de edad avanzada por todos lados pero caí en la cuenta de que la única que no tenía idea de nada era yo.Así que ellos muy bien podían ser una familia feliz y yo, pensaría que era una farsa.
XXVIIDesperté.Estoy empapada en sudor y la cabeza me da vueltas, miro alrededor y veo como la psicóloga con una vestimenta diferente está sentada en frente.—Bienvenida, Vittoria.—Dice colocándose en pie y tomando un vaso con agua para colocarlo entre mis manos— bebe un poco te hará bien.Verónica, Erior, la hermana del ruso y Alan están dentro de la habitación. Consumo con cuidado el líquido y los detallo con la mirada, Erior tiene una escayola en su brazo izquierdo con raspones por el rostro y un ojo morado.
XXVIII—Me temo que la memoria de Vittoria está un poco...— mira por sobre su hombro hasta donde estoy sentada, con los audífonos puestos fingiendo escuchar música— como decirlo de manera sutil...Nos encontramos en el despacho de papá, quien está junto al hermano postizo de mamá sentado en una silla de rueda, tratando de vender la mentira barata del fallo de memoria que se inventó la psicóloga.—Mm...— coloca el dedo en su barbilla y hace una mueca con el rostro, fingiendo preocupación, de no saber que está actuando me lo creería—es probable que no podamos recuperar todo lo que ha perdido pero s&iac