Cartagena-Colombia
Valentino iba recorriendo con su boca cada rincón del cuerpo de Rena, le quitó el brasier, liberando sus perfectos senos, la dejó solo en tanga mientras él permanecía vestido, tomó su seno derecho con su mano izquierda y lo introdujo en su boca, primero pasó la lengua por la areola, de una vez su pezón se irguió respondiendo al estímulo, él sonrió extasiado por la reacción de su cuerpo y lo succionó con suavidad, mientras el otro lo acariciaba con su mano derecha.Elevó su mirada a ella, quien se mantenía con los ojos cerrados y tomaba su cabeza para evitar que se alejara de ella, sus labios entreabiertos eran enternecedores, mientras orgulloso pensaba, que Rena era de él y que nunca se separaría de ella, c
Valentino se despertó, y funcionar a Macarena que aún dormía, tenía enredada sus piernas con las de él, impidiendo su movilidad, y su cabeza recostada de manera apacible en su pecho, su cabello caía como cascada en su torso, tenía su boca entreabierta, invitando a besarla. Sus labios esbozaron una leve sonrisa, había pasado la noche más espectacular de su vida, en la madrugada se habían vuelto a entregar sin reservas, mejor que la primera vez porque había sido más pausado, más consciente de cada beso, caricia, roce, su chica resultó ser muy apasionada, sensible aunque buscaba esconderse en una máscara de indiferencia, pero ya él se había dado cuenta de que lo hacía para no ser lastimada.
Macarena debía excusarse para no salir con Valentino por eso lo llamó al día siguiente muy temprano en la mañana desde el teléfono de la casa —Aló, Valentino.—Hola, mi amor, ¿Las busco de una vez? —preguntó emocionado. ¡Estoy perdido! Fueron las primeras palabras que cruzaron por la mente de Matías cuando fue detenido por los agentes de seguridad Pagliuca, lo levantaron entre dos hombres y lo llevaron a una habitación donde lo sentaron en una silla y lo dejaron por aproximadamente dos horas sentado esposado, cuando apareció un hombre como de un metro ochenta y cinco de estatura, moreno, ojos negros, se le acercó y le dijo —Aparte de ti, logramos detener a dos hombres más, pero ellos están negados a decir el nombre de la persona que los contrató, solo coinciden en que tú eras el jefe de la operación. Así que es hora de que hables, porque de lo contario vas a pasar muchos años en la cárcel. ¡Habla! ¿QuiéCAPÍTULO 18. LA PROPUESTA
Si las miradas fuesen un arma, tal vez yacieran dos cadáveres en medio de la oficina, cuando Valentino y Matías, estaban a punto de irse a las manos. Macarena se levantó y se interpuso entre los dos y aunque no debía contarle a Valentino el por qué de lo que estaba pasando no pudo evitar decirle, con su voz entrecortada y sus ojos a punto de lagrimear —. Juro Valentino Pagliuca, que algún día te vas a arrepentir de todo lo que estás haciendo. Matías se había levantado temprano y se dirigía a la casa de Perla, había tratado de contactarla por correo, telefónicamente y no había podido dar con ella, incluso había llamado a su mejor amiga de la universidad Marbella, y no la había visto, no había ido el día anterior a clases, todos los intentos de ubicarla habían sido infructuosos, por lo cual decidió disfrazarse para poder ingresar a su casa y poder verla.Estaba decidiendo que disfraz se pondría, para ingrCAPÍTULO 20. ARRIESGÁNDOSE
Matías se dirigió primero al cajetín de línea telefónica, nervioso de que fuera a ser descubierto, la abrió y desconectó varias líneas, dentro de ellas las correspondientes a la residencia del padre de Perla, después de ello se dirigió a la casa, estaba rodeada de los hombres de seguridad de Jacques. Estacionó el vehículo en la acera del frente y se bajó con un maletín donde tenía los equipos para la supuesta revisión de la línea telefónica, llegó a la entrada de la mansión y lo atendieron un par de guardias de seguridad —Buen día, señores—Saludó Matías.
Así pasó un par de días en que Macarena estuvo enferma, mientras Valentino la cuidaba. Incluso dejó de asistir al trabajo durante ese tiempo, llamó al médico de la familia, quien le mandó un tratamiento a Macarena para la gripe que había desencadenado su resfriado.Le hacía sopas y le daba de comer, le daba los medicamentos, le bajaba la fiebre o con pañitos húmedos en su frente o cuando sus temperaturas eran demasiadas altas la metía en la bañera hasta lograr controlar su fiebre. A veces ella deliraba, llamaba a su mamá y decía cosas que no comprendía c
Pasaron tres días sin que Valentino se apareciera por el departamento, sin embargo, ese día la chica que estaba quedándose hospedada, la interceptó y le dijo—Necesito conversar contigo Macarena.—No tengo absolutamente nada que hablar contigo—espetó seria.—Me llamo Martha, no soy la amante de Valentino, soy su prima por parte de madre, solo vine a pasar un par de días. Además soy su amiga y confidente desde que éramos niños, no tie