—Comamos. —Sawyer, como el jefe de la casa ha dado una orden.No estoy aquí para un romance de verano. Estoy aquí para ayudar con la cosecha. En unas pocas semanas, me habré ido, no puedo pasar eso por alto, no importa cuán buena esté la hermanita de Sawyer.—Alabado sea el Señor y pasen los bisquets. —Ella se sienta frente a mí, y esta vez cuando nuestros ojos se encuentran, una pizca de sonrisa se dibuja en sus labios.Nuestras miradas se entrelazan como si compartiéramos un secreto y todas mis buenas intenciones se escapan por la ventana.****NoelCapítulo 2Mierda, Sandro Royers es el hombre más atractivo que he visto y acaba de salvarme la vida. O el cuello.Y con eso también mi dignidad.Ahora está sentado al otro lado de la mesa, y cada vez que levanta la vista, es como si me lanzara en caída libre. Mis pulmones se quedan sin aire y por mi garganta nada pasa.—No puedo venir volando desde la quinta China para visitarte en el hospital. —Sawyer sigue renegando como una vieja—. N
La cabaña del capataz está a unos treinta metros colina arriba de la casa. La puerta se pega un poco, pero Sawyer la abre y cruza para abrir una pequeña ventana.—Está un poco mal ventilado, pero se le pasara pronto. — Abre una puerta estrecha en la esquina trasera—. Baño completo por aquí. Armario por allá.Dejo caer mi maleta, mirando alrededor del pequeño espacio.—No está mal.—Puedes venir a la casa cuantas veces quieras y comerás con nosotros. —Camina hacia la puerta, sus botas golpeando el piso de pino—. Pero aquí tendrás algo de privacidad, sí conoces a alguien o lo que sea.Mi mente trata de desviarse hacia Noel, pero lo entiendo. Relacionarme con alguien, especialmente con la hermana menor de mi mejor amigo, complicaría todo y no vine aquí buscando eso.—Nadie debería meterse con tus cosas, pero por si las dudas. —Él me arroja un juego de llaves—. Ven al área de carga cuando hayas terminado, te mostraré cómo usar el montacargas.Después de eso, se va, y le doy un vistazo ráp
Se da vuelta y comenzamos a bajar la colina de nuevo, hacia la casa.—Realmente no los recuerdo mucho. Solo recuerdo a Sawyer trabajando duro todo el tiempo.—Dijo que tuvo que salirse de la escuela por un año.—Pensó que era más importante mantener las cosas funcionando aquí que terminar el décimo. Fue justo en la mitad de la temporada de siembra. Todo el pueblo se acercó para ayudarnos. Las señoras de la iglesia nos trajeron comida y ropa.Pienso en mi madre, luchando con un trabajo de mesera, haciendo todo lo posible para cuidarme sola en Nashville.—No todos tienen ese tipo de apoyo.—Supongo. —Él se encoge de hombros.—Tu hermano realmente se preocupa por ti, habla de ti todo el tiempo.—¿Entonces, por qué se va? —Me mira a los ojos y veo dolor hirviendo allí.Estamos de vuelta en la casa y elijo mis palabras con cuidado.—Dijiste que ha estado trabajando duro desde que tenía tu edad. Tal vez él quiere hacer algo por sí mismo ahora. Mientras todavía puede.—Sí, bueno, lo necesita
NoelCapítulo 4Lavo la mitad de los duraznos que Leon trajo, los corto en cubitos y los meto al congelador. Los cinco restantes van al procesador de alimentos con miel, ralladura de limón y crema para un sorbete que voy a servir después de la cena.Pongo la mezcla en la máquina de helados y miro colina arriba al gran cobertizo donde pasé la mañana enseñando a veinte chicos el arte de seleccionar los duraznos. Mañana, el equipo de personas del señor Hidalgo llegará al huerto y limpiará los árboles rápidamente, vaciando su arrastre en las cintas mecánicas donde los adolescentes seleccionarán los magullados o los dañados en canastas para hacer mermeladas, conservas, jarabe o helado de durazno.Las frutas intactas se apilarán en cajas, que los chicos más grandes levantarán y transportarán a los camiones que esperan en la plataforma.Taron tendrá que tragarse sus palabras. Brenda Stein, una de las chicas más grandes, quería ayudar a los chicos a transportar cajas a los camiones y le dije
TaronCapítulo 5—La leyenda dice los granjeros freían los pastelillos en los platillos de sus arados. —Tengo las manos llenas de harina de maíz, harina, huevos, azúcar, mantequilla, lo estoy mezclando todo en un tazón.—No vamos a traer un arado a la casa. —Noel está a mi lado partiendo una docena de huevos en un gran tazón blanco—. ¿No vas a batir eso con una cuchara?Hoy lleva otro par de esos shorts y una camiseta sin mangas color beige. Lleva el cabello recogido en una coleta y las puntas bailan en grandes rizos alrededor de sus hombros. Quiero envolver uno alrededor de mi dedo y juguetear con él.—Las cucharas son para principiantes. Ella sostiene un tenedor.—Ni creas que voy a batir los huevos con la mano.—De todos modos, como te estaba diciendo. —La miro fijamente a los ojos, ella rueda los suyos, quiero abrazarla—. Los vamos a freír en una sartén de hierro.Dejando la mezcla en el tazón, me lavo las manos y las seco, lanzando una gota de agua sobre la sartén negra para ver
Su pequeño cuerpo encaja perfectamente en mis brazos, la atraigo más cerca de mí, envolviéndola con mis brazos. Ella jadea, mis labios se mueven hacia la parte superior de su mejilla, a su sien, a su frente. No quiero dejar de besarla, de abrazarla. Nunca me he sentido así: desesperado, hambriento y, al mismo tiempo, tan satisfecho.Desliza sus manos hasta mi cuello y deja caer su frente sobre mi pecho desnudo. Bajo la nariz hasta la parte superior de su cabeza y respiro.—Taron. —Su voz suave suena tan desconcertada como yo me siento.¿Cómo nos está pasando esto?¿Le ha pasado esto a alguien antes?¿Es posible? Se siente tan bien, tan especial.—¿Qué estás haciendo? —Levanta la cabeza y sus ojos dorados son cálidos.La pregunta me hace sonreír.—Algo que he querido hacer durante dos días. Ella parpadea mientras sus mejillas se sonrojan.—Me preguntaba por qué no lo hice cuando me pillaste en la cocina. —Se le arrugan la nariz y me mira de reojo—. ¿No es eso lo que hacen las damas cua
La puerta trasera se abre y tres hombres entran tan delicadamente como un elefante en una cristalería. De repente, la cocina está muy llena y los tres buscan platos y preguntan qué hay para cenar.Mindy los saluda como siempre, a gritos.—Es hora de irme. Espero que me cuentes la historia completa más tarde. —Ella señala sobre la cabeza de Taron detrás de su espalda y yo entrecierro los ojos.Si ella me mete en problemas con Sawyer… pero mi hermano está más concentrado en el bistec que en lo que está haciendo mi mejor amiga. Taron está justo detrás de él, creo que los hombres se olvidan del romance cuando tienen hambre.Después de la cena, Taron recluta a Leon para que lo ayude a limpiar la cocina mientras yo “me tomo un descanso”. Sawyer actúa como si fuera una idea innovadora, sacudo la cabeza internamente. Sé que Sawyer se siente mal. Leon no tiene recuerdos claros de nuestros padres. También me siento mal por eso, pero no tanto como para dejar que mi hermano menor crezca y se conv
TaronCapítulo 7Acostado en mi cama, todavía puedo sentirla en mis brazos, aún oler su cabello, aún sentir sus suaves labios contra los míos. Erick Lovers… No sé su segundo nombre. Debe ser algo tan hermoso como ella.Algo con cabello castaño, largo y sedoso, y ojos dorados. Su piel se sentía tan suave bajo mis caricias, sus pezones duros contra mi pecho.Pienso en otras chicas con las que he estado. Algunas eran interesantes, otras divertidas, otras inteligentes. Ninguna de ellas era ella.Me mira como si se sintiera igual que yo, como si hubiéramos encontrado algo especial. Como si yo fuera lo mejor que ella haya visto. Como si el mundo hubiera cambiado y todo fuera diferente.Quiero que sus sueños sean mis sueños.Quiero apretarla entre mis brazos toda la noche. Quiero explorarla, probarla, estar dentro de ella. La quiero encima de mí, debajo de mí.Me pregunto qué sonidos hará cuando la haga correrse. Me imagino mis labios contra su hombro, mi cara en su cabello suave, inhalando