22 OLIVIA

Te amo.

Quince horas después, aún su declaración me hacía suspirar.

Luego de tener sexo por tercera vez, me había desplomado como un muerto en el sofá; él me había vuelto a vestir sin yo enterarme de nada y me había abrazado por la espalda, entrelazados nuestras piernas. O al menos así creía yo, porque habíamos amanecido en esa posición.

Jamás me había levantado tan feli

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