VincenzoNi siquiera sabía adónde ir, no quería volver a casa ahora, estaba demasiado aturdido. Sólo quería descargar toda la rabia que llevaba dentro, sólo quería desaparecer ya del mundo... Cuando salí de aquel restaurante, me subí al coche y conduje sin rumbo. Ni siquiera sabía adónde iba. El corazón me iba a mil por hora, temblaba y sudaba.¡Otra vez no! ¡Otra vez una crisis no!Intentaba que no ocurriera, pero era demasiado difícil...Aparqué el coche y salí, ni siquiera sabía dónde estaba, sólo vi que era la orilla de una playa que estaba vacía, y no había nadie alrededor, estaba desierta.Caminé hasta la playa y me senté en la arena intentando calmarme, intentando controlarme, pero no podía. Empecé a llorar y llorar, solo pensando en todas las cosas malas que había hecho, solo pensando en todas las veces que había maltratado a mi Malú. Y cada vez que tenía estas crisis, pensaba en todo lo malo que había hecho...Bajaba la cabeza entre las piernas y lloraba, lloraba mucho. No po
MalúCuando llegué a casa Lorenzo me ayudó con Vincenzo, le llevamos a su habitación, fui con él a bañarle, luego se tumbó y se volvió a dormir. Y todo esto lo hizo en silencio, sin decir una palabra. Me sentí muy mal, estaba sufriendo mucho, se me apretó mucho el corazón al verlo así, pero por ahora voy a dejar que se recupere y después hablaré con él para saber más de lo que pasó.Volví al salón donde estaba Lorenzo con los niños, que ya se habían despertado.- Malu, ¿ha dormido? - preguntó Lorenzo.- Sí, ha vuelto a dormir, está muy cansado, me pregunto qué habrá pasado. Estoy muy preocupada.- No lo sé, Malú... no lo sabremos hasta que se despierte y nos lo cuente.- Gracias Lorenzo por venir a quedarte con los niños... -dije.- No hay problema, sabes que puedes contar conmigo cariño...- dijo abrazándome.- Eres el mejor, ¿lo sabías? Nunca podré agradecerte lo suficiente todo lo que haces por nosotros... -dije, apretándole.- Tranquilo, lo hago porque os quiero, sois mi familia.-
VincenzoAl llegar a la casa, me dirigí directamente al despacho. Nada más entrar, vi una caja sobre mi mesa. Me acerqué y cogí la caja entre mis manos. Enseguida me llené de odio, ese maldito Luan. Me las va a pagar, no voy a parar hasta que me devuelva todo lo que me está obligando a pasar. Ahora no sólo está Marcus en mi lista, sino él también. Si quieren que sea un hombre malo, se arrepentirán de haber despertado en mí al Vincenzo que estaba latente en mi vida. No saben de lo que soy capaz para conseguir lo que quiero. Y lo que quiero ahora es librarme de los dos y vivir en paz con mi familia.Cogí la pistola y le puse el silenciador, luego la guardé en mi cajón con la otra pistola y la cerré con llave.- Jefe, puedo pasar... - dice Jairo, abriendo la puerta.- Jairo... - dije, sentándome.- Tengo noticias sobre el cargamento de droga que pidió Marcus, llegará hoy a la casa.- Um... se lo haré saber a Mauro y luego veremos que dice al respecto... - dije.- Una cosa más jefe... - d
VincenzoEstaba saliendo de casa cuando llegó Marcus.- Vincenzo, mi compañero, hace tiempo que no hablamos... - dijo.- Créeme, Marco, es un alivio para mí... - le dije.- Siempre tienes un gran sentido del humor, ¿verdad? Vamos al pub, quiero saber cómo va mi casa, o mejor dicho, nuestra casa de lujo.- Tu casa, esta casa no es mía y nunca volverá a serlo... -dije.- ¡Vale! Como quieras. Vámonos... - dijo, y yo también me vi obligada a volver. Fuimos al bar y nos sentamos.- ¿Has visto que Rebeca ha vuelto? - dijo.- Sí, ya lo he visto, ¿por qué la has vuelto a llevar? - le pregunté.- Porque es demasiado buena, y además me prometió que no causaría problemas contigo y con tu mujer. ¡Y por supuesto! Porque ella me satisface muy bien..." dijo.- Huum... ¿esta vez no caerás en su idea de tomar una copa y luego darte la vuelta? - dije, riendo irónicamente.- Hoy estás alegre, ¿verdad? Es bueno saberlo. Así no me causarás problemas cuando te enteres de que a partir de mañana venderé drog
LorenzoY yo que pensaba que iba a pasar el fin de semana disfrutando de la vida nocturna. Que va. Me toca cuidar a mis angelitos de sobrino, que la parejita vaya a la "casa de la playa" y "jueguen mucho" hasta que ya no quieran más... Siempre me toca a mí, ¡siempre!... Pero me gusta, mis sobrinos son listos hasta el extremo. Y me vuelven loca...Me los llevé a los tres a casa, pero sabía que querrían salir de fiesta a la calle. Bueno, ¡pues ya está! Por lo menos a ver si estas monadas me consiguen alguna tía con lo monas que son.Cogí a los tres y nos fuimos a dar un paseo por la playa. Cogí una esterilla para ellos y una silla para mí, nos sentamos y jugaron.- Tío Lorenzo... - dijo Lívia... - ¿Por qué no tienes novia? - preguntó ella.- Lívia empezó con sus preguntas aburridas. - Ravi habla y yo estallo en carcajadas- Porque nadie quiere al tío Lorenzo, guapa... -dije y se echaron a reír.- ¡Yo lo quiero! - dijo ella.- ¡Ah! Pero eres demasiado joven para el tío Lorenzo... -dije y
LorenzoDaniela me llevó a la habitación donde se hospedaba, entramos y me sentí sumamente avergonzado por haber aceptado venir. No soy de esos tipos que hacen estas cosas, que solo usan a las mujeres y luego las desechan. También vine para darle celos a Rebeca, pero Daniela era una chica hermosa, me encantó. Pero no sé si podremos tener algo, porque parece que a ella le gusta esta vida y yo no estoy para nada de acuerdo con eso.- Un momento Lorenzo, me voy a cambiar... - dijo Daniela.- VALE. Esperaré... - dije sentándome en un sillón.Unos minutos más tarde volvió vestida con una bata de seda.- Vamos Lorenzo..." dijo, sentándose en la cama.- Daniela, mira... - dije levantándome y acercándome a ella, sentándome a su lado... - Yo... Cómo decirlo... No quiero acostarme contigo y luego irme de aquí como si nada y no volver a verte en mi vida... - dije.- ¿Lo juras?" preguntó sorprendida- "Sí... puedes decir que soy un gilipollas, o un capullo, o lo que sea, pero ya está... -dije-. E
VincenzoDejé la oficina un rato y me fui a tomar un café... Marcus no tardó en llegar a la casa, rodeado de sus hombres, todos armados y registrando toda la casa.- ¡Registradlo todo! Todo lo que encontréis es una pista. - les dijo a los hombres.- ¿Qué ha pasado, Marcus? - pregunté, dirigiéndome al centro de la habitación.- Me alegro de que estés aquí. ¿Todavía no sabes qué ha pasado? Creía que me darías una respuesta... -dijo.- ¿Respuesta? ¿Qué pregunta? No tengo ni idea...", dije.- "Sé que lo sabes... y me lo vas a decir..." dijo y me volví extremadamente suspicaz.- "Marcus, acabo de hablar con los proveedores y..." dijo Isabella, entrando en la casa y cuando me vio, se quedó quieta mirándome.- Vosotros dos podríais decirme qué está pasando... -dije, con toda la calma que pude.- Vincenzo, yo... - dijo Isabella, pero la interrumpi.- Ahórratelo, Isabella... Sólo quiero saber qué ha pasado.- Me han robado los bienes, y tú sabes dónde están y me lo vas a decir ahora... - dijo
VincenzoLlegué a la mansión lo más rápido que pude, paré el coche y mi cuerpo temblaba, la cabeza me palpitaba, apoyé la cabeza en el volante y respiré hondo, repitiéndome que tenía que ser fuerte, que no podía tener una crisis ahora, no ahora, Malú me necesita... Abrí la guantera y saqué unos tranquilizantes, me tragué unos tres incluso sin agua y saqué también mi pistola... Salí del coche y miré a mi alrededor, no había nadie, me puse la pistola a la espalda metida en el pantalón.... Pasé la verja, que estaba entreabierta, y me dirigí hacia la mansión, entré y no había nada, no había nadie... Subí despacio las escaleras y recorrí el pasillo, todo estaba muy oscuro, solo la luz de la luna iluminaba el lugar... Me dirigí a una de las habitaciones y cuando entré Malú estaba en un rincón atada a una silla, amordazada y con los ojos vendados, me dirigí hacia ella despacio para no hacer ruido.- Mi amor, soy yo...- susurré agachándome frente a ella y quitándole la venda.- ¡Mi vida! - Di