Capítulo 107
Luciana también se sintió un poco avergonzada, como si hubiera sido demasiado dura.

Tosió ligeramente, incómoda:

—Está bien, no hay prisa, puedes pagarlo poco a poco.

Al ver que ella aceptaba, José no pudo evitar sonreír.

—Eso es genial. Calcularé cuánto puedo pagarte cada mes.

Luciana, fingiendo impaciencia para terminar el tema cuanto antes:

—Ya, ya, hemos venido a ver al tío, ¿cómo acabamos hablando de cuentas?

Tomás y Diana, observando a los jóvenes, empezaban a sospechar que algo pasaba entre ellos.

Aunque pensándolo bien, el carácter honesto y directo de José parecía complementar perfectamente la personalidad vivaz y franca de Luciana.

Después de un rato, viendo que se hacía tarde, Vicente y Luciana se prepararon para marcharse.

Tomás acababa de salir de cirugía y necesitaba descansar.

José, al verlos, también se fue con ellos.

Andrea acompañó a los tres hasta la planta baja.

Viendo a los jóvenes caminar hacia la salida entre risas y charlas, Tomás y Diana se sintieron reconforta
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