— Te diría que lo siento, pero.... No lo hago, jamás sentí esto antes, y... Ahora eres completamente mía y yo soy completamente tuyo — acaricio su cabello y beso suavemente sus labios.

— Aún me duele mucho — beso su frente y la levanto para salir de ella, jadea y me aprieta el brazo, un pequeño hilo de sangre corre por sus piernas y se pierde como humo en el agua de la piscina.

— Ya se te va pasar, he escuchado que siempre es así la primera vez — le digo dudoso, no me gusta la expresión de dolor en su rostro, además sus lágrimas siguen cayendo libres por el.

La alzo cuando veo que arruga su cara al intentar caminar y entro a la mansión, cuando estoy a punto de tomar el ascensor recuerdo el desastre que hice y subo a una de las habitaciones en la planta superior.

Su cabeza está hundida en mi pecho, así que no nota hacia donde nos dirigimos hasta que la coloco en la cama, frunce el entrecejo y le digo antes de que cuestione.

— Buscaba algo en la habitación y la desordene un poco, mañan