POV de Carmen
El aire frío de la mañana se coló por la ventana, despertándome con un leve escalofrío. Me incorporé lentamente, sintiendo el peso de la noche anterior en mi pecho. Recordaba la intensidad del encuentro con el rogue, la desesperación que había sentido y la forma en que Alejandro me había protegido. Aunque su presencia siempre me daba una sensación de seguridad, había algo en su mirada que me inquietaba, como si también él estuviera lidiando con un miedo profundo.
Me levanté y me acerqué a la ventana. El sol aún luchaba por abrirse paso entre las nubes, pero la luz que se filtraba en la habitación era suficiente para recordarme que un nuevo día comenzaba. Sin embargo, el día que se presentaba no parecía tan brillante. La idea de los sueños que me atormentaban me pesaba en la mente, como una sombra que no se desv
Hicimos un plan para investigar más sobre los rogues y sus vínculos con lo que había estado experimentando. Sin embargo, la incertidumbre se convirtió en un peso que se cernía sobre nosotros. Cada paso que dábamos se sentía como si estuviéramos caminando por una cuerda floja.Las noches se tornaron en pesadillas recurrentes. En mis sueños, la sombra se volvía más fuerte, más definida, y cada vez se sentía más amenazante. Era como si el mismo miedo que había estado reprimiendo comenzara a manifestarse, y no podía evitar sentir que el tiempo se estaba agotando.Una noche, mientras trataba de dormir, recibí un mensaje de un viejo amigo que había estado fuera del pueblo durante años. Su mensaje era breve, pero suficiente para hacer que mi corazón se detuviera.—Carmen, estoy de vuelta. Hay cosas que necesitas saber. &mdash
POV de AlejandroLa noche se había vuelto oscura y silenciosa, un manto de misterio cubría todo a nuestro alrededor. Caminábamos juntos, Carmen y yo, de la mano, mientras las sombras parecían alargarse y acercarse a nosotros. La sensación de inquietud era palpable, y podía ver la ansiedad en el rostro de Carmen. Sabía que el momento había llegado; tenía que enfrentarse a sus miedos.“¿Estás lista?” le pregunté, apretando su mano con suavidad.Ella respiró hondo, su mirada fija en el horizonte. “No sé, Alejandro. ¿Y si no puedo hacerlo? ¿Y si las sombras me atrapan de nuevo?”“Siempre estaré aquí contigo”, le aseguré. “No tienes que enfrentar esto sola. Juntos somos más fuertes.”Carmen asintió, y aunque su rostro mostraba dudas, la determinación come
POV de AlejandroEstaba sentada en nuestra habitación, en silencio, acariciando mi vientre mientras mi mente divagaba, perdida en pensamientos sobre el futuro. Desde que supe que estaba embarazada, mi vida había cambiado de una manera que jamás hubiera imaginado. Ahora tenía a alguien más a quien cuidar, a quien proteger. Sin embargo, estos últimos días habían sido complicados, y no podía evitar sentir que Alejandro se estaba alejando, atrapado en sus obligaciones, mientras yo enfrentaba mis propias ansiedades en soledad.Cuando escuché el llamado de Alejandro y vi su expresión al entrar en la habitación, supe que traía malas noticias. Ese leve fruncimiento en su ceño, la forma en que evitaba mirarme directamente a los ojos, eran señales que ya reconocía. Me tomé un segundo para respirar profundamente y prepararme para lo que sea que estuviera a punto
POV de CarmenSentada en la biblioteca, envolví mis brazos alrededor de mi vientre, como si pudiera protegerme del dolor que sentía en el corazón. No podía evitar preguntarme si yo era la única que percibía la magnitud de este momento, si para Alejandro el nacimiento de nuestro hijo era tan importante como lo era para mí. Con cada minuto que pasaba en soledad, los pensamientos de inseguridad y miedo se iban intensificando, y la herida de su decisión, de su aparente frialdad, se hacía cada vez más profunda.Era como si mi mundo y el suyo fueran dos universos completamente distintos. Para mí, este bebé era el comienzo de una nueva vida, un motivo de esperanza, una razón para seguir adelante y luchar. Pero para él… ¿Qué significaba realmente? Pensaba en todas las promesas que me había hecho, en las palabras dulces que me decía cuando todo er
POV de AlejandroLa idea de regresar a casa, de ver a Carmen y de enfrentar todo lo que había ocurrido en mi ausencia se había vuelto un peso constante. Cada llamada con ella durante mi viaje a Europa era una mezcla de distancia y culpa. Sabía que ella esperaba más de mí, que quería que comprendiera su situación y que estuviera allí para ella en cada momento, pero, al mismo tiempo, sentía que cumplir con este viaje y con las obligaciones que se habían acumulado era también parte de mi deber como padre, de construir un futuro para el hijo que venía en camino.Mientras revisaba documentos en mi oficina improvisada en el hotel, miré una foto de Carmen en la pantalla de mi teléfono. Su sonrisa, tan viva y llena de esperanza, parecía ahora lejana, casi como si perteneciera a otra época. Me preguntaba si alguna vez podría volver a verla sonreír de esa
POV de CarmenVolvía de mis paseos habituales, tratando de despejar la mente y calmar la inquietud que había sentido en mi interior desde hace semanas. Algo en mí estaba revuelto, como si una parte de mi ser quisiera despertar después de un largo letargo. Desde hacía tiempo, no lograba escuchar la voz de mi lobo, y el silencio se había convertido en un vacío difícil de ignorar. Sin embargo, esta vez, mientras atravesaba el bosque, una extraña sensación de familiaridad se apoderó de mí, como si algo, o alguien, estuviera a punto de revelarse.Mis pensamientos fueron interrumpidos al ver a una figura en la distancia. Al principio, creí que era algún desconocido perdido en el bosque, pero a medida que me acercaba, la silueta comenzó a tomar forma y, con cada paso, el reconocimiento me golpeó con más fuerza. Era él. Javier.Había cambi
POV de AlejandroDesde la mañana en que Carmen me dijo que iba a pasar el día en el bosque, una sensación de inquietud se apoderó de mí. La idea de que ella estuviera sola, lejos de mí, me hizo sentir una punzada en el pecho. Había pasado mucho tiempo desde que comenzamos nuestra relación, y aunque había luchado con mis instintos protectores, aún no podía evitar preocuparme por ella.Carmen había estado diferente últimamente, distante, como si algo en su mente la tuviera atrapada. Había hecho todo lo posible para ser un buen compañero, pero había momentos en los que me sentía completamente inútil. Al principio pensé que solo necesitaba tiempo a solas, pero a medida que pasaban los días, mi preocupación creció. ¿Por qué se alejaba de mí? ¿Qué estaba ocultando?Mientras me
POV de AlejandroLa tarde se convirtió en noche, y el sol se ocultó detrás de los edificios de la ciudad, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y violetas. Sentado en el borde del taller, observé cómo los últimos rayos de luz se desvanecían lentamente. La calidez de la tarde había sido reemplazada por un aire fresco que llenaba el espacio con un susurro de promesas y tensiones no resueltas. La lucha interna que había estado sintiendo por días me atormentaba: la sombra de Javier seguía acechando en cada rincón de mi mente.A pesar de que había hablado con Carmen sobre mis celos, la verdad era que no estaba listo para dejarlo ir. La idea de que su corazón pudiera pertenecer a otro me consumía. Tenía que enfrentar a Javier, no solo por mí, sino por Carmen. Necesitaba demostrarle que no solo era un hombre celoso, sino uno que lucharía por su