POV de AlejandroAquella tarde, mientras caminábamos de regreso al castillo, sentí que Carmen y yo habíamos cruzado una nueva frontera en nuestra relación. Había compartido mis temores y mi pasado con ella, algo que, por mucho tiempo, había mantenido oculto incluso de mí mismo. Pero lo que realmente me asombraba era su fortaleza, su capacidad de escuchar y de tratar de entender sin juzgarme. Me recordaba que el amor verdadero no solo se trata de momentos felices, sino de estar allí en las sombras, en los momentos oscuros y complicados.Pero sabía que, aunque habíamos dado un paso importante, todavía quedaba un largo camino por recorrer. Podía sentir en Carmen un reticente deseo de confiar plenamente, y al mismo tiempo una duda persistente que parecía imposible de borrar de un solo golpe. Y, en el fondo, yo sabía que había algo más profundo en juego: mi propia capacidad para perdonarme. A pesar de todo lo que habíamos hablado, aún cargaba con una culpa que ni siquiera había admitido co
POV de CarmenLos días en la villa habían sido como un sueño, una burbuja de paz y tranquilidad que nunca hubiera imaginado experimentar. Alejandro y yo habíamos encontrado una nueva armonía, una confianza que, aunque frágil, se iba fortaleciendo con cada palabra, cada gesto, cada mirada compartida. Las flores, que aún perfumaban el salón, eran un recordatorio de su deseo de empezar de nuevo y de lo mucho que estaba dispuesto a dar para que nuestra relación tuviera una oportunidad real.Pero algo en el ambiente de la villa también despertaba en mí una inquietud sutil, como si cada rincón de esta propiedad familiar guardara secretos que aún estaban por revelarse. Alejandro era un hombre reservado, y aunque habíamos avanzado mucho en nuestra relación, aún sentía que había partes de él que me eludían, que permanecían en sombras.Una tarde, mientras paseábamos por el campo cercano a la villa, sentí una necesidad urgente de hablar con él, de abrir una conversación sobre los miedos y dudas
POV de CarmenMientras el día iba llegando a su fin, los rayos del sol empezaban a desaparecer tras las montañas, dejando que la oscuridad cubriera la villa. Carmen y yo habíamos intercambiado palabras difíciles la noche anterior; aún sentía el peso de su desconfianza en mi pecho. Sabía que no sería sencillo recuperar su seguridad, especialmente después de ese incómodo encuentro con Lolly. Me esforzaba por mantener la calma, por apartar la confusión y la culpa, pero la mirada de Carmen se había clavado en mí, como un recordatorio de la verdad que, de alguna manera, había tratado de evitar.Decidí salir al aire fresco de la terraza para pensar. La brisa traía consigo un leve aroma a pino y tierra húmeda, y durante unos instantes me dejé llevar por la tranquilidad que ofrecía el paisaje. La villa era un lugar lleno de recuerdos, de un pasad
POV de CarmenLa noche había caído sobre la villa, envolviéndola en un manto de silencio y misterio. Miré hacia el fuego chisporroteante en la chimenea, sintiendo el calor en mi rostro, pero el frío en mi interior era difícil de disipar. Desde la llegada de Lolly, todo en mi relación con Alejandro parecía tener una nueva tensión. Él había intentado explicarme su historia juntos, y aunque sus palabras eran sinceras, sentía que solo había arañado la superficie de lo que realmente había sucedido entre ellos.El Alejandro que yo conocía y amaba había sido transparente conmigo desde el principio, al menos eso pensaba. Sin embargo, ahora, cada momento que habíamos pasado juntos parecía teñido con un matiz de duda. ¿Quién era realmente esta Lolly, y por qué me afectaba tanto su presencia? ¿Acaso era inseguridad
POV de CarmenObservaba cómo el atardecer teñía el cielo con pinceladas de naranja y rojo desde la ventana de la villa. La conversación con Lolly y Carmen había sido catártica. Nunca imaginé que un solo encuentro en el jardín desencadenaría una serie de emociones, recuerdos y, francamente, mucha culpa. Carmen había sido fuerte, había tenido paciencia conmigo, pero sentía que el tiempo que le había pedido estaba llegando a su fin. Si quería que nuestra relación prosperara, debía dejar el pasado atrás de una vez por todas.La figura de Lolly seguía apareciendo en mis pensamientos, no como una persona, sino como un recordatorio de quién solía ser. De joven, con la presión y las expectativas de mi familia, había buscado en ella una amistad que se había convertido en algo complicado. La realidad era que ella se hab&
POV de AlejandroVolver a la villa después de aquellos días de resolver problemas en la ciudad debería haberme dejado en paz, pero el viaje no hizo más que abrir viejas heridas. Los rumores, los rostros familiares en la ciudad, y aquella sombra constante que siempre parecía estar a punto de invadir mi vida con Carmen… Había vuelto con la mente llena de preguntas y temores que no quería que ella supiera.Cuando llegué a la villa esa tarde, Carmen me recibió con una sonrisa cálida, pero al ver mi expresión, su rostro reflejó preocupación. Decidí no darle detalles de lo que sucedió en la ciudad, así que fingí que todo estaba bien. Aun así, no podía negar que algo dentro de mí me inquietaba. Sentía que, a pesar de todos los esfuerzos, no lograría escapar del pasado tan fácilmente.---Esa noche
A medida que el sol se ocultaba tras las montañas, tiñendo el cielo de un profundo naranja y morado, sentí que el peso de la culpa me presionaba el pecho. Había pasado días atormentándome por el dilema de mi pasado y mi presente. La llegada de Lolly había sido un recordatorio cruel de que las sombras de lo que fui no se desvanecerían fácilmente, pero ahora, frente a Carmen, todo lo que quería era ser un hombre mejor, un hombre que mereciera su amor.El sonido del viento moviendo las hojas de los árboles me devolvió a la realidad. A mi alrededor, la villa parecía en calma, como si supiera que el verdadero conflicto se libraba dentro de mí. Carmen había estado distante desde nuestra última conversación. Cada vez que la veía, una parte de mí quería correr hacia ella, envolverla en mis brazos y prometerle que todo iba a estar bien. Pero otra
POV de CarmenLa tarde se deslizaba suavemente sobre el pueblo, envolviendo todo en una cálida luz dorada que apenas podía alegrar mi corazón. Caminaba junto a Alejandro, su mano entrelazada con la mía, pero la sensación de que el aire estaba cargado de tensión no podía ignorarse. La sombra de Lolly seguía acechando, una presencia constante que amenazaba con arruinar cualquier momento de paz que pudiéramos tener.“¿Qué piensas?” Alejandro preguntó, rompiendo el silencio. Su voz era suave, casi cautelosa.“Pienso en cómo hemos llegado hasta aquí”, respondí, sin mirarlo a los ojos. “Todo esto es... complicado.”“Complicado es un eufemismo”, dijo con una risa amarga, y supe que estaba lidiando con sus propios demonios. “Lo sé. Pero quiero luchar por nosotros, Carmen.”Detuve mis pas