—Entonces... ¿Qué nombre escogerás? —preguntó ella adormilada mientras L-05 le acarició el cabello con ternura.
El silencio los había envuelto y ella necesitó romperlo. —Tengo un libro de nombres, seguro que te gusta alguno -—acotó más emocionada—, voy por él. Pero antes de que pudiera levantarse de la cama L-05 la atrajo a su pecho arrancándole una risita de los labios. —No te alejes, no puedo dejarte ir, no ahora. Sus ojos se observaban fijamente mientras que él acariciaba su cabello. — ¿Qué nombre te gusta? —murmuró contra sus labios. —Yo... no puedo pensar si me miras así —rió encantada y él sonrió enseguida—, aunque siempre me ha gustado mucho el nombre de... Dierk. —Entonces Dierk será.*
A la mañana siguiente L-05 o ahora Dierk abrió los ojos y gruñó al no sentir, oler, ni ver a su compañera a su lado, su bestia rugió furiosa en su interior y cuando se levantó de la cama se encontraba convertido en una majestuosa pantera negra.
En esa forma se desplazó de la habitación siguiendo el aroma de su mujer calmando de apoco la furia que había comenzado a surgir, a medida que el aroma se hacía más fuerte fue relajándose. Al llegar a la cocina la escuchó tararear una dulce melodía a la vez que se movía de un lado a otro por la habitación, Catarina sintió la mirada en su espalda y cuando volteó fue inevitable que soltara un grito, nunca lo había visto en su forma animal y era entendible. Ya que no quería asustarla Dierk se convirtió en humano ante sus ojos. Ella lo miró perpleja no obstante después dejó escapar el aire contenido mediante un suspiro. -—Pensé que se había metido una pantera a la casa e iba a morir lenta y dolorosamente... Se calló abruptamente al contemplar la desnudes de su hombre en medio de la cocina. Dierk era dos metros de pura tentación, lentamente esbozó una sonrisa pícara y dejó a un lado el paño de cocina. Al igual que los de ella los ojos de él la miraban con una promesa clara directamente desde sus pensamientos más sórdidos y antes de que Cat pestañara dos veces ya lo tenía al frente de ella atrapándola contra el mesón a sus espaldas. Cat no ocultó su sorpresa pero cuando Dierk la besó todo quedó en el olvido. —Seguro que te haré morir lenta y dolorosamente gatita, pero no de esa forma, sino entre mis brazos -dijo él con chulería. Ella arqueó una ceja antes de soltar una carcajada. —Dios, ¿Qué te he hecho? Aprendes muy de prisa. En el momento en el que se vio atrapada por sus fuertes brazos apretó los suyos alrededor de su cuello pero enseguida notó que algo iba mal, se lo dictaba el matiz extraño que habían adquirido los ojos de Dierk, en ellos pudo encontrar angustia, temor y quizás también dolor algo que la removía desde lo más profundo. El dolor de Dierk era el suyo propio, ambos eran uno mismo. —¿Qué sucede? Ante su pregunta él arrugó el ceño y frunció sus labios, parecía querer negar lo innegable para que ella estuviera tranquila pero cuando trató de alejarse Cat lo sostuvo con fuerza. —No te vayas, dime que va mal y lo solucionaremos. Después de un titubeo él suspiró y su cara de derrota la puso aún más en alerta. Dierk parecía desanimado por algo y ella no permitiría que siguiera de esa forma. Tomó su cabeza entre sus manos e hizo que sus ojos se miraran fijamente tratando de que él no escondiera la verdad. —Dímelo Dierk —susurró sobre sus labios pero ninguno de los dos se movió. Estaban parados frente a frente mientras sus ojos susurraban todo lo que sentían el uno por el otro. —Siento que estoy siendo muy egoísta, te tengo y eso es lo único que he anhelado en mi vida pero a veces pienso que no te merezco Catarina yo... no puedo darte cachorros, y sé que es lo que siempre has soñado, casarte y tener tu propia familia pero si estás conmigo nunca obtendrás eso que tanto deseas, nunca podrás ser madre si sigues conmigo, los cambiaformas somos híbridos incapaces de reproducirnos. Por un momento ella se quedó en silencio como si analizara sus palabras aunque conociera perfectamente lo que él decía. Cat lo soltó dándole la espalda y Dierk sintió un extraño dolor en su pecho. Si ella lo dejaba... Se lo merecía, después de todo si no podía hacerla feliz completamente de qué le serviría estar con ella. Su Cat debía tener todo lo que quisiera y él se encargaría de ello... aunque no estuviera a su lado. —No sé si está bien que estemos juntos -murmuró con el corazón doliendo cada vez más. —¿Crees que yo no he pensado en ello Dierk? ¿Crees que te he traído a casa conmigo para después echarte por no poderme dar hijos? Ella se giró con el ceño fruncido en cólera y de repente él se sintió confundido incapaz de responderle. —¡¿Piensas que soy una niña que no sabe tomar sus decisiones?! ¡He esperado por ti panto tiempo que no veía la hora de poder estar juntos y tú crees que por el hecho de que no puedas darme un niño voy a dejar de amarte! Eso es que no me conoces -murmuró por último causando un sentimiento de desasosiego y desesperación en él. Catarina caminó en dirección a la puerta y casi juró que su corazón se detuvo. Dierk no supo qué hacer para remediar su rabia pero lo que si sabía es que no la dejaría marchar. A grandes zancadas la alcanzó tomándola de la mano la giró hasta que chocó contra su pecho cálido y duro. No necesitaron palabras porque sus ojos tenían un mismo lenguaje. —No quiero hacerte daño —susurró aferrándose a su cuerpo. —Y yo no quiero que decidas por mí, tu eres mi felicidad y si no podemos tener niños entonces adoptaremos pero ahora no es tiempo de pensar en ello somos jóvenes aún.Él no tuvo tiempo de responder cuando un grito los hizo sobresaltar.—¡Me quedé ciega! —chilló la mujer rubia.Ambos voltearon a verla en el umbral de la puerta tapando sus ojos justo al lado de A-96 quien la observaba divertido hasta que volvió su mirada a ellos.—Hombre, tapate.Dierk gruñó y rápidamente Catarina avergonzada tomó un cojín del comedor y se lo tendió a su compañero.—¡Maldita sea Catarina, más te vale que tengas una buena excusa para esto!A-96 entornó los ojos y una vez más Dierk gruñó antes de hablar.—No hay ninguna excusa rubia, lo que ves es lo que hay.—¡Espero que ya estés cubierto maldito sarnoso, porque cuando patee tu retaguardia no quiero que mi lindo pie toque tu asquerosa piel desnuda!A-96 rió mientras Catarina bufaba, definitivamente vivir bajo el mismo techo no iba a ser tan fácil como creía.Caminó hasta su tía impidiendo que Dierk pudiera explotar contra Eleni.—Vamos Eli, esperemos que Dierk se ponga ropa y hablaremos.Le lanzó una mirada amenazante
—Estoy segura que Leonardo no quiso decir eso Eleni. La rubia la miró furiosa apartando de un manotazo las lágrimas de sus ojos. —¡Me llamó psicópata, no lo defiendas! —Dijo que nuestra familia era psicópata, no tu. —¡Todos menos tú, querrás decir! —Recordó—, no me incluyó a mí, no voy a ir a un lugar donde me crean una psicópata. —No seas dramática Eli, piensa en tu seguridad. —Cat… —¡Si tú te quedas yo me quedo! —chilló como una niña sabiendo que su tía preferiría protegerla, siempre había sido de ese modo. —¡Catarina! —Te lo advierto, y no bromeo. Esta vez Eleni suspiró audiblemente. —Muy bien, pero yo no socializo, lo sabes. Inevitablemente Catarina sonrió y la abrazó con fuerza.* —¿Crees que estaremos bien? —preguntó Cat acariciando el brazo de Dierk quien la acunaba más cerca de él. Hacía dos días estaban en la manada que había formado Leonardo pero por alguna razón tenía un mal presentimiento. —¿Por qué preguntas eso? Claro que lo estaremos, siempre te mantendré
Pues solo así justificaba lo bien que se sentía estar entre los brazos de ese hombre y que además el mismo hubiera tomado la iniciativa de besarla.La ternura en el beso fue la causante de que sus ojos lagrimearan aún más cuando con besitos cortos recorría desde su barbilla hasta el terminar de su cuello robándole dulces gemidos que no pudo reprimir no obstante cuando se dio cuenta de lo que pasaba se apartó levemente de él hasta donde pudo, Leonardo no la dejó escapar de entre sus manos como ella creyó.—¿Qué haces A-96?Él esbozó una sonrisa que no auguraba nada bueno para ella por lo que tembló.—No dejar ir a mi compañera, eso hago.Enseguida ella comenzó a balbucear palabras inentendibles que ampliaron su sonrisa.—No lo entiendo, yo…—Tu lo eres, lo sabes, siempre lo has sabido. Desde la primera vez que nos vimos, ya no hay porque ocultarlo, el peligro pasó, no hay nada en este mundo que quiera más que a ti.Sus grandes manos acunaron su rostro y finalmente ella dejó deslizar po
Su voz ronca la hizo erizar pero fue peor cuando Leonardo cortó la lejanía chocando su pecho con el de ella.—¿Qué…?Su aliento se mezcló con el de ella y de un momento a otro su boca se enterró en el hueco de su garganta lamiendo su suave piel.—Yo mataría porque estés a salvo hermosa, te daré todo lo que quieras, aunque decidas no estar nunca conmigo.Ahora su lengua trazó un camino desde su cuello hasta el inicio de su pecho el cual se agitó en anticipación.Leonardo esperó a que ella se apartara pero contrario a eso alzó sus brazos apretando su cuello.Un rugido posesivo y de satisfacción estuvo a punto de salir de él sin embargo respiró profundo para no asustarla, eso era lo que menos quería.—No sabes cuantas veces he soñado con hacerte mía, hermosa.Eres mi perdición, por ti caminaría por las brazas del infierno, para verte feliz.Los labios de Eleni soltaron un gemido que lo hizo poner duro en cuestión de segundos, el animal dentro de él estaba inquieto, quería marcar a su com
Según el doctor Reynolds era porque la droga que les habían inyectado en los laboratorios seguía en ellos además de que la misma era transmitida a sus esposas mediante el semen y a sus hijos por la concepción natural.Su crecimiento parecía detenerse a los treinta años más o menos.—¿Cat? ¿Qué pasa? —preguntó Eleni viendo a su sobrina entrar con cara de pocos amigos a su casa.—¡Tienes que hacer algo!Eleni frunció el ceño confundida sin entender a qué se refería su dramática sobrina.—¿De qué hablas?—¡¿De qué hablo?! ¿Tienes alguna idea de lo sexy que es tu marido?Enseguida la fulminó con la mirada pero antes de que pudiera hablar Catarina lo hizo por ella.—¡Claro que lo sabes! ¡¿Adivina qué?! Gracias a tu obsesión enferma por tener niños, ese cambiaformas de león está pasando demasiado tiempo con esa mujer de dudosa reputación que además también es una cambiaformas de león, ¿Entiendes ahora? Si no haces algo, lo vas a perder…Ya no pudo entender nada más.En su cabeza las palabra
Muchas conjeturas comenzaron a girar en su cabeza volviéndola paranoica.A lo mejor él no se había separado de ella debido a que no quería lastimarla, sin embargo ella lo haría más fácil para los dos.Al llegar a casa lo hicieron en un silencio perturbador que más tarde ella se encargó de cortar con las palabras que Leonardo nunca creyó oír.—Leonardo, me voy.Este frunció el ceño enseguida antes de mirarla suplicante y arrodillarse frente a la silla donde estaba sentada.—¿De qué estás hablando? No entiendo, sé que…—No, no sabes nada —lo cortó Eleni con un nudo en la garganta—. Yo soy un estorbo para ti Leonardo, eres el líder de esta manada, necesitas un heredero y es obvio que yo nunca voy a poder dártelo, después de siete años no he podido tener hijos y…Él pareció querer decir algo pero lo calló, después de un par de segundos por fin volvió a abrir la boca y esta vez sí habló hecho una furia.—¡¿Y crees que estoy contigo solo por tener un cachorro?! ¡Me importas tú…!No obstante
LUNA DE HIELOHUNTERARGUMENTOPara Tabbitha Gallagher la libertad no es algo fácil de conseguir, desde pequeña tuvo que cuidar a su pequeña hermana y siempre luchó por mantenerla alejada del peligro, sin embargo, el destino hace de las suyas cuando por un accidente ambas terminan en L'enfer, la guarida de la más grande manada de cambiaformas en el mundo.Furiosa por estar en el lugar que menos quiere estar, Tabbee trata de escapar junto con su hermana sin saber que uno de esos hombres que tanto odia luchará contra todo por mantenerla junto a él porque desde que la vio lo supo, ella sería su mujer y nunca la dejaría escapar.CAPÍTULO 1Cuando despertó ninguno de sus pensamientos parecían estar en orden. Sin embargo de golpe todo volvió a ella de repente, de prisa abrió los ojos y buscó a su hermana aterrada, con rapidez se sentó en la cama de lo que parecía ser un cuarto de hospital entonces las maquinas a su alrededor comenzaron a sonar ocasionando que su dolor de cabeza se intensifi
Si bien era cierto que el silencio no era algo común en L’enfer el fuerte ruido sumándole los gruñidos habían llamado la atención de Chris quien comenzaba a acercarse hasta donde se encontraban los machos en un círculo.Pronto escuchó un fuerte gruñido seguido de un siseo, finalmente se abrió paso entre ellos entonces vio que Dav y Max sostenían a Damien mientras que Drew y Jay trataba de hacer lo mismo con Esteban.— ¿Qué pasa?Preguntó al chico a su lado quien resultó ser Alexander Christakis hijo de Leonardo Christakis fundador de la manada más peligrosa de Grecia, para todos era un misterio el porqué Alex había abandonado la manada de su padre si él era su único heredero y siguiente al mando una vez que su padre muriera, algunos incluso lo consideran un traidor y no entendían cómo es que su líder lo aceptó entre ellos.Él le dirigió una mirada burlona antes de volver su vista a los hombres que peleaban.— ¿Recuerdas la apuesta que hicimos hace poco?Chris alzó la ceja y le dio una